@ConcejoMedellin
La polarización en el Concejo de Medellín y algunos funcionarios de la administración es evidente.
Las acusaciones que se levantan en el seno de la corporación son de alto calibre, y muchas veces por encima del límite de la decencia y del respeto.
El ambiente que se respira está totalmente enrarecido. Para algunos funcionarios de la alcaldía que no participan de los debates, y que ni siquiera deben asistir, la controversia y las diferencias deben limitarse a las discusiones jurídicas o ideológicas, y no pueden traspasar las fronteras del trato personal y tampoco transgredir las normas elementales del respeto.
Algunos concejales de la oposición han tomado por costumbre calificar y acusar a todos los funcionarios de la Alcaldía de corruptos y de bandidos.
Un ejemplo claro de esto que viene sucediendo casi a diario, a raíz de los últimos debates sobre el tema de Une – Millicom, ocurrió hace algunos días en uno de los ascensores de la Alcaldía.
Coincidieron al momento de ingresar al ascensor dos concejales de la oposición, uno de ellos Daniel Duque, y varios funcionarios de la Alcaldía.
El concejal Daniel Duque se detuvo y dijo: – “No me subo porque de pronto me roban la billetera…”
Las cuatro o cinco personas que escucharon y presenciaron este episodio, aunque guardaron silencio, se miraron extrañados, y no pudieron ocultar su molestia, y el rechazo con la actitud de este concejal.
Hay que reconocer que el concejal Duque promueve y adelanta debates argumentados y estudiados de control político. ¿Pero no se le va la mano?
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