26 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crónica # 84 del maestro Gardeazabal: Rebelión o cansancio

@eljodario 

Abundan por las redes desde el 31 de diciembre los videos y las fotografías de las multitudes celebrando a escondidas o en barriadas enteras el año nuevo en Australia o en Florida, (Valle), en Londres y en Barcelona, en Alemania y en Polonia, en Estados Unidos y Argentina. Hasta en Wuhan. Y todos ellos en gran algarabía, sin distancia social y sin mascarilla. 

Parecería entonces que los llamamientos al orden ciudadano son letra muerta. Que las explicaciones del avance de la peste si no se guardan las medidas que hasta ahora han sido impuestas y parecen no haber funcionado totalmente, las oyen como si estuviera lloviendo. Que los decretos de toque de queda ya no conllevan mando ni generan obediencia. 

El mundo, entonces, tiene cara de cansado y ha preferido volver culpable de la peste a la policía que reprime, al gobierno que compra las vacunas, al que las pone al mercado sin los mínimos exámenes de comprobación, al médico que deja llegar al paciente a la UCI para que se muera. Como ya no se cree en dioses ni en santos milagrosos, se palpa un espíritu latente de rebelión cuando la peste en vez de disminuir arrecia. 

En Colombia hemos estado rondando desde hace una semana otra vez los 300 muertos diarios y cada vez hay más infectados, pero también hay más curados, aunque no se dice cómo porque lo prohíbe el dizque muy popular ministro de salud. Sin embargo, dado que Radio Bemba es superior al magazín de tv de las 6 de la tarde, se ha logrado pasar la voz que el covid se puede atajar si se le bombardea durante los cinco primeros días de síntomas con un coctel de medicamentos, como lo han ido comprobando exitosa mente en la Unidad de Investigaciones de Ciencias Básicas de la Universidad del Valle. 

Las tales evidentes curaciones no significan empero que la enfermedad haya sido derrotada ni que estemos avanzando construyendo una muralla con las vacunas. La falta de sinceridad de quienes dan las órdenes, las sospechas cada vez más crecientes de que existe una confabulación de farmacéuticas para hacer el gran negocio con la venta de 8 mil millones de dosis de vacunas y que por eso es el afán o el desdén de no promulgar un medicamento que corte de raíz el avance del covid  puesto que de encontrarse  solo sería para  los 100 millones de infectados, hace pensar sobre la perversidad económica que rige el mundo de la salud. 

Y, es en ese momento, cuando hasta el más ingenuo parece entender que los jolgorios de fin de año registrados contra el confinamiento y las medidas medioevales son repetición, aunque mínima de la expresión más tradicional que ha tenido el mundo: la de rebelarse contra la injusticia.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal