Otro atropello a EPM 

Por Francisco L. Valderrama A. (foto) 

Cómo dicen los jóvenes hoy, qué mamera con los grupos políticos y económicos que se pelean a dentelladas el patrimonio público que nos pertenece a los ciudadanos.  

Si semejante bochorno los satisface, pues que lo hagan en los terrenos sucios en que se suelen mover, pero no con  EPM como campo de su repugnante pleito. Que se vayan para la puta mierda el GEA y sus bolsillos insaciables y Quintero y toda la fauna política, con su ausencia absoluta de escrúpulos y principios. 

A EPM la defienden sus usuarios y su invaluable recurso humano interno. Personas intachables, rectas y honorables como la doctora Mónica Ruiz no merecen el trato brindado hoy por directivos sacamicas que simplemente obedecen a un resentido mitómano como el señor Quintero, que no ha entendido que EPM es una entidad autónoma y descentralizada, de propiedad colectiva. 

Lo que este alcalde patán denuncia de otros – confundir ser administradores con ser dueños- es justamente lo que él hace con EPM.  

Una empresa es de los accionistas, que en el caso de EPM es la comunidad entera, y no del ocasional administrador. Eso vale para el GEA y para Quintero y similares. El problema en EPM no radica en los que desde adentro defienden la institución, su cultura y su rigor, sino en unos pocos advenedizos que llegan desde afuera, pisoteando la carrera y las ejecutorias de quienes han dejado su vida para consolidar este preciado patrimonio colectivo. Esos personajes oscuros e incompetentes, cuyo único mérito es su relación con el político de turno, son los que destruyen las instituciones, como han destruido el país.  

La dignidad reside en las personas y no en los cargos. La doctora Mónica Ruiz es mucho más digna que los que hoy la han atropellado. Esos sinvergüenzas pueden tener cargos de más jerarquía, pero jamás tendrán la estatura ética y profesional de la persona que hoy humillan.  

¿Saben ustedes señores peleadores lo que van a conseguir? Van a destruir a EPM.  

¡Por favor respeten la institución! Saquen de allí sus asquerosas manos.