6 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Contracorriente: Preocupante panorama político 

Ramon Elejalde

Por Ramón Elejalde Arbeláez 

El desespero que deja entrever el establecimiento y sus esfuerzos denodados por torcer lo que parece ser el querer y el sentir ciudadano de cara a las elecciones presidenciales del próximo mes de mayo, es altamente preocupante y llama a la reflexión y a la sensatez.  

El presidente Iván Duque y su Gobierno no parecen interesados en presidir un certamen electoral sereno, imparcial, donde el ciudadano decida libremente, sino que han optado por tomar partido abiertamente en esta contienda, llevándose de calle normas constitucionales y legales que los obligan a ser imparciales. No existe discurso o intervención donde Duque no controvierta las propuestas de Gustavo Petro. Se ha convertido, de facto, en el jefe de debate de Federico Gutiérrez. Mientras esto sucede, los organismos de control permanecen ciegos, sordos y mudos, tolerando por omisión la desinstitucionalización del país.  

Orquestados con el accionar gubernamental están actuando la mayoría de los grandes medios de comunicación. Manipulan la información, distorsionan la verdad, invisibilizan candidatos, inventan noticias y toman partido en la contienda, sin respeto por la profesión de periodistas. Triste el espectáculo que le están entregando a sus oyentes, lectores o televidentes. Produce tanto asco lo que están haciendo que algunos hemos optado por vetarlos como informantes. No informan, desinforman. Periódicos, revistas, noticieros de radio y televisión, otrora respetables y serios, que construyeron una excelente imagen durante años de trabajo serio y responsable, ahora convertidos en verdaderas cloacas, en repudiables medios de manipulación y mentiras. La pasión no los puede cegar hasta llevarlos a destruir lo que les costó construir.  

A ese mar de errores, seguramente producto del desespero, le ponemos ahora el moño que no esperábamos. El comandante del Ejército, de nuestro Ejército, interviniendo en política y de qué manera. Gran daño le hace a la institucionalidad todo lo que está sucediendo, pero más tenebroso y fatal puede resultar que politicemos a nuestra fuerza pública. A ellos les ha entregado la nación la custodia de nuestra democracia y de nuestra soberanía. No pueden tomar partido cuando existen prohibiciones constitucionales expresas en ese sentido. El artículo 219 de nuestra Constitución es perentorio. Aquí si vale afirmar que se nos enloqueció el director del manicomio. Preocupante panorama.  

Supongo que el desespero lo producen las últimas encuestas y especialmente las encuestas privadas que tienen las campañas. Primero fue una elaborada por una ONG internacional, a la que descalificaron por múltiples razones, después fue la del Centro Nacional de Consultoría para la revista Semana, que de alguna manera corrobora lo que dijo la de la ONG internacional. Además, las campañas tienen estudios privados que son, con las anteriores, las que tienen al oficialismo lleno de pánico y angustia.  

Aquí existe una gran realidad que se ha venido haciendo visible a cada instante, el candidato continuista es muy liviano y la gente teme entregarle las grandes responsabilidades que tiene este Estado, así el Gobierno, la mayoría de los medios de comunicación, la clase empresarial y los partidos políticos tradicionales, lo quieran imponer. El pueblo está hastiado de gobiernos que no enfrentan los problemas de la salud, el empleo, la educación, la inequidad, la corrupción y la falta de oportunidades. Colombia clama por un cambio y el Gobierno no lo puede impedir, so pena de acabar la democracia.  

El momento reclama sensatez y dejar que el pueblo decida libremente, después de escuchar las propuestas de los candidatos.