2 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Enseñar, aprender y emplear bien el español

Enrique Batista

Por Enrique E. Batista J., Ph. D. (foto) 

https://paideianueva.blogspot.com/

Enseñar, aprender y emplear el español con fluidez y precisión en la comunicación es el fundamento para el desarrollo intelectual, ciudadano y cultural pleno. Cada año, con la llegada de «El Día del Idioma», es importante reflexionar sobre su significado. No es un día con un bello nombre como puede ser para algunos; para muchos será otro día más, uno del que no se sabe su existencia o que puede ser ignorado.  Conviene resaltar a todos, de todas las edades, que ese día es una fecha conmemorativa de especial importancia, un día para recordar que nuestro idioma, el español, se aprende a diario, durante toda la vida y que el mismo es la base fundamental para la armonía social. Es tan esencial porque cuando a diario nos hablamos a nosotros mismos, si carecemos de lenguaje apropiado, no podríamos entender nuestros sentimientos, ni comunicarnos con precisión, nuestros deseos o intenciones, con lo cual se crea una condición de incomunicación interior suficiente y deficitaria. Esto significa que también tenemos que aprender a comunicarnos con nosotros mismos, a poder estar en contacto con nuestro interior y exteriorizarlo con claridad y riqueza expositiva ante los demás. 

La pobreza del lenguaje lleva a imprecisión sobre lo que pensamos, lo que nos decimos a nosotros mismos, así como los que podemos elaborar para comunicarlo a los demás, a seres queridos y a extraños. La pobreza léxica produce penuria interna, afectiva y cognitiva. La posibilidad del pleno ser social y cultural y la reafirmación de la autoestima se completa con un manejo adecuado del idioma propio. El uso apropiado del lenguaje está también en la base de las relaciones pacíficas entre humanos y de todo intento o proceso exitoso de divulgación y socialización del conocimiento. 

Todos cometemos errores al escribir o hablar. A todos nos surgen legítimas dudas sobre reglas, conveniencia o precisión de algunas palabras, o sobre la exactitud gramatical. Dudar es de conveniencia, es la invitación que nos hacemos para escribir o hablar con mayor precisión expositiva y rectitud gramatical.  

Enseñar, aprender y emplear con corrección el español es una tarea permanente, ya que a diario hablamos y muchas veces escribimos. Es un hecho permanente e inevitable la necesidad de comunicarnos con precisión y eficacia. Todos, independiente de nuestros niveles de formación escolar, incluidos los niños que empiezan a balbucear las primeras palabras, deseamos ser mejores en la habilidad para comunicarnos con fidelidad y exactitud.  Todo esfuerzo comunicativo que se inicia se realiza con la intención de ser precisos, en situaciones informales o formales abiertas, como también en la expresión privada de susurros amorosos en el oído con versos o prosa poética. 

En ningún caso, no es dable la suciedad del lenguaje o la abierta imprecisión, vaguedad o inseguridad comunicativa, deliberada o por omisión. No caben, ya que perturban u obstaculizan las sanas o afectuosas intenciones. Para tener mejores posibilidades de éxito, para compartir ideas, para crear, para hacer aportes positivos frente a tareas conjuntas, para la solución colectiva de problemas y para amar, es necesario tener un dominio y empleo apropiado de la lengua propia.  

Podemos decir que con la educación es dable formar a seres humanos íntegros, rectos y virtuosos, con conocimientos, sentimientos y habilidades para comprender la importancia de la lengua materna, emplear la variedad amplia de recursos que ella provee para entender y analizar los fenómenos sociales, naturales, psicológicos y los de otra índole. Es muy importante su dominio para la percepción de sí mismos en la unidad indisoluble, necesaria y productiva, que los une con los demás de su propia cultura y de muchas otras. Por ello, se resalta su importancia en la conveniente y apropiada formación escolar y ciudadana para el pleno desarrollo de la nación. La necesaria preservación y difusión de nuestra riqueza cultural, única, y sin precios, depende del uso apropiado de la lengua española, la cual es fundamento de nuestra identidad cultural y nacional. Con los descuidos y empobrecimientos sucesivos desaparece la lengua propia y esfuma la nación. 

