5 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Alfa, Beta, Gama Delta, Ómicron y otros bichos

Rafael Bravo

https://rafaelibravo.blogspot.com/

Por Rafael Bravo

“Se le dio el nombre ómicron a la variante por ser la letra 15 del alfabeto griego”. 

Se acerca el segundo aniversario de la aparición del bicho que nos cambió la vida y que nos tiene con los pelos de punta, impacientes, y exhaustos. Ahora las autoridades sanitarias del mundo nos dicen que la nueva cepa de nombre ómicron que sigue al alfabeto griego ‘’podría’’ ser más letal que las anteriores. Esa historia ya la hemos oído antes. Resulta que debemos vivir en medio de la incertidumbre pues nos advierten del peligro de esta variante sin todavía conocer su morbilidad. 

No se trata de menospreciar sus posibles consecuencias, pero varios gobiernos en Europa, Israel y los Estados Unidos entraron en pánico y decidieron cerrar las fronteras. Sorprende que la Organización Mundial de la Salud-OMS que anteriormente se oponía a blindar fronteras argumentando que esas medidas tenían efectos limitados, ahora recomiende lo contrario para evitar la propagación de la variante ómicron.   

La ciencia no resuelve todo de una vez. Poco a poco va agregando información y conocimiento para llegar a una aplicación. Hay que repetir que la velocidad con la que se llegó a una vacuna fue un logro apoteósico y hoy quienes optamos por protegernos estamos menos expuestos al virus. Sin embargo, el capítulo final de la novela Covid como todos quisiéramos sigue en suspenso y lo que se pide es cuidado y precaución, es decir, las dudas persisten. 

Por otro lado, una de las razones que explicarían la aparición de ómicron en Sudáfrica son los bajos índices de vacunación que tan solo llegan al 25 por ciento de la población al tiempo que el incremento en el número de contagios entre el 20 y 27 de noviembre fue de un 600 por ciento. Los escépticos de la vacuna se alimentan de lo que algunos patanes irresponsablemente pregonan con tal de no perder audiencia. 

Reporta el New York Times que cuando la vacunación comenzó a mediados del año en Sudáfrica, la desinformación sobre las supuestas consecuencias negativas de la vacuna llevó a algunos a creer que los volvería infértiles o que les cambiaría el ADN. Asimismo, uno de principales desafíos en ese continente es el acceso a suficiente oferta de biológicos para evitar los contagios. La prevención y respuesta depende que los Estados Unidos, China y demás países productores de vacunas se comprometan a transferir tecnología, expandir los programas de donación y fortalecer los sistemas de salud. 

El camino en zigzag que impone la nueva cepa ‘’podría’’ poner en peligro la reactivación económica del mundo. Ese es la advertencia de algunos analistas por lo que sería oportuno recordarles a las casandras que es muy prematuro hacer pronósticos basados en simple especulación. Todos los indicadores muestran cifras positivas incluyendo a países europeos en donde han vuelto a cierres obligatorios. Es cierto que las restricciones a los viajeros motivo cierre de fronteras va a impactar negativamente al turismo en todas sus manifestaciones, en particular, las aerolíneas y la industria hotelera. 

Definitivamente, la variante ómicron le trae a la comunidad científica más preguntas que respuestas. Las farmacéuticas han tenido que lidiar con las diferentes mutaciones del virus y para combatirlas sin la información adecuada sobre su desarrollo es una tarea de tiempo, paciencia y prueba y ensayo. Entretanto, las autoridades sanitarias del mundo luchan con la variante delta que ha mostrado ser más difícil de controlar por sus efectos multiplicadores. 

El panorama no es del todo oscuro. Gobiernos y sector productivo se han adaptado a la realidad de vivir con unos bichos que impiden el normal comportamiento de la sociedad y el avance de sus economías. Omicron muy seguramente no será una película repetida de lo que fueron los cierres generalizados, cuarentenas y desplome de la confianza. No sería nada raro ver la aparición en el futuro otras especies con el nombre de Pi, Rho o Sigma. Tampoco que quienes se nieguen a recibir la vacuna se vean obligados a grandes limitaciones y prohibiciones.