Por Gabriel Zapata Correa
La verdad se les dice a los amigos y a los mandatarios, cuando no hay de por medio intereses personales ni políticos.
Es por eso que comparto la indisposición y el malestar que expresa la dirigencia empresarial y política con el presidente Iván Duque porque no se ha comportado a la altura con Antioquia, pese a que este Departamento le puso más de 1.800.000 votos para su elección. Mejor dicho, Duque no puede desconocer que Antioquia le dio la victoria para llegar a Palacio de Nariño.
Pero paradójicamente al principio político según el cual se gobierna con quienes se ganó, el presidente Duque le ha dado la espalda a Antioquia, y en cambio, por ejemplo, le da mayoría en el gabinete al Valle, donde el partido de gobierno perdió las elecciones. Igual sucede con otras ciudades.
Y ni qué decir de los partidos políticos que lo apoyaron durante su campaña. Los desconoció totalmente con el cuento equívoco de que no iba a repartir mermelada, ignorando también que en los partidos hay personas muy buenas que pueden prestar sus buenos oficios al Gobierno y al país. Gobernar con quienes se ganó no es repartir mermelada.
Y como lo dicen hasta sus amigos y seguidores, el presidente Iván Duque ha gobernado hasta el momento con los compañeros de la Universidad Sergio Arboleda y con muchas personas que tuvo cercanas en su paso por Washington, como el ministro de Minas y Energía Diego Mesa, de quien se dice que no conoce el centro de Medellín.
Como buen senador que fue, el presidente Iván Duque sabe que este es un país político y que las regiones se deben sentir representadas en el Gobierno. Es de lógica política.
¿Vale la pena recordar que su padre Iván Duque Escobar nació en Gómez Plata y fue gobernador de Antioquia? Bueno, sí, pero también dirán que el presidente Iván Duque nació en Bogotá…
Sobre este aspecto ha reclamado por Antioquia el diputado Andrés Guerra Hoyos, excandidato a la Gobernación, quien muy respetuosamente se ha dirigido al presidente con los siguientes trinos:
“Lo que expreso con respeto sobre el Gobierno @IvanDuque es a título personal, no vinculo, ni incluyo a nadie del partido @CeDemocratico, ratifico lo que me dicen en las redes, municipios, mensajes, al preguntarme. ¿Porque tan poca participación de Antioquia en lo nacional? ¿Qué pasó?”
Luego este:
@andresguerraho “Diego Mesa Puyo ministro de Minas y Energía y Juan Camilo Restrepo viceministro de Agricultura son la representación antioqueña en el gabinete de @IvanDuque. Me seguiré preguntando, ¿esa es la representación que merece Antioquia, una región que le aportó 1.845.000 votos?”
Y después este:
@andresguerraho “Me gustaría preguntarle al presidente @IvanDuque qué pasó con la capacidad de trabajo de los Antioqueños, que hoy no tiene ningún ministro de nuestra región, los antioqueños aportaron 1.845.000 votos para su elección, creo con respeto que la región merece mínimo un ministro”.
La verdad es que el diputado Guerra interpreta bien el sentir de dirigentes políticos y empresariales del Departamento.
En nada se compadece lo que venimos exigiendo con los esfuerzos de Antioquia, como por ejemplo los riesgos que corre EPM con la responsabilidad de asumir el servicio de energía para los departamentos de Bolívar, Cesar, Sucre, Córdoba y parte de Magdalena.
Dirán que el presidente Iván Duque se comprometió con los recursos para el Metro de la 80 y los que se inyectarán para el Túnel del Toyo, las autopistas Pacífico 1, 2 y 3 y una inversión próxima para vías terciarias. Pero para nadie es un secreto que el palo no está para hacer cucharas. Una cosa es venir y empeñar la palabra, y otra poner el billete sobre la mesa, en las circunstancias tan difíciles que vive el país y el futuro tan incierto luego de esta pandemia del coronavirus que arrasó con la economía.
Es posible que el presidente Iván Duque esté pensando en hacer un reajuste en su gabinete y a lo mejor tenga la idea de darle una oportunidad a Antioquia. Pero será ya en esta etapa en la cual el Gobierno y su gabinete comienzan a recibir el sol a las espaldas, con la cadena de protestas sociales que se avecinan y, precisamente por eso, cualquiera va a pensarlo dos veces si acepta o no.
¿O no, señor Presidente?
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