26 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Los cóndores no se dejan enterrar

@eljodario6 

Por Mario Fernando Prado. . EL PAIS. Cali.  www.elpais.com.co/opinion/columnistas/mario-fernando-prado/los-condores-no-se-dejan-enterrar.html                         

Hace un poco más de 50 años, un mozalbete impertinente, irreverente contestatario y yo me mando, se fue a vivir a Pasto de profesor de Humanidades en la Universidad de Torobajo, luego de que su Universidad, la del Valle y de la que había sido monitor dos años antes, le sacara el cuerpo para contratarlo como docente como él lo hubiera deseado. 

Pero claro, para la del Valle en ese tiempo él era una piedra en el zapato, un volador sin palo, un tiro en el pie y logró deshacerse de quien hubiese seguido siendo un dolor de cabeza de marca mayor -sobra decir que, con el tiempo, su Universidad le rindió todos los honores y hasta publicó sus obras completas otorgándole un merecido Doctorado Honoris Causa en Literatura- 

Me imagino sus primeros días en esa gélida ciudad, ultragoda, cerrada y monacal tan distinta a su Tuluá y a Cali, ardientes y bulliciosas. Como para suicidarse, lo cual pensó en serio más de una vez. 

Empero, pudieron más su talento y su talante e inspirado por su soledad comenzó a mascullar una novela que relataría los cruentos años de la violencia en su pueblo, de la mano del maestro Ignacio Rodríguez Guerrero, en cuya biblioteca única encontró la documentación necesaria y a una persona amiga a quien le dedicó la que es hoy por hoy y desde hace cincuenta años, una de las novelas más emblemáticas de Latinoamérica. 

Ganadora en 1971 del Premio Manacor de Novela cuyo jurado presidía por esas calendas el Nobel Miguel Ángel Asturias y del que solo vino a saber semanas después, rápidamente se volvió un best seller por su narrativa y su mezcla de ficción y realidad, con un protagonista que aún se recuerda por su ambivalente condición de santurrón y asesino, un tal Juan María Lozano, quien junto con otros personajes de carne y hueso deambulan por esas páginas. Y es de anotar que no solo lleva docenas de ediciones (incluyendo las piratas, sino que además fue llevada al cine con un gran éxito de taquilla y hasta a Netflix hace poco. 

Pues bien, el autor de ‘Cóndores no entierran todos los días’, medio siglo después de la publicación de su novela más emblemática, ha decidido presentar una edición de lujo con un tiraje de pocos ejemplares y que, debido la pandemia, no pudo hacerle un lanzamiento muy a su estilo, pero que ha hecho llegar a sus amistades más cercanas. 

Su autor es el escritor vivo más importante del suroccidente colombiano. A sus escasos setenta y pucho de años continúa de manera incesante llenando cuartillas y cuartillas, opinando sagazmente, delatando, denunciando y a diario más de 300 mil personas recibimos sus crónicas picantes, atrevidas y originales, aunque también le queda tiempo para hablar con sus amigos mientras investiga y va puliendo la última novela con la que nos sorprenderá dentro de poco. 

Se me acabó el espacio y no he dicho de quien se trata: ni más ni menos que de Gustavo Álvarez Gardeazábal.