Por Gabriel Ortiz (foto)
Después de 44 meses y con ocasión de las próximas elecciones, los bogotanos descubrieron que el alcalde Peñalosa es un rabioso izquierdista agazapado y gracias a su impopularidad e ineficiencia, hasta sus partidarios y beneficiarios lo descubrieron.
Este hombre cuya ambición no tiene límites, se ha arrimado a todos los partidos políticos, a cuanto movimiento cree que pueda utilizar para lanzar a los cuatro vientos su gran preparación y destreza para formar ciudades, erudición que no tiene respaldo de las universidades, institutos y politécnicos por los que, según él, ha pasado.
Muchos de sus seguidores creyeron, que era un hombre eficiente, popular, servidor y aportante a una ciudadanía que necesitaba y pedía a gritos un líder que la llevara a la modernidad, al crecimiento, la prosperidad, la equidad, la seguridad y a todas las promesas que como candidato ofreció.
Se ignoraba que tenía vínculos estrechos e irrompibles con cierta fábrica europea productora de autobuses, que hoy deambulan esparciendo humo y contaminando esta sufrida capital.
Se esperaba que Peñalosa llegara con todo ímpetu a recuperar la ciudad, que a decir del uribismo estaba al borde del desastre, tras el paso de la izquierda con Moreno y tres personajes más por el palacio Liévano.
De un tiempo para acá, movimientos y partidos políticos inundan las redes, con mensajes que descalifican, a Lucho, Samuel y Petro. Hace carrera aquello de que la izquierda ha sido desastrosa para la capital y que se requiere llevar a alguien de extrema derecha para que nuestra ciudad se recupere.
Pero esas pretensiones nos llevan a reflexionar para saber si el problema son las ideas políticas de los gobernantes, o la ineficiencia de quienes alcanzan el segundo cargo más importante de Colombia. Si el desastre en que se encuentra Bogotá se debe a los izquierdistas, Peñalosa sería izquierdista, fatal y aciago. Con él alcanzaríamos ¨5 períodos funestos: dos suyos, uno de Lucho, otro de Samuel y el de Petro¨, dice el uribismo.
Peñalosa, ha desechado dos veces el metro. En su primera alcaldía dilapidó una suma importante que se fue en burocracia e incipientes estudios, y la segunda, cuando en el gobierno de Samper logró el 70% de la financiación. Ese dinero lo destinó al Transmilenio, y fue cuando adquirió los articulados Volvo.
Realmente al ¨izquierdista¨, impopular e ineficiente, poco o nada le importa esta capital, que le ha dado la oportunidad de lucirse como administrador y líder de una ciudadanía que quiere salir de las angustias en que vive y que espera disfrutar de un metro eficiente, una seguridad, un progreso y no una séptima que sería la repetición de la Caracas.
Los electores deben pensar mucho su voto. Evitar que les ¨claven¨ otra valorización, sin ton ni son y que los asusten y ¨enverraquen¨ para llevarlos a votar. No más Peñalosas para gobernar a Bogotá.
BLANCO: El 8 de octubre se aplicará la justicia.
NEGRO: El dólar descontrolado, porque poco tenemos para exportar y el uribismo desacreditó la paz que nos estaba inundando de turistas.
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