2 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Desarrollo rural: enseñanzas y retos del Covid-19

Por Alexander Osorio

Colombia tiene un potencial de uso del suelo en producción agropecuaria con casi 40 millones de hectáreas, de las cuales, hoy, un 80% dedicada a ganadería, y un 20% de hectáreas en cultivos agrícolas, mostrando su sobreutilización o subutilización.

En Antioquia, se tiene cerca de 3.300.000 hectáreas disponibles para desarrollar actividades agropecuarias, de acuerdo a los resultados que arrojó el Plan de Ordenamiento Territorial Agropecuario POTA.

Lo anterior nos muestra por qué el país y el Departamento de Antioquia corren un alto riesgo de desabastecimiento.

En el caso del Departamento de Antioquia con todo el potencial agrícola y pecuario que tiene la región, solo se produce el 65% de los alimentos que requerimos, mientras que el 35% es traído de otras regiones del país y el resto es importado. Esto es solo para mostrar algunos datos.

Hoy el Sector Rural tiene una “aparente” mirada distinta por parte del Gobierno Nacional, los Departamentales y hasta los locales, ya que tenía que presentarse esta crisis para volver a mostrar lo que ya está hace años sobre diagnosticado en el país, que lamentablemente el sector rural colombiano siempre ha estado en el olvido, con políticas precarias de desarrollo rural y en el cual los conceptos de soberanía y seguridad alimentaria no se llevan a cabo en todo el territorio nacional, desprotegiendo a la mayoría de esos más de 3 millones de productores, donde el 80% son pequeños y medianos.

Así lo que hemos aprendido y la lección debe quedar muy clara, como en la escuela, es que Colombia y nuestro Departamento de Antioquia tienen un gran potencial para su Desarrollo Rural, y que confirma lo que la FAO nos ha mostrado, que estamos dentro los grandes países potenciales abastecedores de alimentos del mundo, pero por falta de políticas claras y voluntades no hemos despertado esa gran locomotora.

Muestra de esto es que aún estamos importando más de 14 millones de toneladas de productos que podríamos cultivar en nuestro país, y que el PIB agropecuario no crece lo suficiente.

Ahora que estamos en esta crisis y con el temor del desabastecimiento, nuestros productores rurales o llamados campesinos, son nuestros héroes, pero son héroes de labios para afuera. A ellos debemos generarles estrategias, programas y proyectos claros, para que las ayudas del gobierno no sean temporales durante esta crisis, sino que sean verdaderas políticas de estado que se mantengan en el tiempo.

Así, Colombia si verdaderamente quiere cambiar el desarrollo rural y de su país, tiene todos los elementos y diagnósticos habidos y por haber para ponerlos en práctica.

Se debe pensar verdaderamente en el pequeño y mediano productor y posteriormente en el grande, con políticas de créditos eficientes que piensen verdaderamente en el pequeño y mediano productor, investigación, desarrollo, Extensión Agropecuaria, una  verdadera política de adecuación de tierras, trasferencia de tecnología e innovación.

Antioquia, tiene grandes potencialidades y unas políticas claras como la de Jóvenes Rurales, Agricultura Familiar, entre otras, además herramientas de planeación y planificación como el POTA, que puestas en marcha darían un ordenamiento al territorio adecuado y se deberá pensar en desarrollar proyectos productivos sostenibles y de grandes impactos en donde prime la  asociatividad y las alianzas estratégicas, basados en la demanda y no en la oferta, entre otras acciones.

Llegó el COVID para mostrarnos la realidad rural que ya conocíamos. Autocriticarnos, hacer sinergias y sacar este sector adelante es lo importante.