10 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Nunca la prudencia hará tanto daño como las especulaciones

Claudia Posada

Por Claudia Posada

Retomo apartes de un artículo publicado este 16 de junio en la Revista Cambio Colombia, porque es uno de tantos ejemplos de cómo las cosas son según quien las diga o las haga: “Una noticia publicada en El Tiempo el 13 de octubre de 2006 muestra que el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez tenía una propuesta similar a la que hace hoy el Gobierno de Gustavo Petro. En ese entonces se adelantaban diálogos exploratorios con el ELN y el mandatario proponía pagarles para que dejaran de secuestrar. En ese momento la prensa aseguraba que habían alrededor de 500 personas secuestradas por parte de la guerrilla del ELN. Además, en ese momento se iba a realizar la instalación del cuarto ciclo de diálogos exploratorios en Cuba, similar a lo que ocurre actualmente”. (Aquí aparece una nota fiel del archivo de El Tiempo).

“El entonces presidente Uribe Vélez reconocía que la propuesta era escandalosa, pero se ofreció a buscar los fondos para que no siguieran los secuestros. »De pronto es escandaloso, pero se lo voy a decir muy a conciencia: el Gobierno prefiere ayudar a buscar fondos para financiar a una guerrilla la manutención de sus gentes en la etapa de un proceso de paz, en lugar de permitir que siga el secuestro”, dijo Álvaro Uribe Vélez en la FM y posteriormente fue referenciado por El Tiempo. El politólogo Mauricio Jaramillo Jassir aseguró en sus redes sociales que esta práctica ha sido realizada en varios momentos de la historia para la solución de conflictos y que no incentiva la delincuencia, ni la violencia”. (Las frases o palabras resaltadas con negrilla son de Cambio) Hasta aquí, suficiente para dejar claro, sin interpretaciones distintas, exponiendo simplemente lo que se enuncia, que lo expresado por el Presidente Gustavo Petro, sobre la posibilidad de crear un fondo internacional multidonante, a manera de aporte al ELN para que dejen de secuestrar y extorsionar, no es ninguna novedad de este gobierno.

Así por el estilo, aunque sin poder asegurar la total veracidad de las comparaciones porque no están como información seria, sino mayormente en videos editados para redes sociales, nos encontramos singulares asuntos del hoy vividos en otros gobiernos aunque aceptados tranquilamente; es decir, sin armar un escándalo con signos de “alarma” … “peligro”. Y es que se puso de moda en algunos medios, en tweets y en debates políticos, asegurar que es de la libre expresión y la libertad de prensa, lo que a todas luces es acomodar rumores, supuestos, presunciones que salen de la sagacidad, la picardía o la marrullería (tan común en la clase política) para justificar lo que ahora rotulan de ¡gravísimo!  mientras en otro momento fue ¡normalísimo!

Por estos días acorralaron al abogado Miguel Ángel del Río exigiéndole aclarar por qué, recién encontrado el cuerpo sin vida del Coronel Oscar Dávila, aseguró que se había suicidado; su respuesta fue un argumento válido si se oye sin propensiones que no caben en una entrevista cuyas preguntas, por lo tanto, suenan más bien socarronas; él dijo, palabras más, palabras menos: “Me lo informó el funcionario que oficialmente estaba con él”. Pero no, ayer precisamente oí en algún debate que enfrentaba a dos excongresistas, cómo uno de los dos, sin ninguna prudencia y menos respeto con ocasión de tan delicado asunto, afirmaba que el abogado del Río había dicho que el Coronel “se disparó dos tiros”; lo cierto es que también oí en las mismas declaraciones cuando a éste le preguntaron ¿“por qué entonces dos tiros”? a lo que el abogado aclaró que todavía no había  resultado  forense para afirmar ello y que, por lo demás, pueden ser dos orificios, uno de entrada y otro de salida; es decir, él no dijo que se suicidó de dos tiros; hay tanto ruido mediantico que se enredan o se acomodan. Las especulaciones revestidas de verdad, son eso, especulaciones.

No tengo ningún interés particular (aunque en opinión cuenta, no así en la información) ponerme a terciar a favor de éste o aquel al observar que están resultando un montón de “psicólogos” que deberían mejor buscar profesionales en la materia para ilustrarnos, antes de ser impulsivos con sus afirmaciones. ¿Qué sentido tiene darse a la tarea de “analizar” el comportamiento previo a la muerte del Coronel Dávila y sacar conclusiones a su antojo?: “Y por qué entonces se le veía tranquilo, esa no es la actitud de quien pretende suicidarse”; “No llevaría a la mamá a la terminal si pensaba suicidarse”; “no es cierto que estaba nervioso”; “se le veía deprimido”. ¿Cuándo se dijo que el comportamiento de los humanos es igual en todos los casos, lo mismo que sus reacciones públicas y privadas? Pensemos más bien ¿Por qué se demoran tanto en dar una información oficial que arroje los resultados de los expertos que se tienen para esos fines?

Desde que reventó el escandalo en el que están involucrados funcionarios del alto nivel en el gobierno Petro, además de empleadas al servicio (de ahora o de antes) de la señora Laura Sanabria y otros funcionarios de distintas instituciones, han aparecido cualquier cantidad de especulaciones: Que todo es consecuencia de borracheras; que se trató de ira incontenida; que fueron algunos millones en una maleta de la cual desapareció “un poquito”, pero que no,  que eran cinco maletas con tres mil millones de pesos (maletas parqueadas en la sala de una casa); que yo sí vi una maleta junto a la chimenea y me presionaban porque yo dizque era la ladrona…¡Uyy no! Por lo demás ¿chuzar teléfonos y divulgar conversaciones sin mediar licencias y razones legales puede hacerse libremente? ¿No hay reglamentación a la que debe acogerse todo ciudadano, funcionario o periodista?

Y lo peor, hay a quienes todos esos escandalosos les causan placer, se regodean en ello hasta el punto que olvidan lo que un líder político muy importante de Colombia ha dicho reiteradamente: ¡Prudencia! Si, la prudencia no hace daño, como sí lo hacen las especulaciones.