14 noviembre, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Pragmatismo vs ideologismo en la transición energética 

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Jose Hilario Lopez

José Hilario López 

El pragmatismo identifica la realidad con el conjunto de la experiencia subjetiva, de las sensaciones. Lo que distingue esa variedad del idealismo subjetivo, es que reduce la verdad a lo que es prácticamente útil, ventajoso. Lo verdadero es lo útil, dicen los pragmáticos. 

 Ideologismo o la pérdida de la razón; o lo que es lo mismo: anteponer una idea o doctrina sobre cualquier circunstancia y la misma realidad: a los datos empíricos, a la ciencia, a la aplicación de la ley o al simple sentido común. 

La transición energética y el cambio climático están directamente relacionadas, pues el objetivo del proceso es reemplazar gradualmente las energías no renovables, es decir, las que se generan a partir de combustibles fósiles, por energías renovables, obtenidas de fuentes inagotables, como la eólica y la solar. Transición es un proceso de sustitución gradual, diferente a revolución o ruptura radical con el pasado.  

Con esta nota introductoria quisiera tratar de interpretar el conflicto que ha creado nuestra actual ministra de Minas y Energía con sus declaraciones marcadamente ideologizantes, en contra de la industria de hidrocarburos, sostén de las finanzas públicas colombianas. 

Sea lo primero precisar que la transición energética, en la que todos debemos estar de acuerdo, tiene costos y que, hasta ahora, la única fuente para su financiación que dispone el país se relaciona con los impuestos y regalías provenientes de la explotación de los hidrocarburos y de los minerales. Privar al fisco nacional y a las regiones de los ingresos generados por sector minero energético, sería perpetuar la condición de pobreza que sufre nuestro pueblo. 

Como lo hemos venido sosteniendo en columnas anteriores, suprimir de tajo las emisiones de gases de efecto invernadero que genera Colombia, menos del 0,6% del total mundial, en la práctica es irrelevante y, por lo demás, nadie va a venir a agradecérnoslo, ni mucho menos a compensarlo. Lo que si requerimos es cooperación internacional para frenar la deforestación acelerada de nuestra selva amazónica, el gran pulmón para la captura del CO2 emitido por los países industrializados, principalmente Estados Unidos y China. 

Veamos sólo el caso del gas natural, el llamado príncipe de los energéticos por su alto contenido calórico y sus bajas emisiones de CO2 en el proceso de combustión, recurso esencial para la transición energética hacia las energías renovables no convencionales (ERNC). El gas natural como cualquier otro combustible produce CO2; sin embargo, debido a la alta proporción de hidrógeno-carbono de sus moléculas, sus emisiones son un 40-50% menores de las del carbón y un 25-30% menores de las del fuel-oil. 

En 2021 las reservas de gas de Colombia totalizaban 3,1 terapíes cúbicos, que alcanzan para sólo 8,1 años de consumo por los sectores doméstico, industrial y eléctrico.  A principios del presente mes de octubre Hocol, una empresa del Grupo Ecopetrol, anunció un descubrimiento de gas natural con el pozo Coralino localizado en el municipio de Pueblo Nuevo, departamento de Córdoba. Coralino es el segundo descubrimiento de gas natural que se anuncia durante el presente mes, luego de Claxon, un pozo perforado por la canadiense Canacol Energy en el municipio de La Unión, departamento de Sucre, una zona donde opera desde hace varios años y en la cual ya ha reportado otros hallazgos adicionales. Canacol también anunció que se encontraron reservas adicionales de gas natural en un pozo llamado Canaflecha-2, localizado en el municipio de Sahagún, Córdoba.  

Por otro lado, Canacol se está preparando para perforar cuatro pozos de exploración más en el próximo mes de noviembre, que podrían resultar en nuevos hallazgos de gas natural. El primero es Saxofón, ubicado en el departamento de Sucre. El segundo pozo, Chimela, está localizado en el municipio de San Martín, Cesar. También se perforarán los pozos Dividivi, en San Sebastián de Buenavista (Magdalena) y Natilla, en El Roble (Sucre). Estos potenciales descubrimientos se convierten en una nueva oportunidad para seguir incrementado las deficientes reservas de gas natural de Colombia. 

 En los últimos 6-9 meses han ocurrido dos grandes descubrimientos de gas natural mar afuera: Uchuva 1, cercano a Santa Marta, por una asociación de Ecopetrol con Petrobras y Gorgón 2 por Ecopetrol en asociación con Shell, localizado frente a Puerto Escondido y Arboletes en el Departamento de Córdoba. 

Ante estas expectativas y la importancia del gas natural para nuestra soberanía energética en tiempos de transición hacia las ERNC, que incluso podría dar lugar a exportaciones, nadie entiende poque el gobierno del presidente Petro ha asegurado en varias oportunidades que no volverá a adjudicar nuevos contratos para la exploración y producción de petróleo y gas natural. Estamos ante el mayor desafuero que país alguno pueda siquiera imaginar, que esperamos que sea revisado en su totalidad, para lo cual lo primero que se requiere es un ministro de Minas y Energía, que entienda la importancia del aprovechamiento racional de nuestros recursos minero-energéticos para el desarrollo nacional y el bienestar de todos los colombianos. La señora ministra de Minas y Energía debe dar un paso al costado y aceptar que está en el lugar equivocado.  

P.S. El director de Crédito Público del Ministerio de Hacienda, José Roberto Acosta en declaraciones de ayer a Noticias Caracol, con respecto a los nuevos contratos de exploración de hidrocarburos dijo:  (..) “que se revisarán los números y de acuerdo a ese marco fiscal de mediano plazo, y el trabajo técnico con el Ministerio de Hacienda se replanteará la posición inicial, para considerar el tema de mayores exploraciones en materia petrolera, que constituye una fuente de inversión valiosísima dentro de los recursos fiscales, dentro de las rentas que recibe la nación por utilidades de las empresas dedicadas a la explotación de hidrocarburos y carbón (..)”. Una voz sensata de pura estirpe pragmática de uno de los técnicos que le colaboran al ministro José Antonio Ocampo, quien nos ha asegurado que no cometerá locuras, ni las dejará cometer, mientras sea parte del Gobierno Nacional.