26 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Rendición de cuentas de EPM y las respuestas pendientes o incompletas

Francisco Valderrama

Francisco L. Valderrama A.

Pensionado. Ex directivo de EPM

Nota: Por un error involuntario esta columna que se publicó la semana pasada no era la definitiva. Con las respectivas correcciones la publicamos nuevamente.

La rendición de cuentas del 7 de mayo por parte de EPM ratifica el compromiso y la calidad profesional de su recurso humano,  garante e hilo conductor del excelente servicio que provee la entidad, independientemente y a veces a pesar de su coyuntural dirección. Que al interior de una organización haya tantísimas personas mejor preparadas que su Gerente General es motivo de tranquilidad y orgullo pero también de desazón y tristeza.

Lástima la  omisión o las respuestas vagas e incompletas frente a  temas gruesos que inquietan a la comunidad y que a continuación se exponen.  Puesto que el señor alcalde Quintero Calle cimentó su campaña en asuntos que involucran a EPM, es de esperar que la persona por él escogida para dirigirla brinde claridad en algunos de esos aspectos:

Dijo que Hidroituango había sido el peor episodio de corrupción y lo simbolizó con la exhibición de un queso durante un debate en el Concejo municipal. El señor Gerente General hizo mención de la cultura organizacional de autocontrol, lo que parecería un mentís a las acusaciones temerarias  del señor  alcalde Quintero. No obstante, es necesario que se nos precise lo avanzado al respecto, tanto en investigaciones administrativas internas como ante autoridades competentes. O si las afirmaciones de campaña solo fueron un recurso electoral, está en mora el señor alcalde de presentar excusas ante la ciudadanía y ante las mismas EPM.

Un segundo aspecto tiene que ver con las tarifas. Prometió el alcalde un replanteamiento  tarifario para hacer más accesibles los servicios a la comunidad, agobiada hoy por la coyuntura mundial.    Tiene en sus manos la oportunidad precisa para hacer realidad la propuesta, bien mediante la revisión de umbrales que son competencia de EPM o bien mediante la distribución de utilidades a los dueños reales de la entidad. No es cierto que la regulación nacional no permita margen de maniobra para cumplir la palabra empeñada. Pero aun si así fuera, y sin tocar la estructura tarifaria, ambas opciones son perfectamente posibles. Y si fue otro recurso de campaña, debe una disculpa a sus electores.

Así como se entregan excedentes al municipio como dueño nominal de EPM, también es posible transferir a los ciudadanos los resultados de la gestión de la entidad. ¿Cuál es la razón  para considerar pertinente la distribución de dividendos a los dueños de una empresa privada y no poder hacerlo en una entidad pública excelente y eficiente? El concepto de entidad PÚBLICA se ha vuelto paisaje pero tiene una connotación que suele pasarse por alto: los dueños son los ciudadanos. Es así de simple pero así de profundo. Se comprometen recursos en aventuras empresariales irresponsables pero no para que los ciudadanos dueños de EPM  reciban beneficios directos en un momento tan crítico como el actual.

Tristemente los excedentes se han utilizado en ocasiones para hacer malos negocios que incluso han servido de excusa para justificar la necesidad de  «socio estratégico», expresión desvergonzada que esconde una vieja aspiración de ciertas elites políticas y empresariales de apoderarse de la entidad.  La debacle de UNE es un claro ejemplo.

Otros ejemplo al canto: Electricaribe. Este pésimo negocio será el principio del fin de EPM como entidad PÚBLICA. En muy pocos años estaremos escuchando la recurrente cantinela de la necesidad de socio privado para poder soportar negocios en lo que no tendríamos por qué haber incursionado. El señor Quintero será a EPM lo que los señores Fajardo y Gaviria fueron a UNE. Sepulturero.

Hay un tercer aspecto que amerita respuesta concreta; conocer el avance de otro planteamiento del Alcalde Quintero: EPM no puede seguir como el «socio bobo» de TIGO UNE, para utilizar sus propias palabras. TIGO UNE, de la cual EPM es codueña, es hoy una empresa mediocre, ineficiente y completamente desconectada de su entorno social. No hay una desbandada masiva de usuarios porque sus principales competidores están en las mismas. Se trata de una competencia de peores.

Hay una sola manera de preservar a EPM como empresa pública ejemplar y NUESTRA: Que alcaldes, políticos y empresarios saquen sus manos de allí.