26 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Su información personal, no se destruye, se transforma

Por Enrique E. Batista J., Ph. D.  

https://paideianueva.blogspot.com/

Hay un campo en dónde la física y la astronomía se unen con las neurociencias, las ciencias sociales, la economía y el mercadeo: Es el campo de la información. La información no puede destruirse, ella permanece, solo se transforma, adquiere otras formas de valor más allá del contenido inicial. 

De información estamos hechos todos los seres animados y también los inanimados. Todo, sin excepción, de lo que está hecho el universo es información. Así, estamos formados de átomos y partículas subatómicas que configuran una identidad particular de cada especie, de cada uno de los seres vivientes o de los elementos inertes que nos rodean. Estamos todos hechos de la misma información primigenia, organizados de cierto modo particular que a humanos, animales y plantas les da la característica especial de seres animados. Si se toma la configuración genética, sabemos, por ejemplo, que los humanos compartimos entre sí el 99.9% del mapa genético; o sea, sólo hay una diferencia de 0.01%: Con algunos animales compartimos información genética así: con chimpancés y gorilas más del 95%, con los gatos y cerdos el 90%. (https://rb.gy/kjlaig). 

Si se tomase la idea de la tele transportación de un ser humano a cualquier otro lugar en la tierra o del universo, como ocurre en la serie de televisión «Viaje a las estrellas» («Star trek»), significa la transmisión de la información que está contenida en nuestros átomos. Quedaría por clarificar o establecer si en la posible tele transportación se transportan también los sentimientos y recuerdos acumulados en el cada uno curso de la vida. 

Vivimos en una sociedad caracterizada, desde hace muchas décadas, sin que haya mucha novedad en ello, cómo «Sociedad de la Información». De hecho, es un viejo proceso, ahora intensificado con distintas herramientas digitales, proceso que no es más que el reflejo de la condición esencial del universo compuesto de pedazos de información, integrados o aparentemente dispersos. Por ello, en el proceso de la evolución darwiniana de las especies, lo que ha evolucionado es la manera cómo se ha producido en los seres vivos la transformación de la información, dando surgimiento a nuevas especies, nuevos entes, nuevos seres y, en todo caso, preservando la información, ahora sólo transformada. No se pierde información, de esa que surgió de la condición de estar hechos de polvo de estrellas, de la misma y única información inicial existente desde el comienzo de nuestro universo con el «Big Bang» o Gran Explosión: Ese momento en el cual el universo era una singularidad (de manera muy breve y genera, ese momento en el que todas las leyes de la física no podían aplicarse). 

Se crearon con el correr de los tiempos, a partir de la información contenida en los átomos iniciales del primitivo universo, nuevos elementos químicos o materiales compuestos, pero siempre a partir de la transformación de la información ya presente. Sin información, no hay existencia alguna, de nada. Si somos hoy seres informáticos, si estamos en la «era de la información», lo somos y estamos en virtud del contundente hecho de que en toda su extensión el mundo es un conjunto eterno de información que no se crea, ni se destruye, pero, cómo se dijo, se transforma. Se transforma de la misma manera en que el escultor crea una obra maestra con mármol o arcilla, materiales con información que les definen su condición particular, estado que no desaparece a medida que el creador da forma a la información que siempre ha estado ahí y lo estará.  

Hoy en los seres vivos vemos qué parte de esa información está codificada en nuestro ADN. Sentir y pensar es un proceso para darle organización y sentido a la información que va con nosotros, más las que nos suministra el medio ambiente. Por eso, nuestros pensamientos se basan en información y nuestros conocimientos son resultados de los procesos cognitivos y afectivos en los cuales transformamos información en lo que denominamos conocimientos. Conocer es acceder a información y transformarla. 

