Una multitud de transeúntes celebraba al tiempo que el imponente edificio gris implosionaba y se derrumbaba hasta convertirse en un montón de escombro y polvo. Algunos lloraron.
La detonación televisada que colapsó el edificio Mónaco, el antiguo hogar del narcotraficante Pablo Escobar en Medellín, borró un símbolo del pasado de la ciudad que muchos habían intentado olvidar. En su lugar, la ciudad planea un parque conmemorativo para honrar a las víctimas de los crímenes de su cartel de drogas.
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