26 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El Oasis de la vida

Por Luis Carlos Correa Restrepo

¡CUANTO MÁS NOS DESCONECTAMOS DE LA NATURALEZA, MÁS DIFÍCIL ES DESCUBRIR QUIÉNES SOMOS REALMENTE! 

La historia ha demostrado que los seres humanos pasaron de una vida nómada a comunidades o aldeas más permanentes por razones de alimentación (para tener un suministro de alimentos más estable: estar cerca de la caza, la agricultura, y la cría de los animales), seguridad (para protegerse o ser agresor) y creencias (deidades, dioses y religiones). 

A medida que estas comunidades crecieron cada vez más, se convirtieron en ciudades y megaciudades de hoy. Paralelamente, a medida que las comunidades fueron creadas, estas crecieron cada vez más, la gente empezó a alejarse de la naturaleza y empezaron a ser más civilizadas. 

Este fenómeno se ve claramente hoy alrededor de todo el mundo. 

La civilización se define como la etapa del desarrollo y organización social y cultural humana que se considera más avanzada; el proceso por el cual una sociedad o lugar alcanza una etapa avanzada  de desarrollo y organización social y cultural; y/o la comunidad y conveniencia de la vida moderna, considerada disponible solo en pueblos y ciudades. (fuente: internet) De acuerdo con esta definición, cuanto más civilizados somos más educados, mejor comportamiento, más bien vestidos y arreglados se supone que debemos ser.  

«De hecho, podemos concluir fácilmente  

que cuánto más civilizados nos volvemos, más nos alejamos de la naturaleza. En este contexto, civilización y naturaleza son opuestos. Esencialmente, cuánto más alejamos de la naturaleza, más fuerte es la sensación percibida de seguridad y comodidad. Las aldeas, los pueblos y las ciudades son buen ejemplo de ello. Mientras estemos agrupados, aislados y protegidos por muros como nuestras ciudades y hogares, nos sentimos seguros. Al contrario, una vez que estamos al aire libre, en una jungla o en un desierto, nos sentimos completamente inseguros y vulnerables. El hecho es que cuánto más nos alejamos de la naturaleza, más nos alejamos de nuestra propia naturaleza, y más duros y despegados nos volvemos como seres humanos. Oso Erguido (Standing Bear) un jefe nativo Americano del pueblo Lakota dijo una vez:  

«El corazón del hombre alejado de la naturaleza se vuelve duro». 

En la prisa por ser civilizados, por hacer las cosas más fáciles, por estar más cómodos, hemos colocado a los humanos en un nivel más alto y los animales 

plantas y demás cosas en un nivel más bajo. «Creemos que todos están aquí para servirnos, para ser utilizados, y que solo son significativos en la medida en que nos sean útiles» Pero este concepto es completamente incorrecto como estamos comenzando a ver y sentir las consecuencias a nuestro alrededor. Hay una sabia profecía indígena Americana de la tribu «Creek» que se aplica bien a nosotros ahora: «Cuando todos los árboles hayan sido talados, cuando todos los animales hayan sido cazados, cuando todas las aguas hayan sido contaminadas, cuando todo el aire sea inseguro para respirar, solo entonces descubrirás que no puedes comer dinero». 

«Nosotros los seres humanos, somos parte integral de la naturaleza. Todo tiene un propósito y es parte de la danza armoniosa de la vida que ocurre a nuestro alrededor y dentro de nosotros. La armonía de la vida es un delicado equilibrio. No hay superiores ni inferiores. Todos somos iguales y parte de ese delicado equilibrio y todos jugamos un papel importante en ese equilibrio. El jefe Seattle de la tribu «Duwamish» dijo una vez elocuentemente: «la tierra no pertenece al hombre, el hombre pertenece a la tierra, todas las cosas están conectadas como la sangre que nos une a todos nosotros. El hombre no tejió la red de la vida; él es simplemente una hebra 

en ella, todo lo que le hace a la red, se lo hace así mismo. 

Podemos pensar que al alejarnos de la naturaleza estamos haciendo algo bueno para nosotros mismos, que nos estamos volviendo más civilizados. 

Pero el hecho es que a medida que nos alejamos, nos hacemos más daño y cuanto más nos alejamos más nos lastimamos y más perdemos esa conexión esencial con nuestra propia naturaleza, con el fundamento de quienes somos, con la fuente de la vida. «En esencia cuanto más nos desconectamos de la naturaleza, más difícil es descubrir quienes somos realmente». 

«Nosotros no podemos simplemente ser una entidad independiente fuera de esta red de vida compleja e interconectada. ¡No es posible! 

El ser humano necesita bajarse de ese pedestal donde se ha puesto (creyendo que es más importante que el resto). Volver a un hábitat más natural y restablecer el delicado equilibrio para que la armonía entre nosotros y que la naturaleza se pueda preservar, para que el equilibrio en el planeta se restablezca. Esto es lo mejor que podemos hacer por nosotros y las generaciones futuras. «Si ellos no pueden, al menos tu 

puedes. Bájate de tu pedestal y restablece la integridad de tu red de vida, la danza armoniosa y delicada de tu vida. 

Recuerda siempre el sabio proverbio nativo americano: «Trata bien la tierra, 

no te la dieron tus padres, te la prestaron tus hijos. No heredamos la tierra de nuestros ancestros, la tomamos prestada de nuestros hijos». 

Autor Mauricio Correa 

Paginas web: rutaauno.com 

Blog: p2oblog.blogspot.com 

reproducido por Luis Carlos Correa  

luischester1@hotmail.com 

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