3 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Reflexiones acerca de la lucha de Sipí por la liberación de su territorio

Descripción: escritor

Por Darío Ruiz Gómez

El joven Alcalde de Sipí ha hecho ante periodistas, académicos, trabajadores(as) una sabia distinción entre lo que significa el confinamiento de una población por parte de un grupo de asesinos armados y lo que significa secuestrar a una población mediante la violencia negándole el derecho a sus pobladores a desplazarse y sobre todo a conseguir alimentos para sobrevivir y sobre todo impidiendo que a ellos llegue cualquier clase de ayuda humanitaria.

Todo este lastimoso espectáculo sucediendo ante los ojos del mundo no ha sido condenado por nuestra sociedad. Tanto el confinamiento como el secuestro de una población constituyen delitos de mayúscula gravedad ante los cuales las autoridades de una Nación deben pronunciarse enérgicamente así como en este grave caso los organismos internacionales encargados de que se respeten los Derechos Humanos y de que no se ejerza violencia sobre una población inerme a la cual se intenta someter, caso de Sipí, mediante el hambre.

El secuestro de comunidades enteras en el Chocó es un acto de barbarie que lleva ya cometiendo el ELN con una frecuencia alarmante sin que ninguna autoridad se pronuncie y sobre todo, exija la liberación de esos territorios confiscados como condición no negociable.

¿Cuánto tiempo lo llevo denunciando mostrando a la vez la falacia, el desdén de las autoridades respecto a estas afrentas y la falacia de unas Mesas de Conversaciones en las cuales se cae ingenuamente en “tratar de lograr acuerdos” sobre algo que no puede ser discutido ni puesto en disputa como los derechos inalienables de las víctimas estratégicamente mantenidas en silencio por el ELN y sus colaboradores(as)?

Al escuchar la entrevista con el Dr Lafaurie, Representante del Gobierno en las conversaciones de la Habana nada más comenzar a hablar ya puso de presente su actitud contemporizadora, la calculada teatralidad para eludir las preguntas, tal como con claridad lo señaló el Dr Rafael Nieto.

¿Cuál puede ser el grado de confiabilidad, no dejaré de repetirme, que yo puedo tener respecto a los supuestos representantes de la Ley y la Justicia frente al ELN como Iván Cepeda, como Monseñor Henao, como la señorita Pizarro?

Y la interlocución se basa en contar con criterios diferentes entre quienes pretenden justificar sus tropelías y quiénes de salida deben oponerse a ellas condenándolas abiertamente. ¿No es el Estado de Derecho lo que se supone están defendiendo los representantes de la sociedad?

El Dr Lafaurie no buscaba aclarar lo que ha supuesto su presencia ante unos criminales que en más de 400 acciones armadas se han burlado de unos Acuerdos, sino que pavoneándose con el estiramiento de un cursi politiquero pueblerino lo que buscó fue mostrarnos su casa, su biblioteca e informarnos sobre su enorme cama conyugal.

¿Tan animadas han venido siendo las noches habaneras que Lafaurie nunca se ha dado cuenta de estos atropellos ante los cuales debió oportunamente protestar levantándose de la mesa de Conversaciones?

El país todo ha demostrado una terrible ceguera moral ante el caso de una población condenada al hambre y al sufrimiento por unos mercenarios(as) sin alma.

Sipí representa, repito, el caso de poblaciones secuestradas desde hace años, sometidas al azar de las minas personales y que nunca han contado con la debida solidaridad.

Lo que debe condenarse es esta filosofía totalitaria y su uso de la crueldad contra seres inermes. “Discutir, dice Thomas Paine, con un hombre que ha renunciado al uso y a la autoridad de la razón, y cuya filosofía consiste en despreciar a la humanidad, es como aplicar la medicina a un cadáver o tratar de convencer a un ateo recurriendo a las Sagradas Escrituras”.