3 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Sólida formación escolar de niños y jóvenes. Con pantallas o sin ellas, esa no es la cuestión

Enrique Batista

Enrique E. Batista J., Ph. D.

https://paideianueva.blogspot.com/

No, No. Suecia no ha prohibido el empleo de las pantallas. Suecia no va a prohibir el uso de pantallas en las aulas. Aunque muchos medios de comunicación publicaron que así sería, la realidad es otra: el país escandinavo revisará su Plan de Digitalización para mejorar la comprensión lectora de los estudiantes. (https://rb.gy/gniadhttps://rb.gy/3mw3j).

En un artículo publicado el 21 de mayo  de 2023 en el periódico «Le Monde», se  tituló  literalmente que: «Suecia considera a las pantallas las responsables del descenso del nivel de los alumnos y quiere volver a los libros de texto» y, se agregó, que basado en criterios de expertos, «el gobierno de centroderecha quiere reducir el tiempo que los estudiantes pasan frente a las pantallas y traer los libros de texto de vuelta a las aulas». La ministra de educación, conocida por su posición adversa a la digitalización que ella califica como experimentación», suprimió una política de educación digital formulada, pocos meses antes en 2022, por el gobierno previo. (https://rb.gy/bcpuz). Su decisión, más política que educativa o pedagógica, se basó en los resultados de comprensión lectora de los alumnos de cuarto grado en la prueba PIRLS de 2021. Bien se conoce que esta prueba, conjuntamente con la de PISA, está sometida a severas críticas sobre su valía para medir y contribuir a mejorar la calidad de la educación.

El hecho es que el titular en el artículo de «Le Monde», cual onda expansiva, se regó por todo el mundo resaltando que Suecia había prohibido el uso de las pantallas. En efecto, se pudo leer en muchas publicaciones: «Suecia prohíbe el uso de pantallas en las escuelas», «No más pantallas en las escuelas y más libros de texto», «¡No más pantallas en las escuelas!». Si bien la postura adversa abiertamente conocida de la Ministra de Educación sobre la digitalización de las escuelas, ella reconoce que «la digitalización puede ser fantásticamente buena para los estudiantes, pero hay que usarla con sensatez». (https://rb.gy/qfgg1).

Así, se le puede recordar a la ministra de educación de Suecia sus propias palabras: «la digitalización puede ser fantásticamente buena y hay que usarla con sensatez». Pero a la vez, las decisiones gubernamentales no se toman a la ligera acompañada de la impropia predicción de que los niños sufrirían un analfabetismo funcional. Con base en los mismos resultados que ella invocó, se muestra que sus estudiantes de cuarto grado están muy lejos de esa condición; se precisa recordarle, así mismo, que serían muchísimo más grave un analfabetismo digital y los déficits de aprendizaje en las muy necesarias habilidades digitales y socioemocionales que ellos requerirán para su desempeño como ciudadanos globales, de su país y también en el mundo social y laboral en el que estarán inmersos en muy poco tiempo.

Algunos de mis lectores inquirieron mi opinión sobre la supuesta prohibición de las pantallas y del regreso (sic) a los libros. Les di una respuesta corta que es la siguiente, la cual complemento en el resto de este artículo: La enfermedad no está en las sábanas. Es el vetusto modelo educativo el que está enfermo. Se puede «regresar» a los libros, pero no existirá mejoría alguna si la enseñanza no promueve un aprendizaje activo, prescriptivo y situado, y una sólida autonomía cognitiva y moral. Hoy los estudiantes de cuarto grado allá, y en cualquier otro lugar del mundo, están apenas empezando a leer, no es la oportunidad de estigmatizarlo a partir de resultados en pruebas que ellos no entienden y a las cuales no le ven significación alguna.

Se le puede recalcar a la ministra que las transformaciones que requiere la educación en su país, como en el  resto del mundo, no se  cristalizan a partir de impulsos momentáneos, ni mucho menos con acabar de un tajo, las propuestas educativas de gobiernos pasados, ya que esas decisiones políticas de momento  y de oportunidad son malas consejeras. En Suecia, hoy, y en muchos otros países, en lugar de una transformación de fondo del modelo educativo vigente, el cual es improductivo para las necesidades formativas de este siglo XXI, han asumido, con pensamiento mágico, que las pantallas enseñaban y que los alumnos tendrían, en consecuencia, logros académicos altos. El temor por tener «una generación de analfabetos funcionales en Suecia», puede más bien demostrar que hay líderes políticos que están inmersos en una generación de analfabetas digitales y que, por ello, promueven o fantasean regresar a sus viejos tiempos, a «enfocarse en los métodos tradicionales de enseñanza».  O sea, el progreso hacia atrás, la añoranza de lo que en el pasado pudo funcionar, pero que, para las generaciones actuales, y las condiciones particulares del mundo en que vivimos, han dejado de ser métodos y metas apropiadas. Los niños y jóvenes reclaman una educación para ellos, para su mundo, el actual y el futuro. Con ese modelo retro, niños y jóvenes no tendrán, con o sin pantallas, el futuro que ellos requieren y desean. (https://rb.gy/9yb4l).

