El lunes fue un día muy particular. En el Capitolio se dieron numerosas víctimas del conflicto, donde se suponían iban a ser recibidas por los congresistas, especialmente aquellos que días atrás habían negado las objeciones, con el argumento de que estaban defendiendo el proceso de paz y a las mismas víctimas.
Pero quedó demostrado que esa votación de la vieja alianza santista, conformada por el Partido Liberal, Cambio Radical y el Partido de la U, la misma que por la mermelada de Santos le defendió todos sus proyectos, no actuó por convicción ni por ideología, sino falta de clientelismo y burocracia.
Sus líderes César Gaviria, Germán Vargas, los Roy Barreras, los Benedetti, ni los Iragorry aparecieron por lado alguno. Todos se burlaron de las víctimas.
Entre las víctimas había pedidos por respetar el acuerdo de paz, pero otros pedían aprobar las objeciones a la JEP.
Las víctimas habían sido escuchadas en otros espacios, como la JEP, donde hablaron de crímenes como la bomba al club El Nogal o la toma de Mitú entre otras.
Punto aparte fue el homenaje adelantado por el profesor Antanas Mockus, en los pasillos del Congreso de la República, en compañía de Humberto de la Calle y algunos congresistas.
Bordaron nombres de víctimas de distintos actores en unos manteles blancos, en un ejercicio de perdón pero no olvido.
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