26 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Maestros analógicos y maestros digitales

Por Enrique E. Batista J., Ph. D.

https://paideianueva.blogspot.com/

Llega esa fecha del año en la que conmemora el “Día del Maestro”.

El mundo se  mueve entre lo análogo y lo digital. Un reloj análogo, por aceptada convención permite inferir la hora del día, solo por analogía, leyendo dos manecillas, la horaria y la minutera. Pudo ser de otro modo, por ejemplo que los  números estuvieran en lugares diferentes  o distribuidos  en 24 y no en 12 horas. Así, por analogía leemos e inferimos que son las 10 y 10. Por su parte en un reloj digital, dada su operación de funcionamiento binario, se leen en la pantalla los números 10:10 y hasta los segundos en  ciclos de 12 o 24 horas según el deseo de quien lo usa.

[Un paréntesis. En las tiendas de relojes los analógicos usualmente están detenidos a las 10 y 10. En la edad media se honraba la crucifixión del Mesías marcando esa hora, “la hora de Cristo crucificado”. Así se ha mantenido la tradición].

Muchos en el mundo en mitad de la crisis educativa que causa el COVID-19 han empezado a descubrir el valor de la escuela y de los maestros. Los escépticos sobre la valía de la educación y de la escuela han recibido una lección inesperada recordándoles que la institución social llamada “escuela” está ahí, que existe, que es crucial e importante para la vida de todos. “Se sabía, se les dijo, se les advirtió, no quisieron hacer caso y” … la pandemia se los tragó.

También han sido muchos los maestros que, además de añorar su diario contacto con los alumnos y colegas en los ambientes físicos escolares, han redescubierto que su trabajo hace la diferencia, que su trabajo es  más que importante y que les importa la suerte de sus alumnos y el futuro de todos en esta sociedad desigual.

Muchos adultos por primera supieron de la existencia o de las bondades de los procesos formativos escolares apoyados con diversas tecnologías no presenciales. Visualizaron a la carrera, por fuerza de abrumadoras circunstancias, el potencial educativo, social y comercial de  las  video conferencias, de los chats y video chats, de las plataformas de videos, de las redes sociales y de los dispositivos móviles digitales. También han descubierto (o recordado) que la televisión desde siempre tuvo y tiene un potencial amplísimo para la educación tal como lo ha tenido la radio. Muchos, incluidos maestros, por primera vez se enteraron o entraron en contacto con plataformas digitales para para apoyar el aprendizaje de sus alumnos.

También han sido muchos los que han reconocido que hay multitud de sitios web con plataformas y portales focalizados para apoyar procesos de aprendizaje escolares, los que han sido lideradas por gobiernos, fundaciones, organizaciones  sin ánimo de lucro y por empresas de software y hardware con una variedad amplia de recursos de aprendizaje que facilitan el trabajo de maestros y padres de familia con base en las cuales  se puede apoyar el progreso de cada alumno de manera individual, fomentar el trabajo escolar colaborativo y crear comunidades académicas en línea de alumnos y de maestros.

Se ha aprendido que en los ambientes digitales  hay reconocidas estrategias y recursos para la formación en ética y valores, así como para la promoción de la innovación social y la creatividad  en los campos de la ciencias (naturales y sociales), el arte y la cultura.  Se han conocido y compartido iniciativas exitosas de aprendizaje activo, edificador de la inteligencia humana y pertinente, basadas en problemas, basadas en proyectos, en retos o en desafíos emocionales. Se han hecho evidentes que existen las aulas virtuales, las aulas sin paredes y bibliotecas sin libros físicos, así como también las bibliotecas digitales, bases de datos de libros y revistas digitales de acceso abierto, laboratorios digitales en red y gratuitos y una amplia variedad de recursos digitales abiertos (open access o gratuitos) para promover altos niveles de logros escolares desde preescolar hasta la universidad.

Llegó la pandemia y se sabía desde hace tiempo, aunque algunos lo descubren o redescubren  sólo ahora, que hay un número grande de computadores y de tabletas que los gobiernos han entregado a las escuelas los cuales permanecen como el primer día: sin usar y  esperando recibir los oleos que les señalen que están desactualizados tanto en el hardware como en el software que tienen incorporados.

Además, gobiernos y legisladores han llegado a reconocer que  maestros, alumnos y  padres de familia carecen no sólo de computadores o de planes de datos para sus PC, tabletas o dispositivos móviles  sino de acceso a Internet, especialmente en los sectores pobres urbanos y rurales, y  que quienes tienen ese acceso logran conexiones con insuficiente ancho de banda. Acceso, que en esta sociedad informatizada que requiere recursos humanos para la ciudadanía, la vida solidaria y pacífica y los trabajos de la cuarta revolución industrial, es de necesidad insoslayable.

