Por Ramón Elejalde Arbeláez
En tan poco tiempo es difícil una evaluación objetiva del Gobierno y de la oposición y diría que intentarlo con objetividad, en medio de tanta polarización, es casi un ejercicio de equilibristas. No obstante, como sano adiestramiento de un opinador público, es necesario intentarlo. Eso haré en este escrito.
El Gobierno ha sido prudente en sus propuestas transformadoras, no ha tomado a la opinión pública por sorpresa con ideas distintas a las prometidas en campaña. Tampoco ha pretendido atropellar al legislador con todo lo que prometió. Ha demostrado capacidad de diálogo, aún con sus más enconados adversarios, como el caso de tierras con el señor José Félix Lafaurie y el gremio ganadero. Ha ejercido un positivo liderazgo en América Latina y su presencia en el concierto mundial es visible y encomiable. Con los Estados Unidos ha sido respetuoso y sincero. A la oposición, casi toda empotrada en los grandes medios de comunicación, le ha dado un trato respetuoso. Por parte alguna se observa en Gustavo Petro y su Gobierno un ánimo revanchista, politiquero o pendenciero. No aparecen en sus actos de gobierno las supuestas posiciones comunistas que sus opositores le endilgaron. Indudablemente que el corte ideológico de Petro y su gente, es el de un puro liberalismo socialdemócrata.
El anuncio de reformas para meses venideros puede tener a mucha gente escéptica, pero la verdad es que transformaciones tan profundas como las anunciadas, requieren un espacio de estudio y análisis por parte de los partidos políticos y la opinión pública y luego por el Congreso de la República, si se quiere acertar en el resultado final.
Creo pues que el presidente Petro Urrego va lento y prudente, pero con paso firme.
La oposición al Gobierno presenta dos frentes: Uno radical, irreflexivo, cerrero, plagado de información falsa o exagerada y en ocasiones ofensivo, que dirigen María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, Paola Holguín, Miguel Uribe, Enrique Gómez Martínez y Federico Gutiérrez y otro frente reflexivo, serio, ponderado, constructivo que lo dirige el expresidente Álvaro Uribe. No sabemos si esta división en las formas de lucha es calculada o se trata de reales posiciones ideológicas, lo cierto es que hoy se ve una oposición fraccionada por su forma de proceder y las armas que utiliza, que seguramente cobrará réditos al final de la jornada.
Con alborozo es necesario celebrar que contemos con un gobierno respetuoso de la oposición y una oposición haciendo propuestas, por lo menos la que orienta el doctor Uribe Vélez. Eso garantiza un gobierno propositivo y la existencia de opciones de poder para que el pueblo en un futuro pueda escoger lo que considere la mejor propuesta.
En verdad es poco tiempo para evaluar, pero por lo menos el arranque ha sido positivo y augura buenos resultados.
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