Siempre pidió que «no se diera lora con su muerte», pero cómo no hacerlo.
Su vida marcó parte de la historia de la radio en Colombia y la de quienes lo conocimos y la compartimos.
Era comunicador social y periodista de la UPB.
Su nombre está ligado a lo que denominan los años dorados de la radio en Antioquia que iniciaron con la radio novela «El Derecho de Nacer» del cubano Félix Caignet, de la cual Jorge Eliécer fue el libretista, narrador y director.
Su sentido social del ejercicio del periodismo quedó demostrado durante los años que realizó en la cadena Todelar el programa «Lo bueno, lo malo y lo feo».
Lo había oído y admirado, pero tuve la oportunidad de conocerlo, compartir y hacernos amigos a comienzos de la década de los 80 cuando leía el noticiero de Radio Sutatenza, apenas iniciando mi vida profesional.
De esa época recuerdo sus enseñanzas, pues era un purista del lenguaje y sufría por la mala redacción y faltas de ortografía de sus colegas periodistas.
A Jorge también se le recuerda como la voz institucional de muchas campañas publicitarias, menester al cual se dedicó tras el utoexilio de la radio, luego de ver la degradación del medio.
En sus últimos años, anticipándose al olvido que seremos, optó por aislarse del mundo, manteniendo contacto con unos pocos amigos y dedicado a una vida contemplativa en su refugio de Belén Aguas Frías.
Está semana Jorge se despidió del mundo de forma callada y sin aspavientos, sin pretensiones, sin esperar reconocimientos u homenajes, como deseaba.
Buen viaje.
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