Por Oscar Domínguez G. (foto)
Muy pinchaditos esos muchachos de la vieja guardia del Barrio Santana, vecinos del viejo Lovaina, en la zona nororiental de Medellín. Han hecho hasta para vender pero prefieren hacer la bulla callados.
Para empezar, ¿de dónde si no del Barrio Santana salió el mejor tallador de la comarca, el Botero de madera de la nororiental? Se llamaba Jorge Bustamante. Hacía tan bien sus tallas que sería abuelo de Ricardo Bustamante, el mejor bailador del ballet clásico que ha dado Colombia, figura del ballet de Nueva York.
El mejor tiplista de la época, años cuarenta-cincuenta, era de allí, de Lovaina, y se “intitulaba” Arturo Villa.
El Santana dio los mejores colegas de San José. Fueron carpinteros, o sea, poetas con las manos, los maestros Pedro Pablo Vélez, Enrique Ortega y su hijo “Pimponcho”, Félix Gómez y su hijo Alberto, Miguel Zapata, Mario Hernández “El Ñato” y “Gulli”.
Los boleristas son los editorialistas del amor. Pues Santana los ha tenido, excelentes. En esa cofradía de cantantes figuran Gustavo López, José Luis Escobar, Jorge Ochoa, Hernando Muñoz, Conrado Cortés y mi fuente de altísima infidelidad para esta nota, Jaime Hernández Sáenz, compositor y cronista de su barrio. (Lea la columna).
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