15 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: A Petro le estorba la institucionalidad

Gabriel zapata

Por Gabriel Zapata Correa 

Si un animal tiene cabeza de iguana, camina como una iguana, tiene cola de una iguana, y la mueve como una iguana, pues sin lugar a dudas es una iguana…

Esta figura metafórica nos sirve para describir las ínfulas, los aires, el talante y tal vez el mensaje que está transmitiendo el presidente Petro de que le estorban las instituciones, y que, si pudiera, pasaría por encima de ellas.

Hay un episodio de gran actualidad. Con 72 votos a favor, 29 en contra y 7 abstenciones, el Pleno del Congreso de la República de Perú declaró persona “non grata” y expresó su rechazo al presidente colombiano Gustavo Petro, por sus “ofensivas” declaraciones contra la Policía Nacional de ese país (PNP), en el marco de las movilizaciones sociales en territorio nacional.

Petro cuestionó la actuación de las fuerzas del orden peruanas frente a las protestas sociales que se vienen registrando desde diciembre del año pasado en diversas regiones como Puno, Arequipa, Cusco, Lima, Tacna, entre otras.

“En Perú marchan como nazis contra su propio pueblo, rompiendo la Convención Americana de Derechos Humanos”, expresó Petro, en un discurso de la semana pasada durante la posesión de nuevos embajadores en Colombia.

Petro no ha querido reconocer la institucionalidad peruana, cuando el entonces presidente Pedro Castillo pretendió dar un golpe de estado, y no solo fue destituido por el Congreso, de acuerdo a las normas constitucionales de ese país, sino que lo detuvieron para que responda por unas investigaciones por corrupción. Para Petro la elección popular está por encima de cualquier norma constitucional.

¿No es este un aire dictatorial? ¿O Petro está de acuerdo con que Petro Castillo cerrara el congreso peruano? Parece que sí…

Pero hay más. A pocos minutos de que se conociera que la Corte Constitucional tumbó las facultades a la Procuraduría para destituir, suspender e inhabilitar a funcionarios de elección popular, pero sí para sancionarlos, el presidente Gustavo Petro comentó la decisión del tribunal advirtiendo que va a presentar un proyecto de ley para acatar la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

“Como lo hemos defendido Procuraduría, por ser autoridad administrativa no puede quitar derechos políticos, como lo prohíbe el art 23 de la Convención Americana que es parte de la Constitución. Lástima que Corte Constitucional restrinja esa prohibición solo a funcionarios elegidos”, escribió el presidente Petro en Twitter.

A continuación, el presidente también advirtió que lo contemplado en el artículo 23 de la convención debe ser acatado por el Estado colombiano, y de paso anuncia la presentación de un proyecto para reformar lo que no le gusta. Eso no es ni más ni menos que acomodar las normas a su antojo. Recuerden que recién llegado a Palacio, en uno de sus primeros trinos, dijo que las normas establecidas eran un obstáculo para sus pretensiones. A Petro le estorba la legalidad.

Está fresco aún en la memoria de los colombianos el episodio del presidente Petro, en su intentona de dejar en libertad a los protagonistas de los actos vandálicos de la Primera Línea, durante la protesta social del 2021, para cumplir una promesa hecha en campaña.

Si no es por el Fiscal General Francisco Barbosa y algunos jueces de la República que defendieron valientemente la Constitución del ministro de Justicia, Néstor Osuna y del presidente Petro, se la hubieran saltado sin reparo alguno.

Vale recordar aquella frase del presidente Petro, en el sentido de que es necesario eliminar una serie de crímenes, para que en el país haya menos delitos, y en consecuencia menos delincuentes.

¿Es tal vez esta la explicación para entender por qué en su propuesta de Paz Total no haya una delimitación clara entre los grupos criminales, y que estén en el mismo saco las disidencias de las Farc, los criminales del ELN, la II Marquetalia de Iván Márquez y tantos clanes que hay en diferentes regiones del país, y su intención de negociar con todos?

La fortaleza de un país son sus instituciones amparadas en la Constitución, la Carta Magna que todos debemos respetar, porque en ella reposan las bases sagradas de la democracia. Y estas son las que demuestra irrespetar el presidente Petro, inclusive en su mismo discurso que evidencia que continúa en campaña, como un pésimo ejemplo para una nación esperanzada en que la vaya bien, para que nos vaya bien a todos.

Pero si al presidente Petro le estorban y le incomodan las instituciones, vamos por muy mal camino, hacia el abismo.