27 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: Petro se quitó la máscara


Por Gabriel Zapata Correa 

En un discurso, el más radical y sectario que ha pronunciado desde que asumió la presidencia de Colombia, el presidente Petro por fin desnudó sus verdaderas pretensiones dictatoriales y anunció que “Colombia tiene que ir a una Asamblea Nacional Constituyente”.

Desde Puerto Rellena, en Cali, donde se reunió con la minga indígena, el mandatario sorprendió a los colombianos con la siguiente afirmación:

“En mi gobierno los fusiles no van contra el pueblo, primero tendrán que ir contra el presidente. En mi gobierno estamos abiertos al diálogo sin ingenuidad, diálogo sí, con el pueblo en las calles. Si las instituciones que hoy tenemos no son capaces de estar a la altura de las reformas sociales que el pueblo a través de su voto ordenó, no es el pueblo el que se va derrotado, son las transformaciones de esas instituciones las que se tienen que hacer. No es el pueblo el que se va es la institución la que cambia, esa es la historia de la democracia y los pueblos libres y, por lo tanto, si esta posibilidad de un gobierno electo popularmente en medio de este estado no puede aplicar la Constitución, porque lo rodean para no aplicarla, entonces Colombia tiene que ir a una Asamblea Nacional Constituyente”, dijo.

Y luego se reafirmó: “El triunfo popular se respeta y la Asamblea Nacional Constituyente debe transformar las instituciones para que le obedezcan al pueblo su mandato de paz y justicia que es fácil de lograr en Colombia. Es el pueblo el que tiene la palabra, este presidente llegará hasta donde ustedes digan”.

Pero la verdad es que este anuncio del presidente no es una sorpresa. Su enfrentamiento con las instituciones como las altas cortes, la Fiscalía y la Procuraduría, y el desconocimiento pretencioso y soberbio de algunas de sus decisiones, le han dado al presidente un aire de dictadorzuelo barato, por cuanto es el modo de disfrazar su incapacidad gerencial y la de sus colaboradores para ejecutar el presupuesto que tienen en los bancos.

Pero aparte de la pésima ejecución de Petro como gobernante, igual le fue como alcalde de Bogotá, hemos afirmado en estas líneas que el principal problema del mandatario es la falta de credibilidad.

“¿Quién le cree a Petro que no se quedará en el 2026?”, titulamos la columna de hace ocho días, y lamentablemente no estábamos equivocados. Dijimos que “su última salida en falso, fue luego de las multitudinarias marchas en su contra del pasado 8 de marzo, cuando criticó a quienes se manifestaron contra su Gobierno en diferentes ciudades: “no quieren cambiar el país… Siempre habrá fuerzas que, saliendo de los privilegios, no quieren perderlos. Pero las fuerzas volcánicas de la sociedad colombiana indudablemente quieren una transformación de Colombia porque no se vive bien”.

“En el 2026 tenemos que volver a ganar”. Es indudable que Petro dejó en el aire la posibilidad de extender su mandato. Y por eso provocó una intensa polémica al referirse a la posibilidad de seguir en el poder para el próximo periodo presidencial. 

Ese mismo día en San Pablo, Nariño, el mandatario dejó dudas sobre sus posibilidades de salir de Palacio cuando se le acabe el mandato, y haciendo una alusión directa a sus opositores soltó esta frase: “¿Fuera Petro?”…  “Pues claro, ¿qué voy a salir del Palacio de Nariño? Si no me gusta ni cinco, ni más faltaba que me vaya de ahí”, continuó, diciendo en tono desafiante.

Y para enardecer a la gente que le escuchaba en la tarde del viernes en Puerto Rellena, dijo: “la orden de los funcionarios no es ser un burócrata preguntando al anterior gobierno qué es lo que se debe hacer con el dinero público es transformar el territorio; pero a cambio la transformación del país no le gusta a mucha gente que sí le gusta la sangre a ellos tenemos que derrotarlos que vienen por el gobierno, quieren derrotarnos con la violencia”.

Por último, volvió a acudir a uno de sus métodos populistas para incentivar su lucha de clases: “el método es organizarnos ante este monumento. Me comprometo a organizar a todo el suroccidente, las coordinadoras de fuerzas populares en cada municipio y a movilizar la población, 500 mil seres humanos del suroccidente para que se haga una movilización que haga que el cambio sea posible”.

Ahora, la discusión no se centra sobre los mecanismos constitucionales y las probabilidades de instalar en el país una Asamblea Nacional Constituyente. No. La gran realidad es que el mandatario quiere desconocer las instituciones, y lo viene haciendo. Y la gran demostración, es que a través de decretos continúa golpeando al sistema de salud. Como quien dice, a las buenas o a las malas. Porque definitivamente Petro ya se quitó la máscara.