28 abril, 2024

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La educación superior en el nuevo contrato social para la educación de la Unesco 2021

Por Enrique E. Batista J., Ph. D. 

https://paideianueva.blogspot.com/

El Nuevo Contrato Social para la Educación de la UNESCO incluye consideraciones y propuestas para los procesos educativos en todos los niveles de la educación formal, la técnica laboral y la de adultos, letrados o no. Los procesos de aprendizaje son concebidos como un derecho, durante toda la vida en todas las comunidades alrededor del planeta.  Presento aquí algunas de las acotaciones principales en la propuesta de la UNESCO con respecto a la educación superior. 

En el Nuevo Contrato Social para la Educación se espera que las universidades y otras instituciones de educación superior, por su carácter creativo e innovador, se comprometan con el fortalecimiento de la educación como un bien común. A la vez, en lo que se refiere a los futuros de la educación (así, en plural), les corresponde abordar los procesos formativos, el diseño y el impulso de estrategias para mitigar los efectos del cambio climático y la desestabilización de los ecosistemas que, entre muchos otros, afectan a la educación tal como ocurre con la restricción que los desastres naturales causan en el acceso y permanencia en los estudios, el desplazamiento poblacional y  el deterioro de instalaciones físicas y medios educativos. No podrá existir una propuesta formativa en las instituciones de educación superior que ignore las inmensas presiones que sobre el bienestar general y la salud del planeta ejerce el cambio climático. 

Presenta el Contrato una consideración sobre el futuro cambiante de las credenciales (insignias digitales, microtítulos y microcredenciales, entre otras); credenciales que se consideran una intersección entre el mercado laboral y la educación.  Se invoca en la propuesta el derecho que tienen las personas para que sus aprendizajes sean reconocidos y validados, aun si provienen de ambientes educativos no formales e informales.  Pero las credenciales, focalizadas sólo en la cualificación laboral, son insuficientes. Se resalta que «aunque es importante pensar sobre los resultados no debemos perder de vista que los procesos e interacciones sociales están en el corazón de la educación… las cualificaciones son  siempre solo «sustitutos» de lo que alguien puede hacer y trabajar». (Anoto: Lo cual llama la atención sobre el sesgo unilateral que se busca imponer con los llamados «resultados de aprendizaje» y los «marcos de cualificaciones»). 

A medida que el mundo del trabajo cambia, se precisan más investigaciones sobre cómo las personas se pueden mover entre ocupaciones relacionadas, así como sobre la decisión de cuáles deben ser identificadas y desarrolladas. La educación y los modos de formación necesitan esta información para poder ofrecer opciones relevantes para el mundo del trabajo y la sociedad en general; por ello, las instituciones de educación superior necesitan tener una mirada más hacia el futuro y ser más progresista en sus enfoques de cualificación y en sus currículos. 

En ese contexto, se observa la necesaria renovación de los fines de la educación superior que, en su alcance y producción de conocimientos, han sido descuidados en décadas recientes debido a la manera como ella es organizada, acreditada y financiada. Consideración especial merece el hecho de que los profesores son evaluados y promovidos en su salario principalmente por su productividad,  con exclusión de la contribución que hacen a la enseñanza, tutorías, apoyo académico a los alumnos y en el impulso a relaciones  colaborativas con la sociedad. Valores como el respeto, la empatía, la igualdad y solidaridad deberán estar en el centro de sus fines. Su trabajo será socialmente más relevante con el fomento a la apreciación de la diversidad cultural, el compromiso con la defensa de los derechos humanos y la eliminación de toda forma de discriminación, configurando logros vitales sobre cómo alcanzar que los estudiantes sean mejores ciudadanos con alta conciencia ambiental. 

La pedagogía la han enviado muchas universidades al cuarto de atrás, lo que ha abierto las puertas para que las tareas de enseñanza se deleguen a otras instituciones o a centros especiales equipados con sofisticadas tecnologías de inteligencia artificial. La educación técnica y vocacional está en el otro extremo, en donde la enseñanza se limita, con frecuencia, a entrenamiento y aprendizaje de técnicas; las consideraciones sociales, éticas y preguntas conceptuales más profundas se quedan fuera de su ámbito. Para mover a la pedagogía, al frente de su cotidiano accionar, es necesario valorar el trabajo de enseñanza del profesor y apoyar su crecimiento pedagógico. Se precisa, así mismo, una fuerte conexión con la educación primaria y secundaria, apoyando a esos niveles con estrategias pedagógicas innovadoras que vayan más allá del dictado y del modelo pasivo de transmisión.  

