28 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Cartas cruzadas entre Fernando Cruz Kronfly y el maestro Gardeazábal

@eljodario

De Fernando Cruz Kronfly a mi amigo Gustavo:

Monte de los Capuchinos, diciembre 14 de 2019

Querido Gustavo, seré muy breve:

Siento pesar de que hayas entrado en el silencio, en un momento tan crítico del país que reclama voces como la tuya. Claro que vivimos en un país criminal, pero aun así, aun así.

Tu decisión es absolutamente, digamos, respetable. Pero deja un vacío inmenso, que llenarán los bobos, los iletrados.

Esperé unos días, luego de leer tu texto de despedida. Lo hice, con la ilusión de que ocurriera algo que te hiciera replantear la decisión. Pero, veo que pasan los días y que el silencio apaga y echa en el olvido lo que no debió haber sido.

Te leía con agrado. Pero, sobre todo con admiración e inmenso respeto.

Y siento pesar de no poder volver a hacerlo.

Te mando un gran abrazo.

Fernando Cruz Kronfly

Mi querido y apreciadísimo Fernando:

Eres demasiado generoso con los términos de tu mensaje en ocasión de mi retiro forzado de  la actividad pública.

Tú que fuiste juez en Tuluá, sabes hasta dónde son capaces de llegar en la venganza la gente de mi pueblo. Tú, que has vivido la historia reciente de nuestro país y hurgado en los anaqueles de su historia para poder escribir las piezas maestras de que nos enorgullecemos, conoces muy bien hasta donde están dotadas para moverse las máquinas dueñas por décadas del poder cuando se sienten amenazadas.

Unos y otros, sicarios de Tuluá, ladrones municipales o nacionales del erario público, u ordeñadores parroquiales o extranjeros del presupuesto nacional con trucos inimaginables están en condiciones de impedir a cualquier precio al observador juicioso o al columnista que los desnude. Yo ya cometí el error de sacar más votos de los que esos dueños del poder permitían y la pagué caro. No voy a cometer de nuevo  el error y menos a esta edad provecta cuando admitimos que solo la experiencia es el gran capital que nos acompañará hasta el final.

La fragilidad de quienes nos gobiernan desde la Casa de Nariño o la ambición desmedida de la parroquia han empezado a mostrar sus garras. Ya llevo tres tutelas, todas falladas a mi favor y tramitan en mi contra una acción penal y otra civil por haber cometido la injuria de comentar públicamente informes de los entes de control sobre actos de gobierno. No estoy con mis 75 años ni con mi precaria salud para seguir subiendo escaleras de los juzgados y tribunales  defendiéndome de lo que no hecho y menos de los camufladores de oficio que convierten en delito el derecho de opinión o, lo que es peor, alimentando una paranoia ante la magnitud malévola de quienes ya han usado las balas asesinas como herramienta de supervivencia.

Sé que el momento es muy difícil para esa patria que nuestros mayores nos enseñaron a querer y me bullen las ideas para orientar las luces buscando el camino de salida o al menos para  nominar lo que Ortega llamó «la rebelión de las masas» y “la historia el mayo del 68″  y ahora apenas es «la rebelión de las pensiones». Pero así como descubro la venganza (que rige junto con la envidia la brújula de este país), veo en el espíritu final no expresado de los muchachos saliendo a las calles a inundar con gritos y brincos la protesta contra el mal gobierno, pero también advierto que un gobernante que le declara la guerra a la juventud persiguiendo la marihuana, debe saber que ha declarado la guerra y afrontarla con hechos no con trucos de lenguaje.

Seguiré trabajando en  EL PAPAGAYO TOCABA EL VIOLÍN, una autobiografía novelada que llevo 5 años mascando y quizás de pronto en alguna otra locura literaria final pues como ya los lectores no aparecen en esta era del smart y los algoritmos, y los textos apenas son desechos usables para cine y tv, las argucias no me deben faltar para ejercer el oficio con las mismas ganas conque logro cada día aprender más y más gracias a la modernidad de la comunicación y la sapiencia ajena.

Abrazo emocionado,

GUSTAVO ALVAREZ GARDEAZÁBAL

El Porce, diciembre 15 de 2019