7 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Proyectos formativos educativos contra el cambio climático y los depredadores del planeta

Por Enrique E. Batista J., Ph. D. (foto)

https://paideianueva.blogspot.com/

El clima es un bien común, de todos y para todos. A nivel global, es un sistema complejo relacionado con muchas condiciones esenciales para la vida humana. – Papa Francisco en Carta Encíclica Laudato Si’

La “Cumbre sobre la Acción Climática” de septiembre de 2019  abordó  consideraciones sobre los siguientes  seis temas: Uso de la tierra, océanos y zonas costeras, agua, asentamientos humanos, trasnportes, energía e industria (https://bit.ly/2pWw52s).  Se destacó en  la convocatoria de la ONU para esa Cumbre que: Las emisiones han alcanzado nivel sin precedente las que todavía no han llegado a su máximo nivel, las economías nacionales han sido afectadas de manera seria por el cambio climático con un costo que resultará cada vez más grande, existen ya soluciones asequibles y escalables que permitirán tener economías más limpias y resilientes que podrían permitir un incremento en la temperatura global tan bajo como 1.5°C, tomando como referencia los niveles preindustriales si en los próximo 12 años  se reducen las emisiones de carbono. Para ello se requiere  una transformación completa de las economías que se apeguen a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y se lleven a cabo acciones tales como acabar con las subvenciones a los combustibles fósiles y a la agricultura alta en emisiones, promoción y cambio hacia energía renovable y a la agricultura inteligente, fijación de  un precio del carbono  acorde con sus costos por las emisiones, reducción de los riesgos climáticos y de los daños a la salud por la contaminación del aire (https://bit.ly/2Iiy09r).

El secretario General de la ONU propuso trabajar en seis “Carteras de Acción”: 1. Financiación climática y fijación del precio del carbono (movilización de fuentes de financiación públicas y privadas para impulsar la descarbonización y promover la resiliencia). 2. Transición energética (aceleramiento de paso de combustibles fósiles hacia energía renovable y eficiencia energética). 3. Transición industrial (transformación de industrias como la petrolera, siderúrgica, química, cementera, del gas o de las tecnologías de la información). 4. Soluciones basadas en la naturaleza (incremento de la capacidad de absorción y mejora de la resiliencia en silvicultura, agricultura, océanos y sistemas alimentarios, conservación de la biodiversidad, impulso de cadenas de suministros y tecnología). 5. Actuación local y municipal (especial atención a nuevos compromisos sobre edificios de bajas emisiones, transporte público e infraestructura urbana, y resiliencia para las personas pobres y vulnerables). 6. Resiliencia y adaptación (abordar y gestionar los impactos y riesgos del cambio climático, particularmente en las comunidades y naciones más vulnerables).

Fuente: https://bit.ly/2Iiy09r

Y se agregó:  1. Estrategia de mitigación a corto y largo plazo para alcanzar metas del Acuerdo de París. 2. Compromiso de los jóvenes y movilización de todas las personas para que actúen contra el cambio climático, y 3. Impulsores sociales para avanzar en las áreas que afectan al bienestar de la población (contaminación del aire, creación de puestos de trabajo dignos, refuerzo de las estrategias de adaptación climática, y la protección de los trabajadores y de los grupos vulnerables).

A estos tres componentes hay que agregar la intensa formación de niños y jóvenes en las instituciones educativas sobre la naturaleza y amenaza real del cambio climático y formulación de trabajo en proyectos colaborativos para que comprendan el fenómeno y trabajen para ser agentes activos en sus comunidades para la mitigación del cambio climático.

Esta Cumbre fue precedida por la bien sonora “Cumbre de la Juventud sobre el Clima” (https://bit.ly/2kTzVHj), en la cual miles de jóvenes activistas, innovadores, emprendedores y promotores de todo el mundo comprometidos con la lucha contra el cambio climático se reunieron en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York para presionar a los jefes de Estado, diplomáticos mundiales, empresarios, industriales y a las grandes empresas transnacionales para que concreten e impulsen acciones efectivas para prevenir el cambio climático. Los jóvenes pudieron mostrar las acciones que ellos mismos están liderando para detener ese cambio. Clamaron que ya es suficiente y que no desean, entre otras reclamaciones, más combustibles fósiles.

Sus demandas, proyectos y realizaciones son prevenir el cambio climático y detener sus nocivos efectos. Siguiendo ese liderazgo internacional los estudiantes, desde preescolar hasta universidad, necesitan formarse con una conciencia ética frente a la sociedad universal que sufre los males del cambio climático. Esa conciencia es también para que se formen como consumidores inteligentes y dejar de ser presa fácil del consumismo, de la promoción que los seduce a comprar y gastar en las novedades de cada día independiente de la manera cómo en su fabricación dañan el medio ambiente, la calidad de vida en el planeta y contribuyen de manera inclemente a acumular desperdicios que afectan a todos, incluida la basura tecnológica.

