26 abril, 2024

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Crónica # 233 del maestro Gardeazábal: Cali zozobra y Bogotá perturbada

@eljodario 

Lo peor que le puede haber pasado a Colombia como consecuencia del dañino paro de 45 días no es que el Invias haya descuidado hasta arruinar las carreteras por donde desviaron el tráfico cuando había que escapar de las barricadas. Lo más grave es que en ciudades como Cali y Bogotá la sensación de incertidumbre quedó latente con los días y la falta de gobierno y la incomunicación de los alcaldes de las dos ciudades con el despistado gobernante de la Casa de Nariño, lleva a resaltar un malestar que muchos han pretendido hacer creer que no es la expresión de una profunda crisis para no tener que abordarla de otra manera distinta a sus códigos desfasados.  

El hecho de que en Cali sean diarios los bloqueos intermitentes en sus vías, que los jóvenes, encapuchados o no, coloquen una cinta amarilla y cobren pingües peajes o desvíen el tráfico, ha convertido a los caleños en ciudadanos desconfiados que saben cuándo salen de su casa, pero no tienen nada seguro sobre su regreso. Hay zonas específicas como Meléndez o Puerto Madera o las calles cercanas al Metropolitano del Norte donde más se han evidenciado  lo que unos llaman un desorden ciudadano, otros un desgobierno estandarizado y los más benévolos unas patadas de ahogado de quienes montaron las Primeras Líneas y la Resistencia. En Bogotá el asunto no es distinto en determinas zonas de Bosa o de Usme y la incapacidad creciente de la alcaldesa para mantener un rumbo constante que garantice la seguridad la ha hecho perder no solo popularidad sino confianza como gobernante. Sus estridentes salidas de antaño ya ni se le sienten o tal vez no las volvió a usar.  

El alcalde de Cali anda en peores. Terminó siendo otro malquerido como Claudia López en Bogotá. Al de Cali ya no lo apoyan ni la izquierda ni la derecha ni la oligarquía ni el populacho, todos denigran de su gestión y dan paso a cualquier clase de cábalas sobre lo que la Procuraduría puede hacer para suspenderlo. 

A la alcaldesa de Bogotá el desorden en que la ciudad quedó después del paro le arrebató el bastón de mando y así haga esfuerzos por explicar el contenido de sus contradictorias medidas, nadie parece entenderla ni mucho menos explicar por qué tiene a la capital en total perturbación. Por supuesto Cali y Bogotá son los que pierden, pero Duque se blinda porque mientras más lejos esté de ayudarles, más se aleja del juicio negativo de la opinión pública sobre su gestión y poco a poco abre paso a la tesis de que malo y todo fue sin embargo capaz de hacer nombrar Fiscal, Procurador, Contralor, Registrador de su bolsillo y convertir en obedientes alfiles a los congresistas mientras le limpia con ellos el camino al oculto candidato de sus preferencias para sucederlo.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.