5 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Nuevos umbrales históricos ante la inminencia de una nueva identidad como especie humana

Enrique Batista

Por Enrique E. Batista J., Ph. D. 

https://paideianueva.blogspot.com/

Los orígenes del universo, de la Tierra, el surgimiento de la vida, las extinciones masivas, la agricultura, la preservación del fuego, la escritura, la creación artística y filosófica, la formación escolar de niños y jóvenes, la imprenta, los descubrimientos geográficos con la expansión de los horizontes, el surgimiento de las ciencias, las revoluciones industriales, la urbanización, las formas de gobiernos, la esclavitud de muchos, guerras, el consumismo exagerado de los recursos naturales renovables o no, el calentamiento global, la revolución digital y la inteligencia artificial, son algunos de los hitos resaltables para  una historia de la humanidad.

Esos y muchos otros eventos han marcado y están presentes en la identidad con la que nos reconocemos como especie viva. Cabrán siempre las preguntas, no respondidas, sobre   nuestros orígenes:  por qué estamos y cómo llegamos aquí; por qué en la Tierra y no en otros lugares, en el inmenso universo. A la vez, surge la pregunta sobre cómo llegamos a configurarnos como especie humana y llegar, con cierto nivel presuntuoso, a autocalificarnos como «Homo sapiens», llenos de sabiduría, aunque nuestra historia y realidades actuales nos muestran que carecemos mucho de ella para vivir en armonía con nosotros mismos y con la naturaleza.

Algunos buscan vida inteligente en otros espacios del universo, para resolver, por lo menos en parte, las incógnitas de quiénes somos y de si venimos de algún lugar ignoto en las profundidades de los millones de galaxias que existen. Es obvio que si existieran otras formas de vida no serán «Homo sapiens». ni tendrán una inteligencia como la nuestra, la cual es resultado de genes de aquí y de la interacción con la naturaleza única de los ambientes terrestres. No se puede presumir que, en ambientes sustancialmente distintos, esas especies hayan evolucionado igual que nosotros y menos que serán antropomorfos o con figura corporal como la nuestra. Si dentro de nuestras diferentes culturas, el concepto y demostración de comportamiento inteligente varía, con igual o más razón, si hay vida «inteligente» más allá, será muy diferente a la nuestra. Importa reconocer que buena parte de nuestros comportamientos como especie no es, ni ha sido, inteligente, recorridos por el olvido de que vivimos en esta nuestra Tierra, la cual es una pequeña pelusa de polvo cósmico dando vueltas en un muy pequeño rincón de la vía láctea, una pequeña, entre millones, de galaxias existentes.

El profesor David Christian, hace unos pocos años, señaló ocho umbrales (thresholds) que se han dado desde el origen del universo hasta hoy, los describió alrededor de lo que él denominó como la «Gran Historia».(El lector puede obtener un resumen aquí: https://rb.gy/q75y). El primer umbral se dio hace 14.00 millones de años con el hipotético «Big Bang», momento en que, de la nada, se dio la «Gran Explosión» que dio origen a todo lo que existe en el cosmos, al espacio, al tiempo, a la materia y a la energía. A partir de ahí, el espacio continuó expandiéndose para que, hace 13.600 millones de años, se diera la concentración de la materia y la energía y surgieran las primeras estrellas con toda su potencia energética y gravitatoria (umbral 2). Ellas se agruparon en grupos para formar galaxias, cúmulos, supercúmulos, nebulosas y sistemas planetarios; surgieron los primeros átomos simples de hidrógeno y helio. Hace unos 13.500 millones de años surgieron nuevas formas de la materia con la formación de 90 elementos químicos adicionales al hidrógeno y al helio (aunque estos seguían predominando en cantidad), entre ellos lo que son indispensables en la vida terrestre como el carbono y el oxígeno, además del hierro, productos de las estrellas que explotaban, creando las supernovas, (umbral 3).

Mucho más adelante en el tiempo, hace unos 4500 años, el profesor David Christian identifica el umbral 4, caracterizado por la aparición de nuevos elementos químicos y su combinación en nuevas moléculas. Se da el surgimiento del sistema solar nuestro con la Tierra, otros planetas con sus, satélites, cometas y abundantes escombros cósmicos. De la materia y la energía surgieron, hace 4000 millones, de años los organismos vivos en la Tierra, el cual es un planeta con ciertas condiciones para la forma de vida que aquí se desarrolló: no muy cerca del sol para tener una temperatura favorable, abundancia de agua y suficiente energía para activar las necesarias reacciones químicas que darían origen y mantenimiento de la vida (umbral 5).

Hace 200.000 años, tras un largo proceso evolutivo, iniciado 2.2 millones de años atrás, surgieron las especies humanas, entre ellas el «Homo sapiens», momento que el profesor David Christian llama umbral 6, una especie con habilidades lingüísticas que facilitaron el aprendizaje colectivo, con un cerebro grande  con capacidad para idear y usar herramientas,  además de la conciencia de poder de pasar los conocimientos a las nuevas generaciones.

