7 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Un llamado de atención pertinente

Por Claudia Posada

El exgobernador de Antioquia Luis Pérez Gutiérrez, en su columna de opinión: A importar educación digitalque circuló este 18 de junio en la publicación virtual Público (https://bit.ly/2UWy8QA) arranca diciendo: “Colombia hace el ridículo creyendo que en la cuarentena está ofreciendo excelente Educación Digital a los jóvenes”; y, a renglón seguido, como en todos los párrafos, él expone el porqué de la proposición explicita en aquel título.

Si bien no compartimos plenamente lo expresado así de esa manera al comienzo, en cambio sí encontramos imponderable el aparte con el que remata su razonamiento el exmandatario antiqueño que también fungió como alcalde de Medellín: “La Educación debe medirse como si fuera oro social. El nuevo futuro, la nueva economía, necesita ventiladores mentales para que la imaginación ni se jubile ni se mantenga en vacaciones”, genial sin duda.

En algún otro párrafo, al hacer alusión al “parroquialismo” académico de nuestro medio, evidente en el momento de presentarse el confinamiento, precisa: “…Prefirieron torturar a los estudiantes con una educación a distancia improvisada y de mala calidad, ofreciéndoles una contradictoria carga de ciber antigüedades”.

Posiblemente tenga razón el Ingeniero Pérez Gutiérrez, pero ante semejantes circunstancias, el mundo aterrorizado, el país estremecido de miedo, y los organismos estatales con la responsabilidad de tomar decisiones urgentes sujetas a evitar la propagación veloz e indiscriminada del nuevo virus,  consideramos que tal cual lo hicieron en principio, fue acertado concentrar sus recursos humanos, y tecnológicos del caso, en contener la pandemia. Por lo anterior es por lo que presumimos ligereza en algunos de los planteamientos del respetable empresario.

“La mayoría de los jóvenes se sienten engañados por la mala calidad de la educación en cuarentena. La primera consecuencia es que Colombia va a tener la más alta tasa de deserción educativa de toda su historia”.

Puede ser así, aunque dudamos de que ese sea el motivo cierto para dejar los estudios superiores, creemos, hay otras realidades de fondo. Aquí cabe recordar cuánto hizo el autor del anterior enunciado por dejar en marcha la universidad digital de sus sueños, dicen que no arrancó por falta de aspirantes. Lo cual indica, más bien, poca disposición en los jóvenes para salir de la parroquia. ¿O qué fue lo que pasó? ¿Acaso no les resolvía las limitaciones originadas en las brechas sociales y económicas para poder acceder a clases?

Tal vez no nos hemos dado cuenta de que estamos precipitando a la revolución tecnológica, a una población empobrecida para la cual la irrupción de las TIC transformó el mundo con su fascinante innovación, pero por otro lado creo una nueva fisura: la brecha digital.

Comprender, que tanto los profesores como los estudiantes deberán definitivamente  capacitarse ampliamente en las nuevas herramientas  y metodologías de la virtualidad es lo más aterrizado; aunque precisamente, cuando el virus nos hizo el favor de sacudirnos para entender que en cuanto al desarrollo educativo del país estamos muy quedados,  resultó algo paradójico en latitudes muy evolucionadas, las que de igual manera no ajustaron con la inmediatez que se quisiera, las plataformas de la modernidad.

Según las estadísticas reportadas en la revista virtual especializada América Economía (https://tecno.americaeconomia.com/articulos/sepa-que-paises-lideran-el-ranking-de-velocidades-de-internet-en-latinoamerica) Colombia ocupa un lugar bastante desalentador (28,29) en relación con la media global para la oferta de servicios del entorno digital, tales como la disponibilidad y la velocidad. Se requieren plataformas facilitadoras de la comunicación e interacción virtual que sustituyan la educación presencial.

Países como Chile y Panamá (97,74 y 85,39 respectivamente) clasificados como los primeros en el ranking de la región, y en consecuencia con mejor capacidad para enfrentar desafíos considerando necesidad de conexiones con velocidad de banda ancha fija, nos dejan atrás en el posicionamiento que más se cerca a las exigencias que demandan sectores cada más sometidos a la gran red como el educativo, particularmente en el confinamiento.

De alguna manera lo anterior quedó ratificado en el reciente seminario: “¿Sociedad digital para tod@s? Efectos del COVID-19 y la oportunidad de repensar Internet” cuando los distintos expertos invitados por el Senado chileno y FLACSO (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales) expusieron sus puntos de vista durante seis sesiones relacionadas todas entre sí, aunque con enfoques distintos. Fue un programa académico coordinado desde Chile con participación de expositores en representación de algunos de los 14 países de Latinoamérica y el Caribe en donde FLACSO cuenta con sedes, o mínimamente con proyectos.

Afirmar que en Colombia tendrían que haber dado soluciones de conexión digital con altos estándares de calidad a sectores como el educativo, ante la inmediatez de responder con medidas en concordancia con la declaratoria de pandemia por parte de la OMS, nos parece un tanto atrevido; mientras, por lo demás, empresarios, transportadores, comerciantes, entre otros, presionaban por decisiones que para ellos eran imperativas.

Debemos pensar, más bien, en lo que nos corresponde como colombianos sensatos y actuar en consecuencia; teniendo claro, eso sí, que en el ámbito nacional, como en el regional y  local, corresponde a los líderes – el exmandatario Luis Pérez es uno de ellos- con capacidades y potestad (el actual alcalde de Medellín, Daniel Quintero, reúne las dos condiciones) diseñar y afincar la estrategia para que el país político, en todas sus expresiones, empiece a caminar en sintonía con el mundo de hoy para las realidades del pueblo colombiano.

Interpretar y regular las relaciones Estado-sociedad civil, orbitas desconectadas cuya clave de salvamento está en lo que concierne a los deberes de quienes dicen representar la voluntad ciudadana porque son ellos, en buena parte, responsables del atraso evidente en materia de las TIC.

En las corporaciones públicas se han presentado iniciativas, tal es el caso concreto de la Asamblea de Antioquia en donde se ha dado un primer paso que coincide con el oportuno llamado de atención en la columna: A importar educación digital.