Así, llegar a ser consumidores inteligentes conlleva a la formación para indagar de manera crítica por los modo de producción ambientalmente sanos de los productos que se ofrecen. Es renunciar al posicionamiento comercial de marcas que inducen a consumo impropio para estar con la moda del momento, es abstenerse de usar y ser capaces de boicotear productos de uso diario que dañan el medio ambiente y que contribuyen al cambio climático con sus devastadores y ruinosos efectos. Serán acciones inteligentes para adquirir los productos estrictamente necesarios y que respondan a la sostenibilidad ambiental.

Compete a todas las instituciones educativas impulsar proyectos educativos, no como una asignatura, sino como procesos de formación ética y moral sobre el valor de la vida en el planeta. El asunto no se reduce a consumir para reciclar; más bien se busca que todos conozcan, cuiden, protejan y exijan acciones que garanticen el derecho a la vida, a la salud plena, al medio ambiente sano. Compete a todos los ciudadanos adquirir la conciencia y el compromiso de hacer uso de energías limpias, quitar el énfasis a la energía basada en recursos fósiles, exigir que las oficinas públicas y de las distintas organizaciones y fábricas sean eficientes en el uso de los recursos de energía, asegurar agua potable para los humanos y saludable y limpia para todos los animales y plantas del planeta.

La lucha y acciones contra el cambio climático es un asunto de ciudadanía local, pero en especial de ciudadanía planetaria ahora que la podemos ejercer muy bien por conducto de muchas y muchas redes sociales. Pasó el tiempo de las declaraciones, los acuerdos y demás convenios que poco efecto han tenido en detener el deterioro ambiental. El presidente Bolsonaro del Brasil debe reconocer que la selva amazónica es un patrimonio universal, de toda la humanidad, y no de su país; debe reconocer también que la selva amazónica es un ecosistema, o sea una integración armónica de partes vitales y que cualquier perturbación que por su indolencia se produzca en el Brasil afectará la calidad de vida no sólo en los nueve naciones (incluida la Guayana Francesa) que hacen parte de la cuenca amazónica sino de todo el mundo. Su proyecto de construir una carretera de 600 kilómetros en nuestra selva es atropello contra todas las formas de vida en el planeta, de los derechos ancestrales de los aborígenes que en ella habitan. Nos corresponde a todos oponernos a semejante despropósito de irremediable daño ambiental.

Otras manifestaciones que lleven a compromisos ciertos es consiste en buscar logra que las construcciones escolares sean ecoeficientes, suprimir en ellas los plásticos de un solo uso, estar dotadas de energía generada por medios ambientalmente sanos (solar y eólica, por ejemplo), entender el valor y los procedimientos para generar compostaje y también modos de usar las basuras para producir energía, tomar con apadrinamiento quebradas, humedales, playas y ríos para su conservación así como de las especies animales que viven en ella o alrededor de ellas,  mantener los bosques de galería como medio indispensable para la supervivencia de los ríos y de muchas especies animales que en ellos habitan.

Las escuelas también pueden adelantar proyectos de ciencias (naturales y sociales) integradas para conocer procesos productivos, aplicar tecnologías adecuadas, fertilizantes naturales, control biológico de plagas y otro conjunto de conocimientos y estrategias como parte de procesos formativos ya en huertas escolares o en campos o granjas más amplias donde puedan poner en práctica y validar sus conocimientos. Experiencias hay abundantes en el país, entre ellas las que ha liderado el profesor emérito de la Universidad de Antioquia Tito Machado en la cual los alumnos, maestros y los miembros de la comunidad, consolidan una experiencia de innovación social, construyendo huertas agrofamiliares sostenibles para mejorar la seguridad alimentaria y nutricional, conocer el componente social y científico de los procesos de cultivo, usar abonos orgánicos y modos de proteger las fuentes de agua y la preservación de flora, fauna y suelos. La experiencia innovadora demuestra que se logra mediante prácticas agroecológicas cultivar alimentos sin afectar de manera negativa el ambiente, a la vez que se preserva la agrobiodiversidad.

Movilizar y sensibilizar es tarea de los jóvenes que ha respaldado bien Su Santidad el Papa Francisco al condenar los atropellos que se cometen con la destrucción de la selva amazónica. Anotó, a raíz de los incendios en la Amazonia, a los obispos de los países que forman parte de esa selva que: “El fuego devorador, en cambio, avanza cuando se quieren llevar adelante las propias ideas, quemar la diversidad para homologar todo y todos.”