¿Será que para hablar de Edgar Artunduaga (foto) hay que hacerlo al oído y en voz baja? Será…
Pero fue un orgullo para muchos de sus amigos como el patriarca entrañable Gustavo Alvarez Gardeazábal, Orlando Cadavid, Oscar Domínguez, y Jairo León García Uribe, todos del alma de El Reverbero de Juan Paz, vivir con alegría la proximidad de su afecto y con tristeza la lejanía eterna de su ausencia.
Edgar se gozó la vida, porque “la vida es una tómbola…” Era un buen amigo, sincero, afectuoso sin concesiones, consejero oportuno, respetuoso, decente y transparente.
Fue senador cumplido, no cumplidor, un periodista de convicciones, con un olfato de cuna, comprometido con la limpieza de la profesión.
Y además tenía una gran cualidad: Sabía ser solidario con un corazón inconmensurable. A Jairo León García Uribe, director de El Reverbero de Juan Paz, no se le olvidan aquellas palabras cuando Juan Paz desapareció del periódico El Mundo.
Edgar será siempre grande, un gigante… Un abrazo, gran amigo…
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