Desde un punto de vista técnico,  es importante resaltar que los alumnos de cuarto grado en 2021 ocuparon el octavo puesto en un ranking mundial basado en la prueba PIRLS, con un puntaje 544 puntos. Causó la reacción gubernamental el hecho de que con respecto a 2016 la comparación mostró 11 puntos. Es importante recordar que el grupo de 2016 era, como es apenas obvio, diferente (prepandémicos); no sólo fueron diferentes los alumnos, sino también el contenido de la prueba, lo que estaba midiendo según los diseñadores internacionales de la misma, mas no necesariamente el énfasis particular de comprensión lectora que se impulsa en las escuelas de Suecia. No es viable, ni deseable, homogeneizar la formación escolar en toda la Unión Europea y menos con base en las muy cuestionadas pruebas estandarizadas internacionales. Acabarán los maestros a ser forzados, para tranquilidad de los ministros, a formar a sus alumnos para los exámenes, y no para la vida.

Desde la psicometría, es preciso recordar que los puntajes en dichas pruebas son estandarizados. En términos de percentiles (posición relativa con respecto al resto de personas que tomaron la prueba), en 2016 el percentil fue de 71, mientras que en 2022 fue de 67, una diferencia de apenas cuatro puntos, casi seguro dentro del margen de error de la medición. No hay medición de ninguna índole sin errores y son mayores en el campo educativo. No se puede olvidar que la pandemia del coronavirus causó en los estudiantes de todo el mundo, un retraso en su progreso escolar, entre otras áreas, en las habilidades de comprensión lectora y en las cognitivas en general. (https://rb.gy/q67229).  

Podrán regresar las políticas estatales a viejos tiempos, pero los jóvenes no regresarán, ya que tienen una visión distinta de la valía de la educación que poseemos los adultos
El cerebro digital de ellos funciona, como lo ha demostrado la investigación científica, de manera distinta al de nosotros.  Vivimos en mundos paralelos, pero con divergencia y disconformidad aceleradas, las cuales preparan para un choque de aspiraciones y de mentalidades. No se puede educar a los niños hoy con las creencias y principios pedagógicos de antes no sustentables hoy. Niños y jóvenes tienen percepción distinta de la valía de la educación y de la naturaleza del futuro en el que vivirán. Tienen, así mismo, otra forma de percibir cómo se les debe valorar el progreso escolar y como personas.

No está exenta Suecia de dificultades que afectan la calidad y pertinencia de la educación. Es el país que más ha crecido en desigualdad entre ricos y pobres desde 1980, con una concentración, se ha resaltado, de los ingresos de capital que ha creado tal condición. En el mundo, es el decimoquinto país más desigual del mundo, por debajo de Filipinas y Nigeria. (https://rb.gy/y2r8xhttps://rb.gy/ynp2ghttps://rb.gy/lzzna). En ese país hay un déficit de maestros, la UNESCO y la OIT han indicado que en  Alemania y Suecia, más del 70% de los maestros de primaria, tienen más de 40 años.  (https://rb.gy/9u2ib), y que 19.9% de los jóvenes menores de  25 años están desocupados.    (https://rb.gy/7h91e). Los jóvenes, además, han sido guiados para experimentar una vida en soledad. (https://rb.gy/tsuet).

Se hace evidente que la calentura no está en las sábanas, está en el termómetro descalibrado de la prueba PIRLS, en el modelo educativo que, si bien fue exitoso en el pasado, requiere innovación constante para las nuevas generaciones con aspiraciones distintas, inmersos en los nuevos tiempos y circunstancias. Requieren, para su formación personal, ciudadana y laboral apoyo, en la diversidad de tecnologías digitales y en la variedad amplia, bien conocida, de otros recursos para apoyar sus procesos formativos escolares. Entonces, no son los niños los que están mal. El modelo educativo es distópico y alienante.

Es más fácil para los gobiernos prohibir que construir e innovar. Sienten que se les escapa el poder de controlar a las nuevas generaciones, se interponen en la libertad y autonomía cognitiva y moral de los alumnos. Ellos tienen manera de sobreponerse a semejantes mordazas. Las nuevas generaciones siempre triunfan.