28 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Largo y ancho: ¿Atentados? y atentados

 

Por Rubén Darío Barrientos G. (foto)

rdbarrientos@une.net.co

En Colombia, creo yo, se maneja muy mal eso de los posibles atentados, es decir, aquellos que supuestamente se frustran o develan. Se les da manejo público inapropiado, cuando deberían ser del resorte privado de los involucrados. Este asunto lo traigo a colación, a raíz de que hace pocos días el fiscal general Néstor Humberto Martínez en rueda de prensa y con aires sensacionalistas, manifestó que “algunos grupos armados que se han infiltrado en el movimiento social e indígena, podrían desarrollar un acto terrorista que pudiera afectar al presidente Duque. Se tienen evidencias electrónicas e igualmente testimonios de fuentes que son confiables”. Y según el fiscal, desde hacía varias semanas tenía muestras que señalaban la infiltración de grupos armados en la minga indígena. ¿Por qué decirle esto a Colombia entera? ¿Para qué? ¿No es parte de la prudencia, si ello fuere tan definitivo, llamar solo a palacio y comentarle bien al presidente o al ministro de Defensa acerca de la peligrosidad que se cernía? Demasiado protagonismo, es la verdad.

El 21 de agosto de 2018, se manifestó profusamente en los medios que un informante anónimo que llamó al 1-2-3- puso en alerta a las autoridades sobre un plan para atentar contra el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez Zuluaga. Esa era dizque la sexta amenaza revelada contra el burgomaestre. Sí, la sexta. Primero fue dizque un plan para asesinarlo por alias Pedro Pistolas; segundo, fue dizque una amenaza de los líderes de la oficina; tercero, fue dizque algo que tenían premeditado las bandas criminales del corregimiento Altavista; cuarto, fue dizque un objetivo de alias Carlos Pesebre y quinto fue dizque un designio de Pichi Belén asociado al hecho de que encontraron dos fusiles con proveedores y 28 cartuchos. (Lea la columna).