8 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: Dime con quién andas…

Gabriel zapata

Por Gabriel Zapata Correa 

Esta semana los medios de comunicación, y muy especialmente los simpatizantes del Pacto Histórico que promueven la candidatura del aspirante de la incertidumbre, anunciaron con bombos y platillos la adhesión a esa campaña de uno de los políticos de las entrañas del expresidente Juan Manuel Santos, Alfonso Prada.

Realmente no es una noticia de poca monta, si tenemos en cuenta que Prada fue secretario general de la Presidencia de Santos, de uno de los gobiernos más corruptos en la historia de Colombia, y director nacional del Sena, de donde salió en medio de numerosos escándalos por corrupción, de los cuales, según él, ya está limpio de todo pecado.

Pero aparte de lo que significa la adhesión Prada en sí, con una imagen que la opinión pública relaciona con un pasado político con muchos grises, envía y consolida un mensaje claro: En la campaña del candidato de la incertidumbre cabe de todo, como al rio Cauca.

Era obvio que la llegada de Prada a esta campaña estuvo enmarcada por una presentación contextual con un sentido programático, como todas las anteriores ideológicamente inexplicables: La defensa de los acuerdos de paz con las Farc.

Y claro, el escudero mayor detrás de Prada, está el expresidente Juan Manuel Santos, quien lidera por debajo de la mesa una campaña soterrada contra el expresidente Uribe y todo lo que huela a él, y nada mejor que aprovechar la coyuntura política para ayudar a enterrar el gobierno de Duque, quien recibió del falso líder de la paz un país maltrecho y descuadernado en materia social, cuyas consecuencias todavía estamos sufriendo.

Pero si hacemos un repaso a las adhesiones que ha recibido el candidato de la incertidumbre, dibujamos un panorama hasta simpático que pone a la politiquería en el escenario del más absoluto ridículo.

Hay una frase mágica para justificar las vueltas de canelas de los políticos, que se van acomodando de acuerdo con las circunstancias, como un buñuelo en una paila: La política es dinámica.

Miren, por ejemplo, el caso de Piedad Córdoba, quien actualmente tiene un proceso ante la Corte Suprema de Justicia por Farcpolítica y la acusan de haber hecho negocios con el extraditado Alex Saab.

Piedad Córdoba describió tal vez la definición más descriptiva o descalificadora de una persona. Hace tres años soltó esta perla: “Yo personalmente no voté por él y puedo decir, casi que con seguridad, que él jamás será presidente de Colombia porque uno no puede elegir un mal ser humano”, dijo Córdoba, en respuesta a una acusación que le hizo ahora su candidato, en la Embajada de Estados Unidos de actuaciones sospechosas con las Farc.

Y como en un juego de traidores, ella misma cuenta que “Una persona muy amiga y muy cercana a él (Petro) expresó que conmigo ni a kilómetros, que de lejos. A mí me dolió mucho porque yo siempre apoyé a Gustavo sin ningún interés”.

Hoy Piedad Córdoba es senadora electa del Pacto Histórico y lo acompaña en sus recorridos en Medellín, como pasó este jueves, dos días después de estar con Francia Márquez en otro acto de campaña.

Otro político, símbolo del clientelismo, y con no pocas acusaciones sobre supuestos actos de corrupción, es el senador Roy Barreras, señalado siempre de clientelista, quien antes consideraba que Petro era un extremista.

“No voto por Petro porque es uno de los extremos”, trinó el 19 de mayo de 2020), como dejó consignado en varios tuits de años anteriores. Por estos días su postura es totalmente contraria.

“Vamos a expropiarle el segundo lugar a Petro en la primera vuelta”, trinó Roy Barreras cuando le hacía campaña a Germán Vargas Lleras en las elecciones de 2018.

“Por el bien de Colombia Vargas es la vacuna antipetro contra esa epidemia de expropiación, pobreza que viene de Venezuela y que petrifica la economía hasta hacerla polvo y hambre”.

Según el diario El Colombiano, este trino desapareció a los pocos minutos, pero alcanzó a hacerse viral. Arrepentido, quizás, Barreras dijo que la cuenta que había publicado el trino no era la suya, pero la mentira era evidente.

La fidelidad de Roy Barreras hacia su nuevo candidato es total, aunque ha pasado por todos los partidos y con todos los gobiernos se ha acomodado.

El otro personaje, cuyas actitudes y reacciones políticas son hasta ridículas, es el senador Armando Benedetti, quien tiene el mismo sello santista de su colega Roy Barreras.

Benedetti, ligado a diversos escándalos por supuesta corrupción, especialmente en el campo de la educación en Córdoba, afronta en este momento una investigación por enriquecimiento ilícito en la Corte Suprema de Justicia, luego que la Fiscalía General de la Nación adelantara un proceso de extinción de dominio de varias de sus propiedades, sobre las cuales no pudo explicar el origen de sus dineros para adquirirlas.

Pero si hacemos un poco de memoria, el discurso del candidato de la incertidumbre era mucho más radical hace cuatro años. Era imposible pensar que cualquiera de estos personajes pudiera llegar a donde él, y es más que él los fuera a aceptar.

Y ni qué decir de la adhesión férrea que recibió de los excabecillas de las Farc, quienes no solo se han burlado de sus víctimas, sino que no han pagado un solo día de cárcel por sus innumerables y cobardes crímenes.

Pero el afán de llegar al poder menoscaba las convicciones, y demuestra que ahora no se trata de imponer ideología alguna, sino de lograr la primera magistratura del país radicalizando el odio a través de la mentira. Y para lograr estos propósitos, nada mejor que rodearse de los expertos en el engaño y la tradición.

Porque dime con quién andas, y te diré quién eres… y claro, qué harás.