6 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Del holoceno al antropoceno, la era de la gran ebullición global 

Enrique Batista

Por Enrique E. Batista J., Ph. D. 

https://paideianueva.blogspot.com/

«La era del calentamiento global ha terminado. Ha llegado la era de la ebullición global». – António Guterres. 

En la última semana de julio de 2023, dado que ese mes sería el de las más altas temperaturas jamás registradas, el Secretario General de la ONU, António Guterres, señaló que la era del calentamiento global había terminado y que ha sido sustituida por la de la ebullición global. Las consecuencias, agregó, son trágicas: niños arrastrados por las lluvias monzónicas, familias huyendo de las llamas, incendios incontrolables y muchos trabajadores colapsando en medio del calor abrasador. «No hay espacio para más excusas y vacilaciones», espetó. (https://rb.gy/6vldk). En paralelo, el Washington Post destacó  que tal mes ha podido ser el más caliente en los últimos 100.000 años. (https://rb.gy/tml6s).  

Los paleontólogos y geólogos dividen el tiempo transcurrido en los 4500 millones de años que tiene la vida en la Tierra en cuatro divisiones principales:  eón, era, período y época, cada una con sus divisiones. Pasando por encima de la compleja clasificación de eras, estamos, desde hace 10.000 años, en el holoceno (del griego «holos» = total y «kainos» = nuevo, reciente). (https://rb.gy/ibxmc). 

Las eras geológicas anteriores no fueron producto de la acción del hombre; la que vivimos ahora con la crisis climática y sus efectos sobre todas las formas de vida en el planeta, la que amenaza una sexta extinción masiva que nos incluye a nosotros, ha sido producto de la acción humana, es antropogénica, producida por el hombre, de ahí que se haya planteado que estamos en una nueva era, más allá del holoceno, el «antropoceno» (del griego «anthropos» = humano y «kainos»= nuevo, reciente), caracterizada como la era geológica en donde lo artificial ha adquirido mayor peso que lo natural; por ejemplo, la masa de plásticos que tenemos hoy duplica la masa de todos los animales terrestres y acuáticos. Esta denominación la hizo Eugene F. Stoermer en 1995 y fue retomada en 2000 por Paul Crutzen, un premio Nobel de Química (https://rb.gy/43lk9).  

Sobre las designaciones como nueva era de la gran ebullición planetaria y del antropoceno, señalan algunos que son denominaciones que no se corresponden con los criterios científicos que se emplean en la paleontología y la geología. 

El voquible «ebullición» viene del latín «ebullitio», con la significación de hervir, expulsar burbujas. Los diccionarios etimológicos dicen que ebullición es sinónimo de: cocción, hervidero, borboteo, caos, crisis, perturbación, convulsión, desorden, gorgoteo, revuelo, tensión, efusión, estallido; o sea, un conjunto de precisos, amenazantes y asustadores sustantivos. En las ciencias, ebullición se refiere a un proceso físico en el que la materia cambia a un nuevo estado, el gaseoso. Hoy, por el cambio climático, la Tierra y todos los seres vivos hierven en medio de caos, crisis, perturbación, convulsión y desorden.  El agua, vital líquido, hierve, desaparece. 

Los humanos, como todos los seres vivos, no podemos tolerar el calor extremo, debido a que en ausencia de ella entramos en un proceso de deshidratación; todas nuestras células tienen cantidad apreciable de agua, el cerebro, la sangre y los pulmones, en su orden, son 70, 90 y 80% de agua. Así, afirmar que el agua es muy importante para la vida es una reiteración que a muchos descuidados con la vida en el planeta Tierra se les ha olvidado. La deshidratación reduce el flujo de sangre al cerebro, afecta nuestro contacto con la realidad, crea confusión mental, afecta la presión arterial, el funcionamiento de los riñones y puede llevar hasta la muerte. Las condiciones en las que vivimos hoy se agravan, debido a que muchos, en el mundo, carecen del todo de agua potable o en volumen suficiente. Se ha proyectado el muy aterrador hecho de que en 2025; es decir, ya a la vuelta de la esquina, dos tercios de la población del mundo tendrá escasez de agua, con sus secuelas de pérdidas de cosechas, de animales domésticos y de granjas, más poblaciones con hambre, en pobreza extrema, desplazamientos y muertes. (https://rb.gy/91cc0https://rb.gy/jqq8o). 

