6 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: ¿Dónde está la fuerza política de Fico? 

Gabriel zapata

Por Gabriel Zapata Correa 

Los que somos moderadamente optimistas en el presente y en el futuro del país recibimos con respeto y tranquilidad los resultados de las encuestas. Lo peor que puede hacer cualquier político es ponerse a pelear con las encuestas o a buscar justificaciones a unos resultados que, como dicen siempre los más respetados analistas, significan la foto del momento, y sobre los cuales los mismos encuestados piensan en el momento de las preguntas, quién podría ganar en el futuro. 

Esto no quiere decir que los resultados de las encuestas se deban subestimar. Sería un error imperdonable, máxime si esos números coinciden con otras encuestas. 

De todas maneras, me parece prudente y discreta la reacción del candidato Federico Gutiérrez, a quien yo he considerado desde antes de las consultas como el aspirante que más tranquilidad les transmite a los colombianos, no solo por el respeto a la institucionalidad, sino por las propuestas en distintos frentes que garantizan seguridad jurídica en temas como la economía y a inversión social. Y me gusta su reacción, repito, porque con base en toda la franja que le conceden las encuestas para hacerse conocer a nivel nacional, comprende que la lucha no está en salir a cazar peleas personalistas como lo viene haciendo el exgobernador y exalcalde Sergio Fajardo en su desespero por salir del dígito con que los potenciales electores le castigan su mediocridad en las encuestas, sino en la necesidad de hacer conocer sus propuestas. 

Ha interpretado bien Federico Gutiérrez el momento de la campaña, para no dejarse llevar al terreno de las ofensas personales, donde se ha perdido el respeto y se ha convertido la controversia en un intercambio de ataques bajos que no le aportan nada al debate. 

Vale anotar, en este aspecto, que es tal el nivel de irresponsabilidad a que han llegado algunos de los protagonistas que rodean a los aspirantes presidenciales, que el senador Armando Benedetti, quien tiene cuentas pendientes con la Corte Suprema de Justicia, se atrevió a lanzar el siguiente trino: “Aquí lo único que puede evitar que Petro se posesione como presidente es un crimen o un “accidente aéreo”. 

Hay que sacar la campaña de estos niveles de agresividad, y llevarla a los terrenos de la sensatez, donde la democracia ofrece todas las garantías para todos los aspirantes. En este aspecto, insisto, el aspirante Federico Gutiérrez no debe perder su rumbo, porque, además, está demostrando entereza, integridad y respeto por sus rivales. 

Sin embargo, hay un tema de su campaña en el cual deben reflexionar sus asesores y el mismo candidato. Es imposible que un candidato gane unas elecciones sin respaldo político, sin apoyo de los partidos, y sin el concurso de sus líderes, quienes tienen la fuerza necesaria en las regiones. Y nadie puede negar la fuerza en las regiones representada en los diputados, representantes y senadores. 

¿Quién ha dicho que recibir el apoyo de los diputados, representantes y senadores es corrupción? ¿Y quién dijo que todos los diputados y todos los congresistas son bandidos? ¿Y quién dijo, como lo considera el otro candidato Sergio Fajardo, que todos los políticos “son ratas de alcantarilla?” ¿Entonces qué decir de los congresistas que tienen cuentas pendientes con la justicia, para ser más concretos en la Corte, y que trinan y truenan en la campaña de Petro?  

Como dice el expresidente César Gaviria, coaliciones, alianzas y maquinarias no son sinónimo de corrupción. Así se hace la política, aquí y en todos los países del mundo. 

Los partidos políticos históricamente han sido el sustento de la democracia, y no veo por qué no estén liderando la campaña de Federico Gutiérrez, si algunos de sus partidos ya definieron que van con el candidato. 

El reto de llevar a Federico Gutiérrez a la presidencia, ante el riesgo y la amenaza latente que significan el aspirante de la incertidumbre es muy grande. Y el compromiso debe ser de todos. 

Por eso es necesario que los políticos de carne y hueso, que están conectados con las comunidades, con las regiones, con la calle, se pongan la camiseta de Fico y salgan con él a recorrer el país. 

Fico los necesita.