El concepto de lo público ha sufrido en la práctica grandes cambios, negativos por demás, en los últimos años en Colombia. Esa hermosa y sencilla consciencia de entender y trabajar lo público como aquello que nos pertenece a todos, se nos quedó en el camino de construcción de la Nación, sin que ninguno se percatara de lo que ello significaba en términos de corrupción y de entendimiento de la importancia de la institucionalidad.
Hoy vemos cómo todos y cada uno de los mandatarios locales, regionales y nacionales llegan a sus puestos de elección popular y asumen su trabajo, no como servidores públicos cuyo fin es la búsqueda del mejor vivir para todos los ciudadanos, sino, que asumen sus puestos como quien de verdad cree ser el dueño de lo público durante cuatro años…(Lea la columna).
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