28 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Segundas partes nunca fueron buenas 

Por Darío Ruiz 

Les reclamaba yo a los intelectuales de izquierda  que no estén acompañando a Petro en su hasta hoy desafortunado intento de instaurar un régimen  de cambio en Colombia, contando de salida que es necesario aclarar lo que significa hoy autoproclamarse como “intelectuales de izquierda” para cotejarla con nuestra visión de la política y de la cultura. 

Hasta hoy lo han hecho dogmáticamente sin escuchar las voces discrepantes con la arrogancia de quienes creen que ya están por encima de cualquier cuestionamiento ignorando las voces de quienes cuentan con los argumentos decisivos del pensamiento de la tradición humanista para saber diferenciar un propósito real de cambio, de vacuas asonadas raizales.

Volvamos a recordarles a Marx un pensador que citan pero que nunca leyeron: “La historia se da dos veces, la primera como tragedia y la segunda como una farsa”. Esta es pues una grave inconsecuencia como lo he dicho, el olvidar el materialismo científico para caer en el esperpento del populismo. Y perdonen que sea reiterativo, pero es que no dejo de recordar los nombres de intelectuales, de profesores que llegado un momento de su radicalización revolucionaria me negaron el saludo siguiendo el peor estalinismo y borraron mi nombre de la literatura colombiana en una demostración de lo que es un paredón simbólico. Adelantemos la cinta y situémonos en el presente ya que como señalaba en un artículo anterior, hasta el momento con Petro el  cambio ha  sido más vehemencia  verbal que propuestas reales  basadas en el respeto al país nacional; situación que al parecer ninguno de ellos(as) ha tenido en cuenta para hacer  sus aportes sobre una sociedad abierta, incorporando  la imagen de lo que llamaríamos el nuevo intelectual de izquierda bajo un diálogo histórico  así como, reitero, se dan los intelectuales maduristas, los analistas, escritores, res, científicos que aceptan como verdad incontrovertible aquello que su organización extremista les impone como dogma.

A causa de esta obediencia no vieron los Gulags de Jojoy, ni las cárceles cubanas o maduristas y en Colombia no quieren ver las matanzas del Cauca, de Nariño, de Arauca, los niños cortados a machete, las ofensas monstruosas a los indígenas. Reitero, repito ad puertas de la farsa totalitaria donde Maduro será “reelegido” y si queda aún en Colombia algún Partido democrático, algún intelectual libre es el momento de apoyar a María Corina Machado, obstinadamente con la fe de la libertad para que de manos del ELN, las Disidencias no se cierre el candado de la dictadura sobre el territorio colombiano, proyecto ya en marcha y la impunidad populista haga desaparecer la ley.  

Todo Partido político una vez instalado en el poder comienza inevitablemente un proceso de desgaste pero en el caso del M19, Comunes, Pacto Histórico nadie llegó a imaginar que este desgaste fuera tan rápido y tan a la vista cometiendo los pecados repudiados de la “maldita burguesía” como la mermelada o sobre todo la corrupción en los contratos de obras destinadas directamente a beneficiar a las comunidades pobres o imponiendo un modelo cultural totalitarista.

Enrique Kreuze, un intelectual odiado a morir por este extremismo, titula “Sexenio mortal” a un Informe sobre la presidencia de López Obrador donde más de 200.000 homicidios se han cometido bajo la cínica mirada de este demagogo, un país donde los feminicidios aumentan escandalosamente sin que ninguna autoridad los combata. ¿Cuántos homicidios han sido cometidos en Colombia desde que comenzó la vigencia de La Paz Total? ¿Cuántos niños han perdido la vida y cuántos han sido abusados? ¿Cuántas comunidades están huyendo aún desplazadas? 

El Tribunal Internacional de Justicia demostró en su momento que las infinitas atrocidades de los nazis son tan brutales como las infinitas atrocidades del comunismo.

P. D En la farsa criminal de Paz Total de Nariño: 5000 víctimas y 1.317 afectados.