3 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Rodolfo el peligroso

Guillermo Mejia Mejia

Por Guillermo Mejía Mejía 

En El Salvador gobierna desde el 1° de junio de 2.019 el señor Nayib Bukele, hijo de un imán musulmán que ejerce su ministerio religioso en la capital de ese país. Bukele, en 32 meses de ejercicio presidencial, ha logrado, entre otras, las siguientes hazañas:  

-Destituir la sala constitucional de la Corte Suprema de Justicia y lograr que los nuevos magistrados nombrados habilitaran la reelección presidencial prohibida en la Constitución Nacional.  

-Sacar de su cargo al Fiscal General de la Nación que investigaba problemas de corrupción en algunos ministerios.  

-El 9 de febrero de 2020 el ejército nacional, al mejor estilo de Tejero, entró al recinto del Congreso Nacional, mientras se adelantaba una sesión extraordinaria, con el objeto de presionar la aprobación de un empréstito internacional que requería el gobierno.  

-En septiembre de 2020 cambió, por decreto presidencial, una ley de la república sobre acceso a la información pública que maneja un organismo colegiado, entidad en la cual se autoacrecentaron los  poderes presidenciales en perjuicio de las decisiones que se toman en un organismo plural y nombró a tres comisionados de bolsillo que luego decidieron que las sesiones no se podían grabar.  

Estas son algunas pequeñas muestras de las decisiones de este presidente que va derechito a convertirse en un nuevo dictador centro americano como ya lo han denunciado la OEA, la CIDH, la Alta Comisionada por los Derechos Humanos de la ONU y la vicepresidenta de los Estados Unidos. 

¿Y por qué esta alusión a esta joya de presidente de El Salvador? 

Porque en una entrevista que le dio el candidato presidencial Rodolfo Hernández a Vicki Dávila en el mes de noviembre pasado a una pregunta de la periodista sobre a cuál presidente admiraba, Hernández no vaciló, ni siquiera titubeó, para decir que admiraba a Nayib Bukele. Ya antes se le había zafado su admiración por Adolf Hitler. 

Lo que tiene cautivada a la gente de este candidato es su personalidad desabrochada y su lenguaje procaz, del cual no se avergüenza, pero seguramente sus seguidores no analizan el peligro que representa para la democracia un candidato que ya ha mostrado su poco respeto a la constitución política en especial al tema de los derechos conseguidos legalmente. Miren lo que dice sobre las pensiones: 

“Qué es lo que tenemos que hacer: Quitar las pensiones de privilegio. Ahora los que tienen derechos adquiridos les vamos a dar otra solución. Ganando la presidencia de la república se pasará un proyecto de ley para quitar esos privilegios que tienen arruinado al presupuesto nacional. Entonces esos 6 millones de viejitos y viejitas pues le podemos atender al menos con ½ pensión, ½ salario mínimo a cada uno de ellos”. 

Hernández no dice cómo va a lograr que el Congreso, en el que seguramente no tendrá mayoría, le va a aprobar un proyecto de ley que lesiona derechos garantizados por la Constitución política y si en caso de aprobarse pasaría el examen de la Corte Constitucional. 

Tampoco aclara a cuáles pensiones se refiere como privilegiadas o sea desde qué monto una pensión se considera privilegiada o si todos los 6 millones de viejitos y viejitas se pensionarán con ½ salario mínimo. Y mucho menos explica cuál es la otra solución que le va a dar a los que ya tienen sus derechos adquiridos a una pensión. 

En la misma entrevista Rodolfo confiesa que su patrimonio es de 100 millones de dólares, seguramente bien habidos mediante la construcción de vivienda popular en Bucaramanga con financiación de él mismo con créditos hipotecarios, millones que la Constitución Política le protege por ser ganados con justo título y que nadie se los está amenazando.  

¿Por qué entonces las pensiones otorgadas también con justo título sí se pueden tocar y les buscará otra solución y sus 100 millones de dólares le quedan intactos? ¿Ancho para él y estrecho para los pensionados?  

Lo último que se conoce de este personaje es un audio (La Vanguardia de Santander) en donde les pide a sus candidatos al Congreso 60 millones de pesos a cada uno y el 10% de su salario si salen elegidos. 

Preocupa que un candidato que admira a Hitler y a Bukele, el nuevo dictador de El Salvador, llegue a la Presidencia de la República de Colombia a comandar las fuerzas armadas y que en medio de su vesania sea capaz de hacer lo mismo de su admirado presidente centroamericano: entrar a saco al recinto del Congreso o suprimir mediante decreto la Corte Constitucional o arrebatarles a los viejitos, manu militari, el derecho a la pensión de la cual viven. 

A simple vista parece improbable, pero puede suceder. Así lo están mostrando las encuestas.