3 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: ¡A destruir lo construido!

Gabriel zapata

Por Gabriel Zapata Correa

Desde la misma coalición de Gobierno y en otros frentes de la administración, se observa con una gran incertidumbre que el país comienza a hacer agua a oleadas incontenibles, con unas consecuencias directas que ya comienzan a ser visibles, como por ejemplo la ostensible disminución de la inversión extranjera, y eso para no entrar en el debate del gran número de colombianos que durante los últimos meses decidieron rehacer sus vidas en otras tierras.

En la coyuntura que estamos viviendo, no podemos tapar el sol con las manos. El afán del gobierno del presidente Petro de sacar adelante sus reformas, estilo exprés, por encima de lo que sea y como sea, demuestra también su preocupación debido a que su favorabilidad se desplomó en las encuestas en solo seis meses de su Gobierno, como nunca antes en la historia de presidente alguno, y no tiene nada que mostrar.

Pero a contrapelo, el mercado a la gente le está costando el doble, el pueblo ya no puede acceder a algunos productos de la canasta familiar como la carne, por ejemplo, y la inseguridad se ha disparado en las ciudades y en el campo a niveles escandalosos, mientras él insiste en negociar la paz con criminales y narcotraficantes de todos los pelambres, acusados de toda clase de delitos.

Pero el tema que tiene más asustados a los colombianos es la reforma a la salud, en cuya cabeza está la ministra antioqueña Carolina Corcho, quien no solo se ha declarado enemiga de las EPS, sino que ha acudido hasta las mentiras en público y en privado para sustentar unas propuestas que están llenas de vacíos, las cuales demuestran su incompetencia para sustentarlas en los debates que prefiere evadir.

Es tan evidente este panorama, que el mismo presidente del Congreso, Roy Barreras, se ha declarado sorprendido con la ministra, de quien dice es la única del gabinete que se niega a dialogar. Barreras le dijo a El Colombiano que “Quizá es la única Ministra que ha decidido cerrar los caminos del diálogo”.

En este aspecto, hace algunos días varios medios de comunicación denunciaron que hubo una reunión de gabinete para analizar cómo marchaban los proyectos de reformas del gobierno que iban a ser presentados al Congreso, y que la sorpresa fue mayúscula cuando se dieron cuenta que la ministra de salud había sido la única que no había aceptado los reparos y aportes de sus compañeros de equipo. Y que esta sorpresa produjo un enorme desconcierto y malestar entre los ministros de Hacienda, José Antonio Ocampo, de Agricultura, Cecilia López y de Educación, Alejandro Gaviria.

Hay un consenso entre críticos de la reforma, congresistas de todos los flancos y colores, y también entre la opción pública, que la reforma a la salud considera puntos importantes que se deben afrontar de una manera urgente, como fortalecer la atención en las regiones, por ejemplo. Hay partes de la Colombia escondida donde la salud no llega. Pero otra cosa es arrasar con lo construido.

Vale la pena ofrecerles la declaración del presidente del Congreso Roy Barreras a El Colombiano, sobre esta reforma que la ministra pretende imponerle al país.

“Cada vez está más claro que si el domingo próximo se aprobara la reforma Corcho sin atender ninguna de las recomendaciones técnicas, inclusive de sus compañeros de gabinete, tendríamos una crisis de salud pública que afectaría al Presidente. Hay que proteger al Presidente de una crisis de salud pública que ocurriría al otro día. Como he dicho, por ejemplo, si un padre de familia quiere cambiar de casa (no mejorarla) porque tiene fisuras o goteras, y decide a hacer una nueva, no puede demolerla antes de hacer la nueva, porque deja a los hijos a la intemperie. Las familias colombianas pueden estar tranquilas: no van a quedar a la intemperie ni va a ocurrir que, al otro día, destruido el sistema, no tengan a quién llamar para atender a su abuela, hijo o padre”.

Pero es más lamentable aun que el presidente Petro apoye a su ministra en todos sus caprichos, y que tampoco atienda las observaciones de los expertos.

En la misma línea de la ministra, también es muy lamentable que el presidente Petro acuda a las mentiras para desprestigiar la salud, como lo hizo el viernes con una noticia falsa sobre los hospitales de Antioquia, utilizando imágenes de un centro asistencial en las ruinas, del país vecino donde precisamente no reina la democracia de su amigo del alma Nicolás Maduro.

Si esa será la estrategia de las otras reformas, el panorama que nos espera es desastroso.