Desde cuando llegó la moda de concesionar las carreteras, el papel de Invías fue disminuyendo. Cuando resolvieron tercerizar los mantenimientos de las carreteras de Colombia les entregaron muchos peajes a quienes contrataban para que financiaran todos los gastos. Ahora hemos oído que el Túnel de la Línea dizque le va a costar a Invías 600 mil millones terminarlo con los nuevos constructores de Conconcreto, y cuando a Collins se lo quitaron dijo que le faltaban solo 200 mil. También dizque sigue peleando con él por las obras que no habían quedado presuntamente terminadas y por supuesto no hay ni habrá túnel todavía. Pero hay una carretera, que por la inhabilidad que cada día se le va notando más y más a este gobierno, es un ejemplo de descuido y promotora de futuros males económicos. Es la llamada “Carretera Panorama” que bordea la margen izquierda del rio Cauca por entre medio de los paisajes tradicionales del Valle que la caña de azúcar no arrasó. Esa vía se mantuvo en óptimas condiciones hasta la primera semana de agosto pues hacía parte de una de las tantas concesiones que administraban los Solarte. Pero el 1 de agosto se venció el contrato y en 4 meses la dejaron llenar de huecos y rajaduras aunque Invías sigue cobrando los peajes de Riofrio y Toro pero no licitó su mantenimiento.
Como por esa ruta pasan muchos de los camiones pesados que van a Buenaventura y Cali y que vienen desde Antioquia y se libran de pagar los dos o tres peajes que les cobrarían por usar la doble calzada que va por la margen derecha del Valle. Como por allí pasan los famosos carros cañeros de 5 vagones y 120 toneladas de peso para esquivar también peajes. Y como además el flujo intermunicipal que viene desde Cali lo usan todos los municipios de la cordillera occidental vallecaucana, la carretera pese a lo vital que resulta siendo, la dejaron acabar.
Más historias
¡GANGAZO! Espectacular finca Atardeceres, en Valparaíso, en el suroeste de Antioquia
¿Dónde está la plata de la alcaldía de Quintero?: Fico Gutiérrez
Se nos fue Mauricio Álvarez, el padre del archivo sonoro más grande de la selva de América Latina