Con la mirada en el año 2050, se sugieren cuatro principios curriculares para poner en ejecución el diálogo para el nuevo Contrato propuesto: 1. El currículo enfatizará el aprendizaje, ecológico, cultural e interdisciplinario, favoreciendo la habilidad de las personas para acceder y producir conocimientos, para ser creativos y críticos con habilidades para cuestionar gustos e intereses particulares. 2.  La crisis ecológica requiere reorientar el lugar de los humanos en el mundo, formando en la habilidad para vivir de manera respetuosa y responsable con el planeta. 3. La diseminación de información debe ser acompañada de alfabetización científica, digital y humanística. 4. Los derechos humanos y la participación democrática serán los bloques sobre los que se apoyará el aprendizaje para transformar a las personas y al mundo.  

Las universidades también tendrán un   vínculo íntimo con la profesión de los maestros y su nueva configuración institucional, deben ejemplificar esta conexión con la colaboración entre escuelas, maestros y universidades, tanto en la formación inicial de ellos como en su cualificación permanente posterior. El desarrollo pedagógico de la enseñanza en la educación superior requiere también transformación en la cual «la pedagogía de la solidaridad» y la cooperación es tan crucial como lo es en la enseñanza de niños y adolescentes. «Cualquiera consideración acerca de las funciones de la educación superior no puede omitir las inescapables conexiones con la educación primaria y secundaria, así como con el aprendizaje de los adultos y la educación o formal». 

La investigación universitaria para el «conocimiento común abierto», y desarrollado para el bien de todos, debe ser reconocida como uno de los activos mejor identificadores de la educación superior. Corresponde a las universidades priorizar nuevas posibilidades, lo cual empieza con el reconocimiento de que existen múltiple formas de conocimiento y un más amplio uso de diferentes lenguajes, asegurando inclusividad y diversidad y de que es su deber promover la capacidad productiva de las personas, el efectivo funcionamiento de  la sociedad de aprendizaje  y la cooperación entre varios sectores  de las comunidades.   

Acorde con la propuesta del nuevo Contrato, la educación superior apoyará diversos enfoques para acceder al conocimiento, superando su ambigua diversidad epistémica que la ha llevado a desarrollar modos particulares de organizar, validar y legitimar ciertas maneras de producción de conocimientos. Es ahí donde, en general, la publicación académica no recompensa la diversidad intercultural y epistémica. A los investigadores, universidades e instituciones de investigación científica les corresponde examinar los supuestos metodológicos y enfoques empleados, además de reconocer que las escuelas, los maestros, los movimientos sociales y de juventudes, así como las comunidades, son fuentes vitales de información y de conocimientos, los cuales deberán ser reconocidos como tales por los investigadores.  

Las universidades y las instituciones de investigación y sus asociados son llamadas a una especial focalización en la investigación y de la innovación para apoyar la renovación   de la educación como un bien común y la construcción conjunta de un Nuevo Pacto Social para la Educación. Este renacimiento requiere cambios yrevitalización de la misión de las universidades «hacia la generación de un conocimiento común abierto y asequible y la educación de una nueva generación de investigadores y profesionales comprometidos con el avance del conocimiento para beneficio de ellos y de la humanidad». Un programa mundial y colectivo de investigación por los futuros de la educación se debe centrar en el derecho a la educación para todos a lo largo y ancho de toda la vida, a la vez que anticipará disrupciones futuras 

Para los futuros de la educación, con la mira puesta en el 2050, la propuesta del Nuevo Contrato Social para la Educación tiene cuatro prioridades con relación a la investigación y la innovación: 1. El programa de investigación debe centrarse en el derecho a la educación para todos y explorar disrupciones y cambios futuros. 2. El conocimiento, los datos y evidencias para los futuros de la educación serán inclusivos y se basarán en diversas fuentes y modos de conocer. 3. La innovación en educación reflejará un rango más amplio de posibilidades dados los diferentes lugares y contextos. 4. La investigación debe ser impulsada con todos los implicados; la investigación y el conocimiento sobre los futuros de la educación empiezan con los que hacen los maestros en su trabajo, en especial con las experiencias de «pedagogía transformativa» que ya practican muchos de ellos.