3 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Un maravilloso reencuentro de navidad

Jorge Alberto Velasquez Pelaez

Jorge Alberto Velásquez 

Lo conocí cuando yo era un niño dispuesto a vivir lo desconocido, y desde entonces lo quise, mucho, más de lo que jamás llegué a querer a quienes se le parecieran, pues él siempre fue único. Me acompañó por milagro de Dios durante buena parte de mi vida, en Jardín, Riosucio, y Medellín, hasta los fatales días que desapareció de mi vida, no por culpa suya, tampoco mía, sino de egoistas absurdos que deciden por ellos sin consultar sentimientos de potenciales agraviados. 

Traté de cubrir mi dolorosa pérdida con otros, pero no, todos ellos eran sofisticados sin gracia, producto de forzadas recetas modernas de gustos y de comportamientos, sin espíritu y sin huellas de los mejores dias del pasado. 

Pero dos días atrás, gracias a mi hijo Sebastián, vi a mi viejo amigo de nuevo, en La Ceja, hermoso como siempre. Y acabo de estar con él y soy un hombre feliz nuevamente. Apareció mi CHORIZO DE CHORRITO, el del cilantro y los gorditos, el dios del colesterol, ese compañero de toda mi vida que intentó, sin éxito, asesinar Zenú. Soy feliz.