9 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Todavía faltan conquistas en los derechos y libertades de las mujeres 

Por Claudia Posada 

No para todos es claro aun, que cada 8 de marzo se conmemora el Día de los Derechos de las Mujeres, específicamente; lo que no obsta para que ellas reciban en esta fecha congratulaciones que podrían tomarse como que ahí vamos ganando reconocimientos, aunque los queremos más allá de gratos mensajes, flores y chocolates, porque, independiente del grado de feminismo que nos acompañe, esperamos que se  vaya ganando  en igualdad de oportunidades, inclusive sabiendo que empleadores desconsiderados (por no decir ignorantes machistas) tienen como disculpa la maternidad para no vincular mujeres o para que ganen menos salarios que los hombres; desestimando que el embarazo y las licencias consecuentes son un derecho logrado. Otros hombres, en condición de jefes, son abusadores, acosadores, pero ese es otro asunto; muy detestables ellos por cierto, pero no es lo central que se tratará en esta columna. 

Existe un feminismo radical que se ubica entre 1967 y 1975, de acciones coordinadas, colectivas, gigantescas, que se llevaron a cabo inspiradas en el concepto marxista de “radical”, es decir: “Tomar las cosas por la raíz y, por lo tanto, irían a la raíz misma de la opresión”. En este sentido, dice Kate Millet escritora, profesora, artista y activista feminista radicalestadounidense, que “Lo personal es político”, y como ella piensan otras mujeres exponiendo sus teorías al respecto y desde luego tienen sus seguidoras y detractoras en el mundo, al igual que otras teorías. Por otro lado, si nos remitimos a la historia más lejana del feminismo como tal, está el “Feminismo de la Primera Ola”, éste se enfoca en el antes de las primeras expresiones, manifestaciones y sucesos liderados por mujeres excepcionales para la época, que podrían enmarcarse en él. En esta llamada Primera Ola, hubo mujeres que se quejaban por su condición de opresión, carencias, discriminaciones y profunda desigualdad ante los derechos y privilegios de los hombres, situación que hoy hace parte de memorias inconcebibles. En ese entonces, algunas mujeres conscientes de su infeliz sumisión, se atrevían a quejarse en privado con sus maridos, exponiéndose a maltratos de palabra o hechos; y como ahora, pero en mayor medida, se presentaban casos aberrantes de misoginia: Aversión a las mujeres. 

Aparece una “Segunda Ola del Feminismo”, momento muy importante en el desarrollo del feminismo, se logró el favorecimiento a la Educación para las mujeres, mínimamente que accedieran al aprendizaje de la escritura y la lectura; época aquella en donde, por ejemplo, Emily Wilding Davison, se convertía en mártir por sus ideas sufragistas; combatió valerosamente por conseguir el derecho al voto de las mujeres. Los hombres, incluso reconocidos intelectuales, escritores y muchos influyentes en distintos campos del saber, no ocultaban su “misoginia romántica” al considerar a las mujeres como débiles, obedientes, princesas domesticas que debían ser excluidas de la participación en el acontecer público, particularmente político y en el ámbito laboral. Las mujeres que se destacaron en esta época del feminismo, son consideradas verdaderas revolucionarias en el proceso reivindicatorio por sus conquistas; entre estas está Flora Tristán, nacida en Francia y de origen peruano, autodidacta, rotulada en el socialismo utópico; ella escribió este texto famoso: “Todas las desgracias del mundo provienen del olvido y el desprecio que hasta hoy se ha hecho de los derechos naturales e imprescriptibles del ser mujer”. Simone de Beauvoir, filosofa parisiense a quien su padre, reconociendo en ella capacidades de joven brillante, solía decirle: “Tienes la inteligencia de un hombre”. Es la autora de la obra El segundo sexo; cuando publicó este libro en 1949, ella misma no se asumía como feminista, ni tuvo al escribirlo la intención de presentar un ensayo sobre el feminismo, mucho menos pasó por su mente que sería considerado un hito en la historia de la teoría feminista. Simone dice en su autobiografía que su obra El segundo sexo hizo feminista a ella misma. 

La “Tercera Ola” se define como la que va del feminismo radical al ciberfeminismo y se concibe en el recorrido a partir de los años cincuenta. Movimientos anteriores y posteriores a esa época hasta nuestros días, son expresiones que tocan derechos culturales, económicos, políticos, civiles y sociales; y son muchas las fechas memorables que se enmarcan en conquistas conseguidas en distintas partes del mundo e integradas en diversos países a sus actos legislativos; batallas emprendidas por mujeres, organismos internacionales y grupos de mujeres para alcanzar la plena participación de ellas en la eliminación de toda forma de discriminación contra la mujer. Limitaciones impuestas sobre conquistas alcanzadas, también las ha habido y corren por cuenta de hombres que todavía no aceptan los derechos humanos como pertenecientes a los seres de toda identidad sexual; culturas discriminatorias subsisten en pleno siglo XXI imponiendo restricciones insólitas; como también en el ámbito doméstico se presentan con frecuencia casos de dominio machista que va desde la violencia psicológica hasta el feminicidio, pasando por los malos tratos físicos.  

Es por lo tanto, deber de los organismos del Estado, endurecer sanciones para castigar a los hombres que someten a las mujeres creyéndolas de su pertenencia u “objetos” de menor valor. Son mayormente vulnerables, las mujeres rurales; las mujeres que no han tenido la oportunidad de formarse a la par con los hombres; los hombres de hogares machistas que abusan de su superioridad en cuanto a fuerza física o fuerza bruta, para humillar violentando a las mujeres, jóvenes y niñas de su entorno.  Y abundan los desgraciados tipos que abusan sexualmente de menores y mujeres en estado de indefensión. 

En Colombia hemos tenido movimientos feministas importantes, como también algunos casos de acciones inaceptables llevadas a cabo por grupos que no han sabido exteriorizar de la mejor manera su pensamiento feminista. Pero destacando lo merecedor de todo reconocimiento, cabe anotar la relevancia del trabajo adelantado en su relativa corta vida, por la Senadora Piedad Córdoba, mujer distinguida internacionalmente por sus brillantes exposiciones en distintos escenarios en los que se analizaron, formularon o acordaron políticas públicas en el campo de los derechos de las mujeres. Por lo demás, hay mujeres y hombres que reconocen que tenemos hombres inteligentes quienes hace rato entendieron el rol de unos y otras como complementarios y en esa medida actúan en cada espacio de su trasegar. También, hay mujeres que se quedaron en sus cascarones de mujeres machistas, entorpeciendo con su manera de reaccionar ante la cotidianidad del relacionamiento con respecto a hombres o a congéneres; así cómo – y también lo sabemos hombres y mujeres- no faltan aquellas féminas que no han entendido (o no lo quieren entender) la igualdad de derechos y libertades, sino que asumieron un empoderamiento excesivo que las lleva a  embestir con actitudes y hechos abusadores por su condición de mujer,  en distintos ámbitos de las relaciones con los hombres. Eduardo Galeano, dijo: “El miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo”.