27 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Los protocolos: ¿licencia para matar?

 

Por Saúl Hernández Bolívar (foto)

Los mamertos andan ahora de defensores de oficio de unos tales protocolos que solo tienen como propósito evitar la captura de los jefes terroristas ‘elenos’.

En 2010, un carrobomba explotó frente a Caracol Radio, en Bogotá. El director de esa cadena, Darío Arizmendi, dijo al aire que tenía información de que los perpetradores de ese acto terrorista habían sido personas cercanas al presidente Uribe. Para desdicha del locutor, se comprobó la autoría de las Farc.

En 2012, el exministro Fernando Londoño y sus escoltas volaron por los aires. De nuevo, todos sabíamos que eran las Farc, pero sus amiguetes se esforzaron lo indecible para negar su responsabilidad. Señalaron a sectores de ‘ultraderecha’ como los autores del atentado, o del ‘autoatentado’, en vista de que el mismo Londoño siempre ha sido denostado como miembro de esa facción. Y el autor de esa teoría fue nada menos que el director de la Policía Nacional, general Óscar Naranjo. ¡Hágame el favor! Pero, para su desdicha, también se comprobó la autoría de las Farc.

El pasado 17 de enero, el ELN —revitalizado con armas, hombres y recursos de las ‘desmovilizadas’ Farc— metió un carrobomba a la Escuela de Policía General Santander y destrozó más de veinte vidas inocentes, pero todos los simpatizantes de la izquierda se empecinaron en negarse a admitir tan siquiera la posibilidad de que ese violento acto terrorista fuese obra de los ‘elenos’. (Lea la columna).