26 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Un gobierno sin ideas para rescatar a los exportadores en cuarentena

Jorge Alberto Velasquez Pelaez

Por Jorge Alberto Velásquez Peláez 

Las exportaciones en el año de la pandemia disminuyeron, y era previsible, aunque no se esperaba una caída tan grande, pues se desplomaron con una reducción del 21% respecto al 2019, un año que dicho sea de paso fue muy malo para el sector exportador, aunque entonces no teníamos coronavirus, malo como lo fueron también los años precedentes y posteriores al 2014, cuando el país exportó 80% más que durante el año que acaba de terminar; para decirlo de otra manera, en 2020 los “dinámicos” exportadores colombianos vendieron poco más de treinta mil millones de dólares, la peor cifra de toda una década, mitad de lo que se había vendido en el exterior 10 años atrás.  

No obstante lo anterior, hay que admirar al Ministerio de comercio exterior que, de manera increíble, como un mago sacando un conejo de su sombrero, —o como el ministro de salud presentando el cronograma de vacunación—, nos muestra 20 logros en el 2020, de los cuales, relacionados con la posibilidad de crecimiento real de nuestras exportaciones, no puedo destacar ninguno, aunque no debo dejar de citar textualmente el siguiente, por absurdo: “Nueve productos nacionales ingresaron a 12 nuevos mercados”. Ah, y un acuerdo comercial con Israel, para intentar exportar hacia allá lo que no somos capaces de vender a nuestros vecinos. Qué pobreza. 

Y no quiero caer en esta ocasión en la tentación de exponer cifras, como lo hago con mucha frecuencia, para dejar ver la realidad del sector exportador nacional, la ausencia de una política eficaz de promoción y de fomento, la inexistente mentalidad internacional de nuestros gobernantes, la absurda publicidad de los pírricos logros conseguidos, y el fracaso de los tratados de libre comercio, entre muchos otros fracasos, entre muchos otros absurdos y entre muchas otras equivocadas acciones de carácter gubernamental en materia de internacionalización de nuestro país.  

¿Qué sabrá el presidente Duque de globalización o de generación de oferta exportable? Absolutamente nada. ¿Qué hace nuestro ministro de comercio para desarrollar grandes sectores exportadores, y no limitarse a anunciar tímidos incrementos porcentuales de exportaciones que obviamente benefician a uno o pocos exportadores individuales, pero no a un distrito o clúster con perspectivas o realidades exportadoras de talla internacional? Y no es un mal ministro, —como lo fue en el pasado en esa cartera Luis Guillermo Plata, el efímero y nuevamente ineficiente exgerente nacional del coronavirus—, pero le faltan ideas. 

Que la ley de emprendimiento para beneficiar Mipymes, que zonas francas, que zonas especiales fronterizas, que créditos de Bancoldex, que modernización de Plan Vallejo; pues todo ello siempre ha existido y lo que cambia son los nombres de los programas por unos más sofisticados, como sofisticadas son las presentaciones de power point y refinado el vocabulario de los funcionarios.  

Pero nadie hace nada distinto a lo que siempre se hizo antes, aunque antes, lo mismo de ahora, se hacía bien, con convicción, con conocimiento, con inspiración, con inteligencia, con creatividad, y paradójicamente, sin comunicación excesiva como ocurre ahora a través de las redes sociales.  

¿Se darán cuenta empresarios y gobierno que siendo Colombia un país parado en oro, es una vergüenza que exportemos poco menos de cuatro millones en joyería, a un mercado global que compra casi 120 mil millones de dólares? ¿Se darán cuenta que nos dedicamos a importar ropa, cuando podríamos exportarla hacia un mercado que al año compra más de 470 mil millones de dólares? No, nada de eso nos preocupa, y solo hablamos con mente “petrista” de aguacates, o del éxito por los nueve productos que ingresaron a 12 nuevos mercados

Pero los medios de comunicación siempre tendrán buenas noticias sobre nuestro comercio exterior, aunque no haya buenas noticias para informar. Y en este momento es el maravilloso futuro que según dirigentes y funcionarios nos espera en nuestro intercambio con EE.UU. Nadie sabe por qué, pero es bueno decir que vendrán nuevos negocios, y que, por fin, llegarán las grandes inversiones de las empresas estadounidenses a Colombia.  

Pero lo que nadie dice es que de la cifra de 24.000 millones de dólares que exportábamos a EE.UU. cuando iniciamos el TLC, hemos caído a menos de la mitad en 2020, un poco menos de 12.000 millones, y en el 2019, sin coronavirus, solo pudimos exportar 14.600. 

La pandemia se convirtió en una especie de tapabocas nacional, que oculta muchas cosas, entre ellas el fracaso del modelo de apoyo a las pequeñas y medianas empresas, la inexistencia de regiones exportadoras, el fracaso de los programas de transformación productiva, la inefectividad de las comisiones regionales de competitividad en cuanto a fomento de exportaciones, y en general, la ruina de nuestro sector exportador. Pero nueve productos ingresaron a 12 nuevos mercados.