Se aprende el idioma propio de manera permanente. Se reconoce que la lengua cambia y que se enriquece con frecuencia el significado de palabras y hasta el contexto apropiado para su uso. Éstas no sólo pueden tener varios significados o acepciones, lo que se denomina polisemia; sino que pueden adquirir nuevas connotaciones, con lo cual, surge la posibilidad de comunicación con ambigüedades o abiertamente imprecisas.  

El dominio de la lengua propia es una condición ineludible para poder alcanzar y ejercer la autonomía cognitiva, ética, moral, política y social. Comprender textos escritos es, a la vez, un asiento fundamental y esencial para participar en la vida democrática, entender, organizarse y participar, como lo exigen los mandatos del Estado Social de Derecho. Así mismo, es vital para acoger a plenitud y conciencia los mandatos constitucionales y legales, comprender las propuestas políticas, diferenciar hechos de opinión, ejercer pensamiento crítico frente a distintas posiciones ideológicas y entender los procesos de manipulación de la opinión pública que se difunden por diversos medios, incluidos los digitales. En esencia, ella es indefectible para ejercer la ciudadanía y defender los procesos democráticos. 

Las principales dudas que nos ocurren o errores en que incurrimos son, para los efectos de la enseñanza, el aprendizaje y la revisión de textos que escribimos, bastante conocidos. El Instituto Cervantes (https://www.cervantes.es) publicó un texto guía titulado «Las 500 dudas más frecuentes del español», agrupadas así:  Dudas generales, Dudas sobre la pronunciación y la ortografía, Dudas sobre la gramática, Dudas sobre el léxico y el significado de las palabras, Dudas sobre la organización y presentación del texto. El Instituto resalta que «es una obra necesaria y oportuna para los tiempos en que vivimos». (El lector lo puede obtener aquí: https://rb.gy/0g02b). Ese manual de consulta se complementa con otro titulado «Las 100 dudas más frecuentes del español», el cual es presentado como directo heredero  del primero, organizado en «diez capítulos, lo que facilita su lectura, la consulta de dudas y la búsqueda de cualquier cuestión específica». (El lector lo puede obtener aquí: https://rb.gy/3y4hm).  

Entre muchos otros recursos disponibles en la Web, conviene usar con frecuencia esos dos manuales para mejorar la expresión hablada y escrita del español. A ellos se pueden agregar los de la profesora Dora Muñoz de la Universidad Pontificia Bolivariana titulados «Claves sobre el español», en dos volúmenes, los cuales se pueden acceder aquí: https://rb.gy/pjv1i.  

La enseñanza y el aprendizaje del español deben ser activos, no basta dictar y memorizar reglas. Con fortuna, existe una variedad amplia de recursos para facilitar  el uso adecuado de nuestra lengua. Por ello, todos debemos conocer lo manuales, impresos o digitales, que resuelven o aclaran dudas, incluidas las consulta o diálogos con los recientes chatbots de inteligencia artificial, así como el uso cuidadoso de los correctores en línea de gramática y ortografía.  

Una importante consideración: el español no es una asignatura más para ser dictada, copiada y aprobada de cualquier manera, lo cual elimina el goce de crecer como persona mediante el enriquecimiento del lenguaje y el desarrollo de la habilidad para poder aprender más, mejor y más rápido mediante el enriquecimiento léxico y, con ello, la comprensión de textos complejos y la producción creativa de diversas formas literarias. 

Así como la formación en valores y derechos humanos no se corresponden con asignaturas que deban aprobarse o no con una calificación, conocer y emplear con corrección la lengua materna también es un valor,  configurado como un derecho humano esencial. (https://rb.gy/4dzq4). El aprendizaje del idioma como tal no es una asignatura más, es una obligación de todos los que enseñamos en la escuela y fuera de ella. 

Mandatos imperativos: Hable y escriba bien, comuníquese con precisión y eficacia, su comunicación debe ser siempre clara y precisa, debe respetar las normas de decencia al hablar y escribir y aplicar las normas de urbanidad en todos los intercambios comunicativos. La formación en la lengua madre tiene que ser promovida de modo constante por diversos medios formativos en la familia, la escuela y fuera de ella.