26 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Trumph: Un gobierno de contrastes

Por Orlando Arenas Tamayo 

Se deben aprovechar las experiencias del gobierno Trump para que la democracia norteamericana pueda subsanar sus falencias, a pocos días de terminar este período del excéntrico millonario que accedió a la presidencia de Estados Unidos luego de una campaña turbulenta, en la que obtuvo la mayoría de delegados electorales por encima de Hillary Clinton, ganadora absoluta del voto popular.  Las dos campañas, a decir verdad, estuvieron marcadas por escándalos, la del presidente por las influencias rusas sobre las redes sociales en su favor que no prosperaron judicialmente, y la de   Hillary, mal librada por el uso de un servidor de correo privado, siendo Secretaria de Estado, por  haber borrado la mitad de ellos y por  haberse perdido supuestamente información confidencial en tales actuaciones, todo lo cual lastró su campaña, sin debate de carácter programático e ideológico, que la hacía atractiva al electorado.  Nunca quedó claro si hubo delito en estas campañas, pero el hecho de borrar 30.000 correos alegando su carácter privado, abría la puerta para sugerir que se eliminaron otros de carácter público y permitió así una maniobra de la derecha para derrotar la campaña demócrata. 

El ejercicio presidencial dejó claro el carácter absolutista de su gobierno y las artes no muy santas de que hace gala este magnate para gobernar la mayor democracia del mundo.  Estados Unidos pasó de ser una tierra de promisión que acogía a los inmigrantes de todo el mundo, una nación construida por inmigrantes, a una tierra con un gobierno para perseguir y evitar la entrada de aquellos al territorio, proponiendo el mayor exabrupto de la historia, la construcción de un muro que lo aislara de Méjico y del resto del continente. En este propósito, defendió la separación de padres e hijos de las familias de los inmigrantes en la frontera, atizó la xenofobia, la violencia racial y política, polarizó las relaciones entre los dos grandes partidos de su democracia, desdeñó las recomendaciones médicas sobre las prevenciones y cuidados para evitar el contagio de la pandemia y vio crecer en forma alarmante el contagio masivo y el número de muertos por su mal ejemplo. 

En el campo internacional, los desencuentros de Washington con tantos países aliados, se dan por su prepotencia, al retirar a Estados Unidos de los acuerdos para el cambio climático, del acuerdo sobre control de armas, del acuerdo nuclear con Irán, de la Organización Mundial de la Salud OMS en plena pandemia, por sus ambivalencias frente al régimen norcoreano, pero aceptando que su reunión con el dirigente de dicha nación tuvo un efecto importante al lograr que se terminaran los ensayos balísticos y las pruebas nucleares de ese gobierno comunista.   

La política exterior norteamericana no fue coherente y se adelantó en medio de bandazos a capricho del presidente , se recrudeció la guerra fría entre China y los Estados Unidos por la imposición de aranceles a las importaciones desde ese país, finalmente aceptadas por los chinos, se restablecieron   las relaciones de Israel con varios países árabes del golfo pérsico y se logró un acuerdo comercial entre serbios y croatas, sentándolos a conversar por primera vez desde la fragmentación de Yugoeslavia, diezmó el terrorismo de los grupos árabes y no comprometió a EEUU en nuevas guerras. No es poco lo conseguido, hay que reconocer, pero las relaciones con la Europa entraron en medio de mucha tensión y Washington tuvo problemas de entendimiento con sus principales aliados, incluidos los rusos quienes supuestamente le ayudaron a su elección.  

Con respecto a América Latina, EEUU sigue considerándonos el patio de atrás, y en ese mismo orden, las posturas de Trump son casuísticas y oscilan entre la actitud blanda hacia los autoritarismos de derecha afectos al imperio y actitudes intervencionistas con aquellos que no se someten a sus caprichos y aspiraciones expansionistas. En un principio histórico, la posición fue el aislacionismo y el trato despectivo a los movimientos independentistas de la América, luego la política del buen vecino de Roosevelt, el desinterés de Truman y Eisenhower, la Alianza para el Progreso de Kennedy, la incomunicación con Ford y Carter, Reagan, el amigo de los totalitarios,  cierta pausa refrescante con los Bush, el retorno a la democracia con Clinton, el acercamiento a la región intentado por Obama, en tanto que Trump se ha paseado entre la hostilidad y la cordialidad, su endurecimiento frente a la inmigración sudamericana,  la afectación del libre comercio y de la cooperación con  nuestros países. La propuesta del muro en la frontera Mejicana es una afrenta a América Latina, aunque con Colombia ha existido una buena política de cooperación en los diversos frentes de la compleja relación con esta nación, dura en relación con Cuba, Venezuela y Nicaragua, pero blanda en relación con el presidente de Honduras, acusado de fraudes y corrupción en aquel país.                   

En el frente interno acertó con la reactivación industrial  al rebajar impuestos a la industria y la disminución sensible del desempleo con la repatriación de empresas, al conseguir la independencia energética y la reactivación de las acerías, al prohibir importar acero para los proyectos públicos, la reforma de la justicia penal, en consenso con los dos partidos y con un esfuerzo del presidente para ablandar a los republicanos en su aprobación, la ley de ayudas a las familias afectadas por la recesión económica causada por la pandemia, otro consenso logrado entre los dos partidos en el congreso, la expansión de los seguros de desempleo y la moratoria temporal al desalojo de inquilinos, propuestas que lo alejaron de la posición republicana y le merecieron el aplauso de los demócratas. Vencidos los términos de aplicación de estas leyes, solo pudieron ser extendidas mediante Directivas.    Igualmente hay que destacar la aprobación del nuevo acuerdo comercial con Canadá y Méjico, lo que además significó la aprobación de reformas salariales en el gobierno mejicano, celebradas por los demócratas y los sindicatos norteamericanos. 

Sin embargo, los daños a la democracia norteamericana son severos y Trump entrega una nación dividida, radicalizada e insegura y por ello pierde la reelección por un abultado margen en voto popular y en el número de delegados electorales, pero su obstinada actitud de rechazo a los resultados con todo tipo de declaraciones virulentas, alegando fraude y sin prueba alguna al canto, la filtración de un audio en el que insta con amenazas a un funcionario electoral de Georgia a que encuentre los votos que necesita para ganar dicho Estado y, lo más grave,  la arenga a sus seguidores la semana anterior en un mitin y la consecuente invasión violenta de ellos al capitolio, para luego despedirlos con expresiones cariñosas, cuando se aprobaba la elección de Joe Biden como nuevo presidente, constituyen una acción de desborde de sus funciones, alevosa, que requiere de acciones enérgicas y punitivas porque atentan contra la estabilidad de la mayor democracia del mundo, que hoy está  a la espera de que tales acciones, aprobadas por los dos partidos, detengan para siempre las intenciones desestabilizadoras de cualquier representante de una de las ramas del Poder Público en la gran nación americana.  Esta situación ha llenado de sombras y lunares morales al gobernante que ahora podría enfrentar un juicio por estas salidas disparatadas en contra de una democracia respetada como seria, prudente y sabia, hasta ahora, por el desespero de un megalómano que ultraja a las instituciones como cualquier sátrapa de una república bananera. 

El 20 de enero comienza la tarea de Joe Biden al posesionarse con el encargo de conservar lo bueno y apreciable del gobierno saliente, pero con la tarea de restablecer la unidad nacional, el entendimiento de los partidos y el respeto a la seriedad de sus mecanismos de gobierno de una nación a la que el orbe admira, más que por las armas y el poderío económico, por la fortaleza y la certidumbre de sus instituciones públicas y de su estructura democrática.