El partido farc (fuerza alternativa revolucionaria del común), nació muerto. Todos recordamos el día de su lanzamiento como movimiento político, el 1 de septiembre de 2017, donde hubo un hecho grotesco: el expresidente Ernesto Samper Pizano se sentó –sin sonrojarse– en la mesa principal y le dijo a timochenko: “gracias, camarada”. Y llamó a este grupo “la fuerza nueva” e, igualmente, piropeó a los de la mesa principal, diciéndoles que “en ellos estaba el futuro”. Pues bien, tampoco olvidamos que la votación conseguida para congreso del año 2018, fue lamentable: 52.532 votos para Senado, en donde en Bogotá sacaron míseros 10.066 votos y en Antioquia, vergonzosos 4.368 votos. Ni hablar en San Andrés, con 9 ridículos votos. Nadie logró el escaño, pero aquistaron 10 sillas congresionales (5 para senado y 5 para cámara), merced a las concesiones del nefando acuerdo de paz.
Todo se ha revivido ahora, con la tirria a jesús santrich, donde ha sido abucheado y rechazada su presencia en el congreso, hasta el punto de levantarse la sesión por el presidente de la comisión de la cámara baja, Jairo Cristancho. Desafiante, santrich, hizo su aparición haciendo la v de la victoria, lo que generó un enfado sin límites. Hubo, incluso, congresistas que se retiraron ipso facto, cuando apareció santrich. Unidos, miembros de seis partidos políticos, izaron carteles con el mensaje de que “en el congreso, no queremos narcotraficantes”. Hasta en las toldas de la oposición, hubo rechazo y los carteles rezaban: “Paz sí, santrich no”. Definitivamente, el país está unido en contra de santrich y de Maduro, de manera atronadora.
Ahora, se viene ventilando con miras a las elecciones de octubre próximo, un pulso local para el partido farc. Resulta que le van a apostar a alianzas con movimientos alternativos y algunos partidos zurdos, para llegar al menos al umbral. Han buscado matrimonios con el Polo Democrático, el Mais, la Unión Patriótica, la Fuerza Ciudadana y Colombia Humana. Es que la ganada estigmatización, es tenaz. Hay algunos municipios donde tienen algún arraigo y allí mantienen una ligera esperanza, incluso sumando fuerzas con el Polo Democrático, el Partido Verde y, quién lo creyera, con el Partido Liberal. Ahora bien, muchos dirigentes de sectores de izquierda, han mostrado su descontento con estas alianzas porque temen por sus vidas. Ítem más: la izquierda ha dicho, por intermedio de voceros oficiales, que trasegar la política con el partido farc, es acercarla a atentados y a vindictas. Un militante de dicho partido, le dijo al portallasillavacia.com, que “en Antioquia, la farc es el leproso, con el que nadie se quiere juntar”.
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