Aunque la reforma política tenía potencial transformador, se deformó en su paso por el Congreso y acabó siendo una colcha de retazos sin cambios importantes.
Por Ricardo Bello Gómez* Razón pública.
Una reforma deformada
El proyecto de reforma política era una oportunidad muy valiosa para reajustar incentivos y alcanzar una mejor representación política en las corporaciones públicas. Además, era una ocasión para incorporar algunas de las propuestas de la consulta anticorrupción.
Sin embargo, tras ser aprobada en la primera ronda de cuatro debates —de ocho necesarios— en el Congreso y pese a la celebración del gobierno de Iván Duque por este “triunfo”, la reforma se ha deformado en el camino.
El texto aprobado deja por fuera los puntos con mayor potencial reformador y adopta algunas medidas “sin dientes”. El texto final simplemente contenta a los congresistas e introduce sorpresas que solo favorecen a la actual clase parlamentaria. (Lea el análisis).
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