El umbral 7 empezó hace sólo 10.000 años, con humanos poseedores de la habilidad para crear tecnologías más avanzadas, extraer recursos y usar energía, abriendo paso a lo que el profesor David Christian denomina «uno de los desarrollos tecnológicos más importantes para el Homo Sapiens: la revolución agrícola. Con esta gran transformación se consiguen alimentos y recursos tan grandes que se generan excedentes energéticos capaces de sustentar formas de organización social cada vez más complejas». (https://rb.gy/q75y). Es un umbral que permitió el uso de campos fértiles para el desarrollo de la agricultura, la domesticación de una variedad de animales, la creación de sociedades sedentarias y ya no recolectores nómadas. La producción de excedentes dio comienzo a la historia del poder político y social, al surgimiento de grandes ciudades, al crecimiento demográfico acelerado, a los dominios territoriales y a grandes imperios, con conquistadores imponiendo lenguas, práctica culturales y religiones.

El octavo umbral se inició hace poco, unos 200 años, con la revolución industrial, nuevas formas de globalización, creación y uso intensivo de nuevas clases de energía, nuevas maquinarias y materiales que mejoraron e hicieron mucho más eficiente la producción. Se da intercambio intenso de ideas, entre grupos poblacionales y culturas. Los ecosistemas y la biodiversidad son puestos en riesgo debido a la industrialización y al uso intensivo de los recursos naturales por los humanos; así, se ha creado el Antropoceno como un nuevo período geológico. 

Se puede observar que los umbrales enumerados se suceden cada vez más en tiempos geológicos cortos, los primeros en millones de años, mientras que el octavo cubre apenas dos siglos. Concurren y desembocan  esos umbrales de la «Gran Historia»  de David Christian en consideraciones sobre nosotros como especie humana y en el avance  hacia una nueva identidad antropológica, lo que lleva implícitas reflexiones sobre qué es ser humano y hacia dónde vamos, ya no resultado de la evolución, selección natural y transformación genética de la especie, sino por las fuerzas antropogénicas que destruyen al planeta, a los mismos humanos  y a las demás especies, llevando al peligro de la ya muy mencionada sexta extinción masiva de la que seremos parte también nosotros como especie humana. Se da un olvido egoísta, y nada solidario, con una débil concepción de identidad antropológica, de que somos una especie relativamente débil, esa que un minúsculo virus, que no alcanza a ser una especie viva, puede acabar con todos los humanos.

Los umbrales siete (iniciado hace 10.000 años) y ocho (que comenzó hace doscientos años) del profesor e investigador David Christian, son una descripción muy condensada. En realidad, se han producido muchos más umbrales desde entonces. Marcaron umbrales distintos, y claramente diferenciables: la migración desde África de los primeros humanos y el surgimiento, mezcla, mestizaje genético o extinción, de algunas especies humanas. También han sido umbrales distintivos la invención de la escritura, desarrollo tecnológico con el que se inician los períodos puramente históricos de la humanidad, la invención de la imprenta, los grandes descubrimientos geográficos de los siglos XV y XVI, con los que se inició una nueva forma de globalización y cambios en la concepción no sólo del planeta sino de la identidad antropológica. Además, son umbrales independientes y de visibles efectos sobre la vida humana y las sociedades, el inicio de las ciencias, las cuatro revoluciones industriales (más no sólo la primera), el surgimiento de la educación formal, los grandes imperios colonizadores, el nacimiento de los Estados nacionales, entre otros que podrían configurar una más completa «Gran Historia».

Los siguientes umbrales en nuestra historia serán: 1- La gran singularidad tecnológica, la cual podrá darse dentro de muy pocas décadas; en ella, hombre y máquinas serán una unidad, o el humano estará controlado por máquinas superinteligentes, con lo que se creará una nueva especie humana, otra clase de ser, con una identidad antropotecnológica diferente.  2. El descubrimiento posible de formas de vida extraterrestres, lo que afectará nuestra concepción como humanos y nuestro sitio en el cosmos. 3. También será un umbral de inmenso impacto sobre nuestra concepción como especie humana si se validase la hipótesis de que existen universos, muchísimos de ellos como postulan algunos científicos, distintos al nuestro; será una ruptura como lo fue la antropología geocéntrica de Ptolomeo que, con la teoría heliocéntrica de  Copérnico,  nos sacó de la creencia de que éramos el centro de todo lo creado.

Podemos concurrir con el profesor David Christian (https://rb.gy/q75y)  sobre la importancia del desarrollo sostenible  y de asegurar que seamos humanos con capacidad  para conservar los ecosistemas y gozar de un mejor vivir entre todos  y con la totalidad de  las especies vivas.