Cerca de 1200 millones de  toneladas métricas  de alimento se pierden anualmente en los campos; una quinta parte de la producción de alimentos se ha perdido debido al cambio climático. Catastrófica cifra a la que agrega que anualmente en el mundo 20 millones de personas quedan sin hogares y son desplazadas más por los cambios climáticos que por desastres naturales como erupciones volcánicas y terremotos. (https://rb.gy/ggzzrhttps://rb.gy/ylghchttps://rb.gy/4le5j).  

La Organización Mundial del Trabajo estimó, en septiembre de 2021, que el calentamiento global conduce al estrés relacionado con el calor, lo cual daña no solo la productividad sino, que, a la vez, ha llevado a que se pierdan hasta 80 millones de posiciones de trabajo de tiempo completo. (https://rb.gy/mm5dl). Hacia 2030 se tiene la proyección de que se perderán 80 millones de trabajos, situación que se agrava porque ocurrirá en mayor parte en los países más pobres donde la gente, debido a los riesgos de salud que crean las altas temperaturas, simplemente no podrán trabajar. (https://rb.gy/nsegq).  La FAO, por su parte, ha indicado que el 80% de las personas que sufren hambre en el mundo viven en zonas propensas a desastres naturales y a clima extremo, lo que crea condiciones para el crecimiento del hambre aguda que en los últimos seis años se ha incrementado en un 123%. (https://rb.gy/y419phttps://rb.gy/tgdu6). 

Son angustiantes las cifras. Se ha estimado que el cambio climático es responsable de 5 millones de muertes al año debido a temperaturas extremas, de frío o calor, un hecho que se está convirtiendo en una tendencia acelerada. Esta cifra se puede comparar con la del COVID-19 que ha producido, según la Organización Mundial de la Salud, 6.952.522 de muertes (a julio 19 de 2023) desde la inserción de la pandemia hace cuatro años; así, las muertes por cambio climático son unas cuatro veces mayor, por año, que las reportadas por la pandemia reciente. (https://rb.gy/qijvthttps://rb.gy/h9wa2https://rb.gy/nogg0) . 

No son noticias y datos que deben sorprender. Las acciones deben darse ya por parte de: los gobiernos, las organizaciones internacionales, los bloques que agrupan a países y de todos nosotros imbuidos de responsabilidad, formación ciudadana y de altos sentimientos de solidaridad. El planeta las requiere, son necesarias para salvar a todas las formas de vida en la Tierra. 

Nos compete a todos ser conscientes del daño que le hacemos a las condiciones de vida en la Tierra; combatir de manera activa al cambio climático y sus aterradoras secuelas es una tarea de todos para ser cumplidas desde ya, sin excusas ni dilaciones. Consciencia acompañada de las necesarias acciones que son fundamentales para que niños y jóvenes puedan, en el cercano y lejano futuro, vivir en armonía con la naturaleza y con los bienes  que ella nos ofrece con generosidad. 

El Secretario General de la ONU bien enfatizó que todo: «es enteramente consistente con las predicciones y los avisos reiterados. Lo único que sorprende es la velocidad del cambio; el cambio climático está aquí, es terrorífico y sólo es el comienzo. Las temperaturas extremas se están convirtiendo en la nueva normalidad. Todos los países deben responder para proteger a sus habitantes del abrasador calor, las inundaciones fatales, las tormentas, las sequías y los incendios rampantes». (https://rb.gy/l6q2s). 

El Papa Francisco, el 3 de agosto de 2023, en «La Jornada Mundial de la Juventud» dijo que estamos en un momento de gran destrucción del planeta e invitó a los más de 6000 jóvenes participantes a: «Reconocer la urgencia dramática de hacernos cargo de la casa común. No nos podemos conformar con simples medidas paliativas o con compromisos tímidos y ambiguos». Y agregó: «No olvidar la necesidad de una ‘ecología integral’, que sea capaz de escuchar el sufrimiento del planeta junto al de los pobres; necesitamos poner el drama de la desertificación en paralelo al de los refugiados».  Por su parte, seis jefes de Estado de países del Mediterráneo reclamaron a la comunidad internacional una acción inmediata, dado que la crisis climática ha llegado a niveles explosivos: Resaltaron, además, que: «No hay más tiempo que perder, ni de transigir por razones políticas o económicas. Es imperativo actuar ahora y tomar iniciativas urgentes y eficaces. Los fenómenos naturales extremos están destruyendo el ecosistema y amenazan nuestra vida cotidiana». (https://rb.gy/dtrnu).