26 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

¿Y la vacuna contra la cultura de la ilegalidad?

Por Lina García Gañan 

@LinaGarciaGanan 

Causa indignación las noticias que hemos venido escuchando acerca de los colados durante la aplicación de la vacuna o incluso de unos particulares que supuestamente están vendiendo dosis, sin embargo, pienso que esto es apenas un síntoma de un mal mucho mayor que aqueja a nuestra sociedad: la cultura de la ilegalidad.  

La cultura de la ilegalidad está presente cuando alguien intenta sobornar a un agente de tránsito para que no lo multe, cuando construimos edificaciones sin toda la norma técnica, y que en Medellín esto ha traído consecuencias trágicas y dolorosas; cuando se hacen negocios ficticios para revender boletas a un precio más alto, cuando nos colamos en la fila del banco, o cuando grandes empresas crean carteles para manejar precios ficticios en detrimento del bolsillo de la ciudadanía.  

Vemos estos casos como titulares del momento y la indignación nace cada tanto en reacción a estos hechos, pero ¿qué estamos haciendo o qué podemos hacer como sociedad para evitar que esto siga ocurriendo?  

Ese amor al dinero fácil y la noción de que no existen consecuencias son los principales motivos por los que se ha perpetuado esta cultura de la ilegalidad, por lo que debe existir una justicia mucho más eficaz y rápida, porque cuando un acto ilegal no es castigado, termina convirtiéndose en ejemplo para otros que se pueden ver tentados a hacerle trampa a la legalidad y a la sociedad.  

Pero un funcionamiento más eficaz y eficiente de la justicia no es lo único, sino que la sociedad hoy en día está bombardeada con mensajes negativos, en el que un acto ilegal termina siendo celebrado o incluso difundido en la cultura popular como muestra de viveza. Esto no puede seguir así por el simple hecho de que se está germinando una verdadera pandemia que nos puede llevar a una debacle social.  

Es vital que el Estado y los gobiernos locales entiendan la enorme responsabilidad que tienen para contrastar estos mensajes negativos, para generar hechos contundentes que le hagan entender al ciudadano de a pie la importancia de no ceder ante la ilegalidad, pero no únicamente basados en el factor coercitivo sino incluso en el refuerzo positivo.  

Como abogada y concejal de Medellín, me pregunto ¿Cuándo llegará la vacuna contra la cultura de la ilegalidad? ¿Qué se está haciendo y más importante, en qué podemos contribuir para que este mal concluya?  

Decía Mahatma Gandhi: “Se el cambio que quieres ver en el mundo”, y aunque una golondrina no hace verano, quisiera que cada ciudadano en Medellín se convirtiera en portavoz de la legalidad por voluntad y convencimiento propio, y que frente a titulares que causan indignación, superemos el hecho para llegar a la raíz, evaluarnos como sociedad, y tomar los correctivos.