Una muy lejana estrella, a millones de años luz de nosotros, ha puesto entre los físicos y astrónomos de nuevo la consideración del sentido y permanencia de la información en el universo y la aceptación de que ella no se destruye, sino que se transforma, no puede destruirse, es eterna. El físico Steve Hawking, alguna vez señaló que en el universo no hay pérdida de información, frente a las diversas preguntas de si todo lo que cae en un agujero negro (estrellas que han perdido su energía, colapsan con fuerza tan intensa que absorben su propia luz y a cualquier objeto cósmico que caiga baja su influencia gravitacional) lleva a la perdida de información. Si una estrella o una galaxia, por ejemplo, es absorbida por el agujero y si se destruyese la información que lleva, sería un golpe a la mecánica cuántica, base fundamental de la ciencia física. 

En esta sociedad digitalizada la información que antes circulaba a muy baja velocidad, hoy lo hace mediante avenidas superrápidas impensables hasta no hace mucho tiempo. Por ello, socialmente se ha adquirido mayor conciencia de lo que es la información, de su valía en la vida humana y la del planeta; se ha aprendido sobre los modos de acceder a ella, transformarla, producir conocimientos y elaborar consideraciones éticas, morales, antropológicas y sociales sobre la naturaleza humana y también acerca de la naturaleza del aprendizaje. Con las tecnologías informáticas actuales se han creado lo que se ha denominado «nuevas realidades», realidades como la transformación del mundo del trabajo, formas de hacer política, de conducir negocios, de relacionarnos con los demás, modos de controlar el pensamiento de las personas, formas de enseñar, de recrearse, de aprender y otras realidades asociadas a campos cómo la inteligencia artificial y la analítica de datos. (https://rb.gy/rh8bbq). 

Desde una teoría qué los físicos llaman “teoría de cuerdas” señalan que hay una paradoja en qué la información puede o no verse destruida dependiendo de si el hipotético observador está dentro o fuera de un agujero negro.  Esas, como se ve, son complicaciones de los científicos en los campos de la física y de la astronomía, asuntos que ellos, con sus investigaciones científicas, podrán dilucidar. 

Por ahora centrémonos en que nuestra información personal e íntima se ha vuelto una simple pero valiosa mercancía, comprada, negociada y vendida a otros. Esto ocurre con la información que nosotros circulamos, cuándo empleamos una variedad de recursos y plataformas digitales, en las cuales de manera consciente a veces, en otras con exceso de confianza e ingenuidad, dejamos al garete  y abierta una huella amplia de nuestra información personal,  la cual no se la devora ningún agujero negro,  pero si voraces empresarios que viven  acechando nuestra  información, la que usan, como se indicó, como mercancía en sus negocios privados, con propósitos ideológicos o de manipulación de nuestros sistemas de valores, preferencias y creencias. 

Nuestra información personal, se transforma en jugosas ganancias monetarias para unos o en la creación de adeptos adoctrinados, especie de nueva esclavitud, por la manipulación ciberespacial, apoyada en analítica de datos y otra variedad de rapaces tecnologías. Si la información es el poder, también es cierto que nuestra información es riqueza para otros. Con algún grado de ironía burlona, esos empresarios se refieren al asalto como «generación de valor» con base en los datos. ((https://rb.gy/rh8bbq). 

En la física, la ley de conservación de la energía establece que «la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma…. El dato tampoco se genera por sí mismo, se mezclará con otros, para generar información de valor sin perder su esencia original, nunca morirá en el tiempo. Por ello, también puede decirse que el dato no se autogenera ni se destruye, sino que se transforma». Con esta advertencia ninguno podrá destruir su propia información, incluida la de su ADN, pero sí está cada uno obligado a protegerla como un bien personal y no comercial a favor de otros. (https://rb.gy/3tm4sh). 

Conviene no aceptar cookies de manera indiscriminada. Se precisa ser consciente de que, aunque se borren archivos, claves personales, fotos y variedad de información personal, ella ya está en circulación o albergada en poderosas bases de datos de muchas empresas. Como se ha escrito: Su información personal no se destruye, se transforma, muy posiblemente para usos indebidos por otros.