27 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Responsabilidad SOCIAL

(Basado en hechos reales) 

Por Catalina López 

Es un tema que en Medellín se respira en todas las casas y colegios desde que uno está pequeño. 

Siempre hay un familiar que es voluntario aquí, otro que dona en aquella causa, uno más que pertenece o asesora ad honorem a una junta, un grupo que recoge ayudas para una emergencia, un amigo que lo lleva a uno a pintar casas un fin de semana, un club en el colegio donde estudiamos que se dedica a alfabetizar, un amigo que entrena a niños en fútbol, otro que tiene una fábrica de confecciones y dona los uniformes, unas amigas que llaman para buscar ayudas escolares a niños de zonas vulnerables, una empresa que dedica parte de sus ganancias a un fondo de educación para los hijos de las personas que trabajan allí, otra que asesora un proyecto de construcción, una decena de empresas que aportan a un proyecto educativo, otra que crea un programa que enseña el cuidado del cuerpo, una pequeña panadería que dona parte de su producto todos los viernes, un grupo empresarial que financia una fundación, la dueña de una tienda que pone una alcancía para recoger dinero a beneficio de una causa, alguien que organiza un coro en diciembre llevando villancicos a las casas de la tercera edad, en enero nos unimos recogiendo cuadernos, en mayo alguien acude a enseñar manualidades para hacerle un regalo a la mamá, en octubre se hacen maratones de donaciones de disfraces para llevar a un colegio público y en diciembre las fiestas navideñas se trasladan a los zonas donde hay niños con carencias. 

Aquí la manicurista dicta cursos de capacitación, la profesora de un colegio privado enseña a otros profesores técnicas diferentes de matemáticas, una consejera profesional dicta una charla de orientación profesional, un fotógrafo comparte su experiencia con niños de un colegio público, las empresas abren sus puertas para que estudiantes de último año durante una semana experimenten el ambiente laboral formal y una aerolínea dona una experiencia inolvidable de vuelo a jóvenes de escasos recursos. 

Y no estoy hablando de intervenciones coyunturales o circunstanciales: aquí el compromiso individual es con un programa de mejoramiento, con una causa que tiene proyección, plan y estrategia. Que tiene una finalidad. Aquí no improvisamos ni picamos en esto y en aquello. 

En Medellín nos comprometemos 

Y lo hacemos por muchos años o por toda una vida. Lo hacemos con el corazón, pero también con la cabeza: Investigamos qué es, quiénes están, los objetivos y los resultados, como se financian y la trayectoria. 

Yo no sé si eso pasa en otras ciudades, pero es que en Medellín los habitantes sienten que esta es su casa. En Medellín sentimos la responsabilidad de apoyar y ser parte del desarrollo. En Medellín queremos y financiamos a través de EPM las obras necesarias para que los servicios y la infraestructura de parques, iluminación, aceras, bibliotecas y colegios se desarrolle en toda la ciudad teniendo como prioridad a los sectores más vulnerables. Y nos sentimos tan orgullosos de estas obras que las convertimos en sitios turísticos. Porque son de mostrar. Porque mejoran la vida y la ciudad. Porque en parte son obra de todos para todos. Porque son el resultado del trabajo de una alianza entre lo público y lo privado. 

En Medellín uno hace una llamada y las cosas pasan. Siempre hay un amigo o un conocido de alguien que está dispuesto y quiere ser parte de la solución. Siempre hay alguien que conoce a alguien que conoce a otro. Y uno hace el intento. Y muchas veces del intento se llega a la solución. 

Tal vez en otras partes las cosas se dejan en manos de los gobernantes para que ellos hagan… o no hagan. Pero aquí es diferente. Aquí llamamos al concejal amigo y le decimos que mire esto o aquello, que vigile y que se necesita acción en determinada situación. 

Aquí nos sentimos con el derecho de pedirle una cita al Alcalde o a la Secretaria de Educación para ponerla en conocimiento sobre un problema de la comunidad que necesita una respuesta de la ciudad. 

Aquí cada ciudadano es un veedor. Cada ciudadano tiene ojos para ver y boca para hablar y manos para colaborar. 

Aquí cada empresa tiene una fundación o ayuda a una fundación. Aquí los empleados de una empresa se reúnen los sábados y dictan clases de inglés, de matemáticas o embellecen un sector de la ciudad. 

Aquí la responsabilidad social se extiende y abarca todos los niveles del desarrollo integral de una persona. Aquí queremos que las oportunidades de tener una vida digna sea una realidad para todos los habitantes. 

Por eso no entendemos la exclusión. 

Por eso protestamos cuando la actual administración nos quiere imponer, por encima de la ley, del uso y de la costumbre, una forma foránea de hacer las cosas. 

Porque hasta ahora las cosas nos habían funcionado, con muchísimo más por mejorar, pero era un camino en el que todos, o la mayoría, o muchísimos estábamos comprometidos. 

Si. Somos regionalistas, pero con un ojo estamos mirando lo que sucede y hacen en otras partes, y con el otro, las tradiciones y la idiosincrasia. 

El paisa no nace, se hace en la familia, entre los amigos, en el trabajo de cada día y con el ejemplo de otros. 

El paisa ama sus costumbres, aprende de lo que está pasando más allá de sus montañas y defiende su ciudad. 

Por eso me uno a la valla de la Tienda Creativa: Lo que es con Medellín es conmigo. (Opinión).