A esta situación calamitosa se agrega que en la emergencia pandémica, cuando hay un solo computador en la casa es difícil que varios hijos, en distintos grados escolares o semestres universitarios, puedan utilizarlo a la vez y con la oportunidad requerida. Se reconoce hoy y se  clama que no se  tiene conectividad o que el ancho de banda es insuficiente por pequeña. Por ello hay que reiterar que “se sabía, se les dijo, se les advirtió, no quisieron hacer caso y” … la pandemia se los tragó.

La pandemia  ha servido de base para insistir que el acceso a la información precisa y actualizada es un derecho esencial para el ejercicio de la ciudadanía y para el buen enseñar y aprender.  También ha mostrado, en especial a escuelas y universidades privadas, que los alumnos no pueden pagar los altos costos de las matrículas si  sus padres o ellos han sido despedidos de sus trabajos.

Los ambientes para la enseñanza y el aprendizaje son hoy a la vez analógicos y digitales, interconectados de manera inseparables. No hay manera en que un maestro o alumno hoy no sea digital o rehúya serlo. Toda enseñanza, o proceso formativo ciudadano, articula de modo esencial recursos tecnológicos digitales para alcanzar niveles altos de motivación y aprendizajes significativos. Sólo si se negase esto valdría la pena hablar de maestros analógicos y de  maestros digitales. Conviene, en esta comparación, no confundir  la enseñanza y el aprendizaje por analogía, el uso y promoción de la cual es un  proceso cognitivo de alto nivel que siempre se desea estimular; el razonamiento por analogía está en la base de todo escrito y de toda teoría  o modelo científico.

 Se aprende en un mundo que hoy no diferencia entre lo analógico y lo digital, en donde lo llamado “virtual” es tan real como la realidad misma. O sea, maestros, alumnos y padres de familia viven la  realidad de lo virtual y la virtualización de lo real lo que de todos modos han configurado un modo particular de vida en estos tiempos.

Es claro que los maestros y alumnos no pueden cambiar sus estilos de enseñanza  y de aprendizaje  escolar de la noche a la mañana, más cuando están atados a una  maraña de requisitos normativos y burocráticos que niegan y obstaculizan la innovación pedagógica. Sabemos que aunque hay todavía algunos maestros analógicos reticentes al cambio, muchos otros han carecido del respaldo o  no han la  tenido la oportunidad para cualificarse en la incorporación de innovaciones pedagógicas apoyadas en los desarrollos tecnológicos digitales.

Las tecnologías digitales de por sí no harán las diferencias. El éxito está en el maestro, los medios creativos e innovadores que emplee y las mediaciones pedagógicas puestas en práctica. Se trata de ambientes  pedagógicos de interacción productiva entre maestros y alumnos, entre estos y los medios para enseñar y aprender y entre los alumnos. Y también de todos con los contenidos validados en múltiples ambientes de aprendizaje más allá del aula y de la escuela con apropiadas estrategias para promover el progreso constante de cada alumno lejos del improductivo ritual nada educativo de las calificaciones punitivas.

Los ambientes novedosos e interactivos de aprendizaje fundamentan su éxito en el conocimiento, puesta en práctica y actualización recurrente por cada alumno de su propio ambiente personal de aprendizaje (PLE) y en la promoción de sus procesos metacognitivos (que en resumen indaga cómo aprende y cómo puede seguir aprendiendo más y mejor). De todo ello depende el éxito o fracaso  de una escuela innovadora, trasformadora con estudiantes bien formados en la autonomía cognitiva, social, política y moral.

Un maestro es un “buen” maestro. Si no tiene esa adjetivación no lo es; posiblemente sea un mero docente, que es aquel que “dicta” o llena contenidos. Hoy todos nosotros aprendemos en las escuelas y universidades regidas por el maestro. Será un maestro exitoso independiente de los ambientes que pueda utilizar para alcanzar mejores logros escolares: presencial, presencial digital asistida, telepresencia, digital, virtual, de realidad aumentada, a distancia o híbrida. Proponer un sólo enfoque válido para todos, en todas las circunstancias, ha sido parte de la tragedia y del error.

Para el Día del Maestro reiteramos que algunos han descubierto el valor de un Maestro.

MAESTRO, M-A-E-S-T-R-O, así con mayúsculas, y  con énfasis, para resaltar la valía esencial de su trabajo en creación de una sociedad democrática, pacífica, justa, igualitaria e inclusiva.